En la madrugada de este lunes (17.8.2015), un grupo de activistas del medioambiente volvieron a protestar contra la extracción de carbón en el valle del Rin. Según informa la Policía, ocho personas se encadenaron a cuatro andenes del ferrocarril en Hambach y tuvieron que ser liberados por medio de equipos especiales.

El ferrocarril es propiedad del grupo empresario RWE Power, y con él se transporta carbón de la mina de Hambach hasta las centrales de RWE en la región. Dicho transporte se paralizó debido a la acción de protesta.

Presión sobre la clase política

Los manifestantes opinan que las minas son los mayores productoras del dañino dióxido de carbono (CO2) en Europa, y con sus protestas, bajo el lema de “Se acabó” (Ende Gelände), quieren llamar la atención sobre los efectos nocivos para el medioambiente de la industria carbonífera, que hace que desaparezcan pueblos enteros en la región. Su objetivo es, asimismo, poner bajo presión a la clase política, en el marco de la Conferencia sobre el Clima de París, en diciembre próximo.

El sábado pasado, cerca de 1.200 personas que manifestaban contra la extracción de carbón ocuparon una grúa en la mina de Garzweiler, por lo cual RWE Power detuvo las operaciones por motivos de seguridad. La Policía informó que se presentaron denuncias contra 797 activistas por allanamiento ilegal de propiedad y territorio, violación de la ley de portación de armas y por obstaculizar el desempeño en una empresa estatal. Las protestas habían sido anunciadas con mucha anticipación.

Nuevas protestas, el domingo

Un portavoz de la acción de protesta criticó la intervención policial de “brutal”, y la actitud de los manifestantes como “desobediencia civil”. Según él, la Policía usó en una encerrona gas pimienta y bastonazos contra los manifestantes. La organización civil señaló que hubo 200 heridos, mientras la Policía habló de 36 heridos, entre ellos, 15 Policías.

Para el próximo fin de semana se planean nuevas protestas. El grupo Lebenslaute dará el domingo (23.8.2015) un concierto en Kerpen-Manheim, el hogar del excampeón de Fórmula Uno Michael Schumacher, amenazado de desaparecer por la actividad minera a más tardar en 2022. En 2013 se comenzó a evacuar a los habitantes del lugar, que hoy ya se asemeja a un pueblo fantasma.