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EconomíaEl Salvador

¿Continuará la magia de Nayib Bukele?

Luis García Casas
30 de mayo de 2024

El presidente de El Salvador, flexibilizando las leyes y esgrimiendo sus logros en seguridad, arranca un segundo mandato. Pero la inseguridad ya no es la principal preocupación de los salvadoreños, sino la economía.

El presidente de El Salvador, durante la apertura de las oficinas de Google en San Salvador. "Esto es un ejemplo de que El Salvador ya no es el mismo país que era antes. Este hermoso edificio, ahora, con el rótulo de Google, es una muestra de esto", dijo el presidente Bukele.
Inauguración de las oficinas de Google en El Salvador el pasado 15 de abril. Nayib Bukele ha demostrado tener mano dura, ahora necesitará mano izquierda y que la mano invisible del mercado acompañe.Imagen: Camilo Freedman/SOPA Images/Sipa USA/picture alliance

Este sábado (01.06.2024), Nayib Bukele arranca su segundo mandato como presidente de El Salvador tras ser reelegido con una aplastante victoria electoral. Sus éxitos en materia de seguridad dejaron "pulverizada" a la oposición. Sin embargo, la principal preocupación de los salvadoreños, según una encuesta poselectoral de la Universidad Centroamericana, ya no es la inseguridad, sino la economía, el desempleo y el alto costo de la vida. Curiosamente, el 42 % de los encuestados decía no saber qué es la democracia y sólo un 9, 6% la definía como "poder elegir gobernantes".

"Dictador cool"

Para Alejandro Álvarez, director de la licenciatura de Economía en esa Universidad, cualquier análisis debe partir de que se trata de "un gobierno inconstitucional". "Inconstitucional y autoritario", remarca. "Nayib Bukele le va a pasar el bastón presidencial a Nayib Bukele" y eso, recuerda, está prohibido por la Constitución. Una Constitución, lamenta, cada vez más flexible.

Bukele se ha burlado de las críticas definiéndose a sí mismo como el "dictador más 'cool' del mundo mundial" y hablando de "la primera vez que existe un sistema de partido único en democracia". El presidente salvadoreño se ha convertido en un maestro del marketing político. No en vano, abandonó los estudios de Derecho para empezar a trabajar a los 18 años en la agencia de publicidad de su padre, encargada de las campañas del FMLN. Esa fue su escuela.

Retos económicos: de la mano dura a la mano invisible

Pero más allá de sus habilidades propagandísticas y comunicativas, este nuevo mandato se enfrenta a problemas complicados, sin una solución policial. Álvarez enumera: la pobreza, que se ha incrementado seis puntos en el último año hasta alcanzar al 24 % de la población; la deuda, que supera los 30.000 millones de dólares y que paga intereses cada vez más altos; o las dificultades del acceso a la vivienda, cada vez más cara.

Para el profesor de Economía, además, no está tan claro que la mejora en la situación de seguridad, con gran parte de las mafias pandilleras entre rejas, vaya a suponer más inversión extranjera para el país. "Las inversiones siguen siendo de las menores en la región, por debajo que incluso Nicaragua", recalca. Y es que las grandes inversiones contratan su seguridad privada, explica. Y, además, "estamos dolarizados y eso hace más caras las inversiones en El Salvador".

¿Fracaso del Bitcoin?

En 2001 El Salvador sustituyó el colón por el dólar estadounidense como moneda oficial. Veinte años después, el presidente Bukele convirtió, con gran revuelo, a El Salvador en el primer país del mundo en aceptar el Bitcoin como moneda de curso legal. Su impacto económico real, sin embargo, ha sido, según el profesor Alejandro Álvarez, nulo. Incluso ahora que vuelve a batir récords.

Antulio Rosales está de acuerdo: "en términos generales, ha sido un fracaso". Él es profesor asistente en la York University de Toronto, en Canadá, pero ha estudiado sobre el terreno la implantación del Bitcoin en El Salvador. Y la contrasta con los propios objetivos del gobierno al anunciar la medida: bancarizar a la población excluida, facilitar el envío de remesas al suprimir las comisiones y atraer inversiones extranjeras en sectores como el turismo o las nuevas tecnologías.

El pasado 1º de mayo tomó posesión la nueva Asamblea Legislativa. De los 60 diputados, 54 pertenecen al partido Nuevas Ideas del presidente Nayib Bukele.Imagen: Alex Pena/Anadolu/picture alliance

Por centrarnos en uno de estos aspectos, en 2023 sólo el 1 % de los 8.181 millones de dólares que llegaron en forma de remesas a El Salvador lo hicieron por alguna de las billeteras digitales, según datos del propio Banco Central de Reserva. Es, por cierto, la principal vía de financiación del país. Por comparar, las exportaciones supusieron 6.498 millones y la inversión extranjera directa, 750 millones.

"Los objetivos que se plantearon inicialmente no se han cumplido; no obstante, el gobierno sigue mostrándose orgulloso por esta política, lo que te hace preguntarte si es que efectivamente no ha habido otros objetivos que el gobierno ha buscado con esto", advierte. Sus entrevistas sobre el terreno apuntan a que "puede haber otros intereses que tienen que ver con el enriquecimiento de ciertos grupos políticos asociados al Chivo Wallet". Y tampoco descarta "un deseo pecuniario de enriquecimiento propio personal". Es difícil pensar que un tan entusiasta defensor del Bitcoin no haya invertido personalmente en él.

Opacidad y corrupción

Las críticas por la falta de transparencia en toda la administración salvadoreña, que denuncian los grupos opositores y que allana el camino a la corrupción, se dan también respecto a la inversión estatal en Bitcoin, clave en las negociaciones con el FMI. En respuesta, el gobierno lanzó recientemente un portal de información. Pero quedan muchas cuestiones en el aire, dice Alejandro Álvarez, empezando por "en manos de quién está la billetera". ¿A qué nombre, quién tiene las claves?

Bukele hizo célebre el eslogan "el dinero alcanza cuando nadie roba", pero lo cierto es que con su política de opacidad no rinde cuentas ante los ciudadanos. Con la opacidad y con las leyes a medida que, con su incontestable mayoría parlamentaria, puede aprobar. Como la ley Alabí, que otorga inmunidad a las compras irregulares durante la pandemia, o, más recientemente, la "modificación a la ley en la cual los funcionarios públicos pueden participar directamente como oferentes de servicios al estado", cita Álvarez. Y ejemplos de corrupción no han faltado.

Caso COSAVI

El último, el caso COSAVI, un fraude con una cooperativa financiera en el que sus gestores desviaron 35 millones de dólares a Estados Unidos y Alemania. Su alcance para la economía salvadoreña es limitado, pero Álvarez cree "que hay que darle más peso de lo que uno cree, porque es quizás como la punta del iceberg de algo más grave que no sabemos".

Él recuerda que hubo un caso similar a finales de los noventa en el que estuvo implicado el partido entonces en el poder, Arena. "En el caso de COSAVI, hay un vínculo con el partido del presidente", explica. "Está comprobado que hizo pagos para las campañas de Nuevas Ideas", asegura.

Baila la bala

En la mayoría de fiestas en El Salvador no puede faltar la cumbia. Y una de las más bailadas es "La bala" de los Hermanos Flores (versión que compusieron tras una actuación en una fiesta del dictador nicaragüense Somoza en Managua). En un país acostumbrado a la violencia, a nadie le choca su letra: "la bala, baila la bala y la tienes que bailar, porque si tú no la bailas, te la pueden disparar".

"Al parque al que antes no podías ir porque estaban los mareros, ahora no puedes ir porque si te ven algo sospechoso, te llevan preso", dice Álvarez. "Es una de cal y una de arena, como decimos aquí... han sustituido una inseguridad por otra, la inseguridad de las maras por la inseguridad jurídica", concluye. Y para la economía, esta es casi peor. El régimen de excepción continúa, la movilización policial continúa y el baile continúa... a partir de este sábado. Y el que deje de bailar al son de Bukele, ya sabe. (ee)

El Salvador se está convirtiendo en un Estado policial. "No son pocos los casos de personas que fueron capturadas por denuncias por Twitter", ejemplifica Alejandro Álvarez.Imagen: Alex Pena/Anadolu/picture alliance
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