Auspiciados por el Gobierno de Ahmadineyad, expertos e investigadores de 30 países, asisten en Teherán una conferencia de dos días sobre el Holocausto y el uso de las cámaras de gas en la Alemania nacionalsocialista bajo el título: "El Holocausto, la visión global".

Contra la opinión internacional, el ministro de Exteriores iraní Manuchehr Mottaki, abrió el evento justificando el proceder de su gobierno como necesario para aclarar el pasado, y criticando a Occidente por impedir la revisión de sucesos históricos: "el objetivo de esta conferencia no es negar o confirmar el Holocausto".

Refiriéndose a varios países como Alemania, Austria o Francia, donde la negación del Holocausto está tipificada como delito, Mottaki calificó el evento como un foro que ofrece libertad a los ponentes para plantear sus teorías: "La intención es dar una oportunidad a pensadores que no pueden expresar libremente sus opiniones sobre el Holocausto en Europa."

"Si se pone en duda la versión oficial sobre el Holocausto, la identidad y existencia de Israel también se pondrán en duda", agregó Mottaki. Para el ministro iraní, la conferencia podría anticipar la creación de una comisión de esclarecimiento de la verdad.

Rechazo internacional

Ante la "provocación" iraní, representantes del Gobierno alemán no tardaron en criticar a Teherán calificando la cita como un foro de propaganda anti-sionista que pretende negar el Holocausto. El presidente del Parlamento alemán, Norbert Lammert, apuntó que el objetivo de la conferencia es "fortalecer el resentimiento anti judío".

"Condeno explícitamente todo intento de que, bajo el pretexto de la libertad científica y la objetividad, se ofrezca un foro abierto a la propaganda antisemita", declaró Lammert en una carta dirigida al presidente iraní.

El presidente del Bundestag se sumó así a la opinión del Gobierno federal que ya había rechazado la conferencia convocando incluso al representante diplomático iraní al ministerio de Exteriores de Berlín.

Poco antes de su visita a Alemania, también el primer ministro israelí, Ehud Olmert, mostró su rechazo calificando la conferencia como un "fenómeno enfermizo". El foro fue calificado por su gobierno como una "iniciativa cínica" por cuestionar el genocidio de seis millones de judíos durante la Segunda Guerra Mundial.

Conferencia en Alemania

Como respuesta, en la capital alemana se organizó una jornada contra las tendencias antisemitas y la negación del Holocausto destinada a mandar una señal al Gobierno de Ahmadineyad.

Refiriéndose a la conferencia de Irán, Thomas Krüger, de la Central Federal para la Formación Política calificó de absurdos los argumentos de Teherán. En la reunión se advirtió además del peligro de avance de la propaganda antisemita en Alemania, actitud que aúna a grupos islamistas con la ultraderecha.