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COP24: malos tiempos para el clima

Jens Thurau
1 de diciembre de 2018

Tras la euforia de París en 2015, los activistas del medio ambiente vuelven a reunirse en Polonia. Desde el júbilo de 2015, los tiempos han cambiado dramáticamente. Aún así, hay esperanza, opina Jens Thurau.

Polen - 24. Weltklimakonferenz in Katowice - COP24
Imagen: picture-alliance/dpa/F. Dubray

Previo a la cumbre mundial sobre el clima en Polonia existe un ambiente de raro consenso: políticos, funcionarios gubernamentales, representantes de los grupos ecologistas y científicos difunden un cierto optimismo obstinado. Todos parecen estar señalizando que, a pesar de todas las malas noticias, no se rendirán en la lucha contra los gases de efecto invernadero.

Y es que ya se ha logrado mucho: cada vez más países están invirtiendo en energías renovables. Ahora, en Polonia, se trata de concretar las vagas promesas hechas previamente en París. Todos juntos. Tanto los países ricos como los pobres.

Sombras oscuras

Ojalá no estuviese la sombra oscurece esta conferencia sobre el clima, gracias a la decisión del año pasado del presidente estadounidense, Donald Trump, de sacar a Estados Unidos del Tratado de París. Ahora Brasil, bajo el nuevo presidente nacionalista Jair Bolsonaro, podría tomar el mismo rumbo. Para empezar, la conferencia del próximo año, planeada para celebrarse en la capital brasilera, ya fue cancelada por Bolsonaro.

Jens Thurau, redactor de DW en Berlín.

Las emisiones están aumentando nuevamente en todo el mundo y el objetivo de que el aumento de la temperatura media global no supere los 2 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales, establecido en París, no parece estar implementándose. Y no solo en Estados Unidos y Brasil, sino también en Australia y en muchos países de Europa del Este, donde los acuerdos multilaterales basados en simple buena voluntad no gozan actualmente de popularidad, por decirlo suavemente.

¿Y Alemania? Aunque protege abiertamente el clima, Berlín no ha logrado sus propios objetivos climáticos de cara al 2020. Ahora, deberá prepararse para un acalorado debate sobre la urgencia de reducir la minería de carbón, algo que podría tomar mucho tiempo.

Es por eso que la esperanza viene en este minuto desde abajo, desde la base. Ciudades, comunidades y empresas privadas en Estados Unidos, por ejemplo, están unidas a favor de contrarrestar el cambio climático, ignorando la línea que lleva Trump y su Gobierno. Los jóvenes en Alemania, tras años de pasividad, han vuelto a manifestarse a favor del medio ambiente. Y cada vez más personas están entendiendo lo que urge hacer, más allá de la reestructuración de la economía: poco a poco se empieza a consolidar un nuevo movimiento en las grandes ciudades. El coche con motor de combustión interna todavía sigue estando vigente, pero ciertamente, no por mucho tiempo. Así que existen motivos para mirar con cierto optimismo hacia el futuro.

Hacer la tarea 

En Alemania, las recientes elecciones estatales y el auge del Partido Verde demuestran que muchas personas consideran que el cambio climático es uno de los problemas más apremiantes de la humanidad. Por otro lado, en todo el mundo, los populistas de derecha asumen crudas teorías conspirativas contra la abrumadora consideración científica de que el cambio climático ha sido provocado por el ser humano.

Así, en el actual contexto, en la conferencia de la ONU en Katowice, no queda más que, contra todo pronóstico, hacer la tarea: recolectar dinero para los países pobres, darle vida al Tratado de París, y esperar tiempos mejores, con ayuda de la presión de las bases.

(few/rml)

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