En abril de 2007, Estados Unidos presentó una queja oficial contra China ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). De China procede un quinto de los productos falsificados que circulan en el mercado internacional. Un 60% se fabrica en Asia. México, Brasil, y el área latinoamericana en general, se encuentran igualmente entre los grandes productores de copias, pero también Turquía y Rusia destacan en el arte de imitar.

Cada año, la piratería causa unas pérdidas que superan los 120.000 millones de euros. Sólo a las empresas germanas, los plagios les cuestan 25.000 millones de euros anuales. En Pekín, la denuncia estadounidense no ha sentado muy bien. La Unión Europea, pese a no descartar seguir el procedimiento norteamericano, antepone el diálogo. También Alemania prefiere comenzar con palabras, y ya tiene lista alguna que otra propuesta que pondrá sobre el tapete en la próxima cumbre del G-8, aprovechando que ostenta la presidencia del grupo.

Copiando máquinas

La economía alemana crece. Esa es la buena noticia que este año ha recorrido los pasillos de la Feria industrial de Hannover, en la que 6.400 expositores de más de 60 países mostraron sus últimos productos.

Sin la complicidad de la ingeniería mecánica, lo positivo de las cifras económicas no hubiera sido posible. En 2006, la producción en este sector creció en Alemania un 7,4%, en él se crearon 21.000 nuevos puestos de trabajo y para 2007 se esperan 10.000 contrataciones más. Sólo en este campo, Alemania perdió el pasado año 5.000 millones de euros por la competencia de las falsificaciones.

"Hay que fomentar la innovación", dijo la canciller Angela Merkel a su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, mientras recorrían el recinto ferial. Turquía era en esta edición el país socio en Hannover. Los democratacristianos alemanes, como Angela Merkel, no apoyan el ingreso de Turquía en la UE, pero sí la creación de fuertes lazos económicos. Y si la cuestión económica es tema con Turquía, es tema la piratería: Turquía es uno de los países del continente, junto con Rusia, que más atenta contra la propiedad intelectual.

Dentro y fuera de la UE

"Pro Orginal", a favor del original, se titula la campaña iniciada en la Feria de Hannover. Para un país como Alemania, cuyo acento económico está colocado en la investigación y el desarrollo de nuevos productos y tecnologías, las patentes son muy importantes. Y lo que a la Asociación Federal Alemana de la Industria le queda claro es que hay que luchar contra las falsificaciones.

En 2006, en las fronteras alemanas fueron confiscadas copias por un valor de 1.200 millones de euros, cinco veces más que en 2005. Pero el problema no reside en las falsificaciones que llegan a venderse dentro de la Unión, sino en las que se comercian fuera de ella. "A nivel europeo, la unificación de la legislación nos brinda un instrumento muy útil para controlar la piratería, pero a nivel internacional tenemos que actuar con urgencia. Hay que combatir el plagio directamente en países como China o México", declaró Andreas Auler, abogado experto en propiedad intelectual, a la emisora de radio alemana Deutschlandfunk.

Este año en junio se celebra la próxima cumbre del G-8 en la ciudad de Heiligendamm. Allí, Alemania propondrá la creación de un sistema informático mundial que ayude a controlar los productos, y su autenticidad, que pasen por las aduanas. Primero, el sistema deberá servir para unir los trabajos aduaneros a nivel europeo, pero el objetivo es que su alcance supere las fronteras de la UE.

Los peligros del plagio

"La piratería ya no se limita al campo de las marcas elitistas, sino que pone en peligro la seguridad y la salud de las personas", asegura Klaus H. Leprich, director de aduanas de Alemania.

También Auler está de acuerdo en esta apreciación. Según el jurista, las falsificaciones no se detienen ante ningún producto, pero tienen tres campos predilectos: las marcas, el diseño y las patentes. A este tercer ámbito pertenecen los medicamentos y las máquinas. "Se venden piezas de maquinaria pesada copiadas, como por ejemplo frenos, que arden a la mínima ocasión. O se plagian medicamentos con una composición completamente diferente del original", advierte Auler.