En Corea del Norte, funcionarios gubernamentales de alto rango pidieron disculpas públicamente por el derrumbe de un rascacielos que estaba siendo construido en Pyongyang, capital de ese país asiático. Los conocedores del acontecer norcoreano describen ese gesto oficial como uno extremadamente inusual y dan a entender que la gravedad del siniestro puede haber obligado tanto al líder nacional, Kim Jong Un, como a sus subalternos a asumir una posición empática frente a la tragedia ocurrida en el barrio capitalino de Phyongchon.

Aunque el suceso tuvo lugar el pasado martes (13.5.2014), la agencia de noticias estatal lo reportó este domingo (18.5.2014) sin hacer alusión alguna al número de víctimas. Corea del Norte controla rigurosamente las informaciones que salen del país; pero Corea del Sur suele filtrar buena parte de lo que Pyongyang quiere ocultar. En Seúl estiman que el desplome de la torre de veintitrés plantas puede haber causado centenares de muertes porque, aunque las obras no estaban terminadas, más de noventa familias la habitaban.

Fuentes cercanas al Gobierno surcoreano señalan que no es nada raro que los habitantes de Corea del Norte se muden a un edificio de viviendas que aún no está terminado. Pese al secretismo que impera en territorio norcoreano, la agencia de noticias oficial comentó que las operaciones de rescate habían concluido este sábado (17.5.2014), atribuyendo la catástrofe a que “el edificio de apartamentos no había sido construido debidamente y los encargados de supervisar las obras realizaron los controles de manera irresponsable”.

ERC ( dpa / AP / AFP )