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Coronavirus en Alemania: ¿quién pone las reglas?

25 de agosto de 2020

Las infecciones están aumentando en Alemania, pero cada estado federado decide qué está permitido y qué no durante la pandemia de coronavirus. En Berlín, se discute si el Gobierno federal debe tomar las riendas.

Deutschland Coronavirus Schulstart
Imagen: picture-alliance/dpa/R. Michael

Todas las mañanas, el Instituto Robert Koch (RKI) anuncia cuántas personas en Alemania se suman a la lista de nuevas infecciones con coronavirus demostradas. La curva sube: 561, 1390, 1510, 1707, 1427, 2034, esa fue la serie de casos entre el lunes y el sábado de la semana pasada. Al comienzo de la semana, se registra siempre un número significativamente menor de casos, pero eso se debe a que solo algunas de las autoridades sanitarias informan al RKI durante el fin de semana.

"El coronavirus está completamente de regreso", advierte el primer ministro bávaro, Markus Söder: "Tenemos que volver a tensar las riendas". Como en primavera, el país se encuentra al borde de otro desarrollo exponencial en el número de casos. Söder aboga por imponer reglas más estrictas y uniformes para toda Alemania, al menos en lo que respecta al requisito de llevar mascarilla, al monto de las multas y al número de personas permitidas en eventos públicos y privados. "Si no hay un marco vinculante, existe una alta probabilidad de que ya no podamos evitar el desarrollo negativo", afirma.

Alemania: una colcha de retazos

Según la Ley de Protección contra Infecciones, son los estados federados de Alemania quienes determinan quién puede o no hacer qué durante la pandemia de coronavirus. El resultado: las regulaciones son difíciles de seguir. Mientras que diez personas pueden reunirse en público en Baviera, la cifra sube a 20 en Baden-Wurtemberg, 150 en Schleswig-Holstein y no hay restricciones de contacto en Berlín. Cualquiera que invite a una fiesta en casa puede tener 150 invitados en Renania del Norte-Westfalia, 25 en Hamburgo y un número ilimitado en Sajonia.

El primer ministro de Baviera, Markus Söder, aboga por imponer reglas más estrictas.Imagen: Getty Images/AFP/P. Kneffel

También existen diferentes regulaciones para el requisito de usar mascarilla. Que un estudiante tenga que usar una mascarilla en el edificio de la escuela, en el patio de recreo o en el salón de clases, depende del estado federado. Si alguien no lleva mascarilla pese a la normativa, tendrá que pagar 50 euros en un lugar y 500 euros en otro. Si es que el uso de la mascarilla se controla, porque incluso eso varía.

¿Se durmieron los políticos durante las vacaciones de verano?

Esto no puede seguir así, advierte no solo el primer ministro bávaro, que ha defendido la imposición de reglas estrictas desde el comienzo de la pandemia. La canciller Angela Merkel también comparte esta opinión. Hace diez semanas que discutió por última vez las medidas contra el coronavirus con los líderes de los gobiernos regionales. La situación aún era relajada y existía una estrecha coordinación entre el Gobierno nacional y los regionales. Pero muchas cosas han cambiado desde entonces. Fue un error no coordinarse durante las vacaciones de verano, dice el jefe de estado de Brandeburgo, Dietmar Woidke.

Angela Merkel quiere ahora reunirse nuevamente con todos los líderes regionales este jueves (27.08.2020). Esta vez no se trata de relajar medidas, sino de plantearse de nuevo reglas más estrictas y uniformes. También con vistas al otoño y al invierno, cuando inevitablemente más gente volverá a reunirse en interiores cerrados. ¿Cómo lidiar con las fiestas navideñas, o con el carnaval, que comienza en noviembre y no culmina hasta febrero, con eventos en grandes salones y desfiles callejeros?

El uso de la mascarilla se controla en la estación principal de trenes de Bonn, en Renania del Norte-Westfalia.Imagen: DW/E. Douglas

Amantes del carnaval no quieren renunciar a la fiesta

Ya hay voces que piden que se cancelen los eventos del carnaval. Pero, en su contra, se está formando una resistencia regional desde los baluartes del carnaval, que no quieren renunciar a la celebración. El primer ministro de Renania del Norte-Westfalia, Armin Laschet, ya ve un gran potencial de conflicto. Para mucha gente, el carnaval es "también una fiesta contra las autoridades", donde se hacía justamente "lo que no quiere el Estado", advierte el político democristiano (CDU). "Si todos salen a la calle a celebrar, será muy difícil imponerse", prevé Laschet.

Pero no solo hay una disputa con los carnavalistas. Los líderes regionales también están en desacuerdo entre sí. Existe resistencia a las pautas uniformes a nivel nacional, especialmente de los estados del este de Alemania, que tienen la menor cantidad de nuevas infecciones.

"Con nosotros no hay necesidad de actuar", dijo el primer ministro de Sajonia-Anhalt, Reiner Haseloff (CDU) en una entrevista radial. "Lo que hemos regulado es suficiente si se cumple". Su homólogo en Sajonia, Michael Kretschmer, comparte esta opinión. No tiene ningún sentido realizar acciones uniformes contra el patógeno, sino que debe hacerse de manera precisa y en el contexto regional, subraya.

Ya el pasado carnaval, a inicios de 2020, concluyó bajo el signo del coronavirus, con el primer gran caso de transmisión autóctona tras un evento masivo.Imagen: Reuters/T. Schmuelgen

Los asistentes a fiestas son el mayor problema

Dos tercios del número de casos agudos proceden de los grandes estados federados de Baviera, Baden-Wurtemberg y Renania del Norte-Westfalia, en el oeste de Alemania. También porque allí hay ya celebraciones más frecuentes y numerosas, en público y en privado. Y si está en juego el alcohol, el umbral de inhibición desciende de forma permanente, y las reglas de distanciamiento e higiene se siguen con menor rigor.

De ahí que la asociación médica Marburger Bund, no solo exige con urgencia límites de participantes uniformes en todo el país para las celebraciones, sino también conceptos para la ventilación.

Si luego se descubre una infección, los datos de contacto que todos los huéspedes deben dejar en restaurantes, pubs y clubes nocturnos están destinados a ayudar a romper las cadenas de contagio lo más rápido posible. Pero los trozos de papel en los que se registran el nombre, la dirección y el número de teléfono suelen ser ilegibles. O resulta que se proporcionaron deliberadamente datos incorrectos.

Celebrar en aglomeraciones o espacios cerrados, sin mascarilla para la boca y la nariz, es una fuente importante de peligro.Imagen: picture-alliance/dpa/F. Bündel

Los laboratorios están a pleno rendimiento

¿Cómo se puede contener el número de infecciones en estas circunstancias? Y, además, teniendo en cuenta que los laboratorios de pruebas están alcanzando sus límites de capacidad en Alemania.

Muchos viajeros regresan de áreas de riesgo y están obligados a examinarse. El ministro de Salud federal, Jens Spahn (CDU), aspira a abolir estas pruebas gratuitas al final de la temporada veraniega. En cambio, los turistas deberían volver a entrar en cuarentena de 14 días, a la que podrían poner fin como mucho tras cinco días, con un resultado de test de diagnóstico negativo.

La propuesta de Spahn fue inmediatamente criticada. La ministra de Salud de Baviera, Melanie Huml (CSU), lo contradijo considerando que no es aún momento para abolir las pruebas obligatorias: "El testeo temprano al ingresar no solo brinda información rápida y seguridad a los afectados, sino que también es una ayuda eficaz para romper la cadena de infección".

Karl Lauterbach, experto en salud del partido socialdemócrata (SPD), advierte que los laboratorios ya se están quedando sin productos químicos y reactivos, y pide cambios en la estrategia de testeo. De lo contrario, habrá limitaciones significativas en las capacidades de prueba a más tardar en otoño.

(rml/ers)

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