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Coronavirus en Francia: toque de queda y "tsunami económico"

19 de octubre de 2020

En algunas ciudades de Francia la gente ya no puede salir de casa debido a las nuevas medidas contra el COVID-19. Muchos trabajadores del área de la cultura y la gastronomía están en graves problemas.

Frankreich Paris | Coronakrise: Schauspieler und Künstler demonstrieren gegen die nächtliche Ausgangssperre
Imagen: Lisa Louis/DW

Cerca de 30 mujeres y hombres se acostaron sobre las escaleras de la Ópera de la Bastille, en París. Se quedaron allí, completamente quietos, y hubo un gran silencio. Los camarógrafos y fotógrafos filmaron y sacaron fotos de la performance, una protesta contra las consecuencias que sufre el sector de la cultura debido al toque de queda nocturno. Según las nuevas normas, desde el sábado (17.10.2020), los habitantes de París y de otras ocho ciudades francesas deben quedarse en casa desde las 21 horas hasta las 6 de la mañana, durante cuatro semanas. Una medida que provoca descontento, y no solo entre los actores.

"Estamos aquí porque queremos salvar el sector de la cultura”, dijo a DW Isabelle Rougerie, que trabaja como actriz en la obra "Betty's Family”, en el Théatre La Bruyère, en París. "En realidad, teníamos que empezar en junio con la obra, pero tuvimos que posponerla hasta el 22 de septiembre por la pandemia. Ahora debemos suspenderla otra vez. El toque de queda es una catástrofe para nosotros, los actores, y también para los técnicos, los escenógrafos, y sobre, todo, para el teatro.

Incluso respetaron las reglas contra el coronavirus, como la distancia, la higiene y desinfección de las manos, y llevaron mascarillas. "Todavía no se produjo ni un solo aumento de casos de COVID-19 en el teatro”, asegura Isabelle Rogerie. "No entiendo que no se pueda hacer una excepción para que la gente pueda ir a ver la obra y salir más tarde para volver a casa. Tenemos que comenzar a las 20:00 horas, antes no viene nadie”, explica.

Las calles del barrio de Marais, en París, totalmente vacías, algo muy extraño para ese lugar, de gran afluencia de público.Imagen: Lisa Louis/DW

El teatro es "como el aire para respirar”

También para Sophie, protestar contra las medidas fue una necesidad. Viajó durante una hora con el tren desde Dunkerque, en el norte de Francia, hasta llegar a París. "Voy a menudo al teatro, y no me puedo imaginar una vida sin él. Para mí, es como el aire que respiro”, afirma esta profesora de música. "Nunca me sentí en peligro en el teatro. No es justo que lo cierren”.

El presidente francés, Emmanuel Macron, anunció la semana pasada el toque de queda nocturno  porque el número de contagios con COVID-19 está aumentando rápidamente en el país galo. Recientemente se registraron más de 32.000 casos diarios. "Tenemos que volver a bajar las infecciones diarias a entre 3.000 y 5.000, entonces tendremos capacidad para enfrentarlas”, dijo Macron en una entrevista televisiva.

El toque de queda significa que los habitantes de París, Aix-Marseille, Lyon, Lille, Toulouse, Montpellier, Grenoble, Saint Etienne y Rouen no pueden salir por la noche a la calle. Las excepciones son, por ejemplo, las citas con el médico y en los tribunales. Las contravenciones se castigan con una multa de 135 euros, y a partir de la tercera, con hasta 3.750 euros o una pena de prisión de seis meses. Esa medida se prolongará hasta seis semanas.

El presidente francés, Emmanuel Macron, impuso estricciones masivas para los trabajadores de la cultura y la gastronomía en Francia.Imagen: Eliot Blondet/abaca/picture alliance

Propietario de local quiere "conservar a los clientes habituales”

Mircea Sofonea espera que se logre frenar la propagación del COVID-19. Es epidemiólogo y trabaja en la Universidad de Montpellier, donde investiga sobre la pandemia del nuevo coronavirus. "La mayoría de los clústeres surgen en el trabajo, en la escuela y en la universidad. El toque de queda nocturno paraliza menos la economía que un cierre completo de todas las actividades”, aclaró Sofonea en entrevista con DW. "Si la gente transgrede las reglas al reunirse más temprano, algunas ciudades deberán imponer un toque de queda general, señaló. Pero es optimista: "La tasa de reproducción está todavía en 1,3, es decir, una persona contagiada puede infectar a 1,3 personas. Reducir esa cifra a menos de uno es posible, entonces la epidemia estaría bajo control”.

Sun, propietario de un restaurante en la capital francesa.Imagen: Lisa Louis/DW

También Sun, propietario del restaurante "Indian Connection”, en la legendaria Rue de Lappe, en la esquina del Palacio de la Bastilla, trata de ver las cosas con optimismo. El local es uno de los pocos que aún siguen abiertos. A no ser por ese restaurante, la Rue de Lappe parece una calle fantasma.Desde el 6 de octubre tuvieron que cerrar todos los bares en la capital francesa y en otras ciudades de ese país que fueron declaradas puntos álgidos de contagio del virus. "Muchos han cerrado porque ya no podían pagar los gastos fijos con sus ingresos, y también porque muchos clientes piensan que ahora todos los locales están cerrados en nuestra calle”, explica a DW. "Pero yo seguiré manteniendo mi negocio abierto, porque tengo que conservar a mis clientes habituales”.

Protestas en París contra el toque de queda nocturno.Imagen: Jacopo Landi/Imago Images

Un "tsunami económico”

Sin embargo, para Sun las cosas no son tan fáciles. Desde el comienzo de la pandemia factura un 80 por ciento menos. En lugar de cuatro empleados, ahora solo tiene uno. Pero espera "que cuando todo esto pase, el negocio vuelva a marchar bien. Por eso vale la pena aguantar”, dice.

No todos ven la situación de esa manera, por ejemplo, los propietarios de hoteles, dice a DW Marcel Benezet, de la Asociación de Dueños de Hoteles, Bares y Restaurantes (GNI). "La situación se está convirtiendo en un verdadero tsunami económico. La mayoría de los restaurantes hacen dos tercios de sus ganancias por la noche, y desde el comienzo de la crisis, ya un tercio de todos los bares, hoteles y restaurantes de Francia se declaró en quiebra”. Benezet no entiende la prohibición de salir de casa después de las 21:00 horas: "Nadie se va a dormir porque cerremos a las 21:00. Sobre todo la gente joven sigue festejando en su casa toda la noche. Y eso es más peligroso que quedarse sentado en un restaurante hasta las 23:00 y después irse a casa”.

También Nicolas Jérôme, un profesor de Literatura de 48 años, duda de la eficacia de las nuevas reglas, y hasta las considera peligrosas. "Los franceses le damos mucha importancia a nuestra libertad, y estas medidas nos están limitando mucho”, dijo a DW. Y añadió que hubiera preferido que las limitaciones fueran voluntarias. "Porque ahora existe el riesgo de que todo este descontento, especialmente el de la gente joven, se desborde, y se convierta en protestas violentas”.

(cp/ers)