Hace un año, Alemania era aplaudida por su manera de enfrentar la pandemia. Hoy, la situación es diferente. En el exterior, la admiración inicial se ha esfumado.
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Si a mediados de 2020 hubiera habido apuestas sobre qué país podría controlar mejor una segunda o tercera ola de coronavirus, muchos habrían apostado por Alemania. Y habrían perdido. Porque Alemania ha mutado, de alumno ejemplar, a ser uno que podría reprobar en varias materias. ¿Mascarillas? Demasiado pocas. ¿Vacunas? Escasas. ¿Tests? Demasiado tarde. ¿Digitalización? Reprobado. La calificación podría consignar que se hicieron esfuerzos, pero hubo excesivo apego a las reglas y falta de creatividad.
Gran Bretaña: Alemania, el "caracol de las vacunas”
Las mayores burlas por la lentitud con que se emprendió la vacunación provienen de Gran Bretaña, donde el gobierno se jacta de haber inmunizado ya a un tercio de la población. El Daily Mail califica a Alemania de "caracol de la vacunación” y apunta: "Antes alabada por una de las mejores reacciones a nivel mundial ante el COVID-19, Alemania se ve ahora aquejada por altas cifras de contagios, una alta tasa de mortalidad y un inicio de la vacunación en el cual, en un mes, fueron inmunizados apenas dos de cada cien ciudadanos, cosa que Israel consigue en un día”.
"Alemania pierde la corona del COVID”, escribe el Financial Times: "Alemania es conocida por su adelanto técnico, su ingeniería y eficiencia general. No sorprende que la campaña de vacunación contra el COVID-19 se esté convirtiendo ahora en una vergüenza nacional”.
Y el London Times se remite a un comentario del periódico popular germano Bild, que indica: "Queridos británicos, los envidiamos”. La respuesta del Sun: "Nosotros no los envidiamos a ustedes”.
España: el fin de la superioridad germana
En España se está lejos de la mofa. A fin de cuentas, con más de 71 mil muertos, el país tiene casi tantas víctimas de coronavirus que lamentar como Alemania, pero con 36 millones menos de habitantes. Irritación es una palabra que describe mejor la sensación. El diario El País escribe: "Los errores en serie del Gobierno alemán en su gestión de la pandemia han acabado con toda noción de la competencia o la superioridad alemanas".
Hasta en España se percibe la sensación que también tienen muchos alemanes desde hace algunas semanas: que el Gobierno ya no lo está haciendo bien. Según el periódico, "al fin y al cabo, Alemania no es tan diferente, salvo porque la distancia entre la percepción que tiene de sí misma y la realidad es un poco mayor”.
En Francia y otros países europeos, la prensa no se fija tanto en los errores de Alemania sino que critica a la Unión Europea por su política de compra de vacunas.
Estados Unidos: compasión en lugar de admiración
En Estados Unidos, Alemania provoca entretanto en mucha gente algo que es casi peor que la mofa: compasión.
Nada menos que Donald Trump, a quien muchos estadounidenses atribuyen la responsabilidad por más de medio millón de víctimas fatales del coronavirus, encargó en gran escala vacunas de Moderna y BioNTech-Pfizer, antes de que estuviera claro si serían efectivas.
Este 2021 probablemente habrá un verano más relajado en Estados Unidos que en Alemania. El presidente Joe Biden acaba de anunciar la ambiciosa meta de haber ofrecido una vacuna a todos los adultos estadounidenses hasta fines de mayo.
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El fracaso de Occidente
También Rusia vacuna a toda máquina. Entretanto, todos pueden recibir gratuitamente la vacuna Sputnik V, independientemente de su edad o del trabajo que realicen.
La pugna por la campaña de vacunación en la Unión Europea es presentada con frecuencia por la prensa rusa como un fracaso de Occidente en la lucha contra el coronavirus.
Pero la noticia quizás más deprimente acerca de cómo se ve a Alemania desde el extranjero en esta crisis, proviene de China. Allí, la prensa no solo valora los propios éxitos en la lucha contra la pandemia, sino que recuerda permanentemente que no se debe bajar la guardia. Y se menciona a Alemania como ejemplo de lo que no se debe hacer.
(ers/cp)
Las vacunas que prometen derrotar al coronavirus
Distintas tecnologías, distintos países, distintas dosis y un solo objetivo: controlar y, ojalá, terminar con la pandemia que cambió al mundo.
Imagen: Guillermo Legaria/Getty Images
Sputnik V, Instituto Gamaleya
La "vacuna rusa" suscitó desconfianzas iniciales, pero se ha consolidado como una opción para una veintena de países, entre ellos Argentina, Bolivia y Venezuela. Las dudas surgieron por su rápida aprobación, en agosto de 2020, sin haber terminado los ensayos. Sin embargo, estudios posteriores le otorgan una alta eficacia a este preparado, que usa vectores adenovirales para provocar inmunidad.
Imagen: Dmitry Rogulin/ITAR-TASS/imago images
BNT162b2, BioNTech/Pfizer
La vacuna de la firma alemana BioNTech usa una tecnología hasta ahora inédita: ARNm cubierto por lípidos. Explicado en simple, la vacuna "imita" la forma del SARS-CoV-2, provocando la respuesta del organismo. En ensayos mostró una alta eficacia, que se ha visto replicada en condiciones reales. La firma Pfizer actúa en la alianza como socio en la fabricación. Es usada en una veintena de países.
Imagen: Marwan Naamani/dpa/picture alliance
mRNA-1273, Moderna
La vacuna desarrollada por el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, la Autoridad de Investigación y Desarrollo Biomédico Avanzado (BARDA) y la firma Moderna usa una tecnología similar a la de BioNTech. En ensayos demostró una eficacia cercana al 95 por ciento. A diferencia de la de BioNTech, esta fórmula puede almacenarse a -20 grados. Se usa en EE.UU. y la Unión Europea.
Imagen: Valeria Mongelli/ZUMA/picture alliance
AZD1222, Oxford-AstraZeneca
Esta vacuna desarrollada por expertos británicos y suecos utiliza como vector un adenovirus de chimpancé modificado. Los ensayos se realizaron en Reino Unido, Brasil, Sudáfrica, Japón e India, y se vieron interrumpidos un par de ocasiones por muertes sospechosas. Sin embargo, se confirmó su seguridad y una eficacia que va del 60 al 90 por ciento. Se usa en Brasil, la UE y Reino Unido.
Imagen: Fred Schreiber/AFP/Getty Images
Ad5-nCoV, Cansino Biologics
La vacuna de esta firma china usa el adenovirus del resfriado común para introducir en el cuerpo humano una proteína inactivada del SARS-CoV-2, provocando una respuesta inmune. Ha sido usada en China para inocular a soldados del Ejército Popular, y los ensayos se llevaron a cabo en Rusia, Pakistán, México, Chile y Argentina. Actualmente se usa en México, Malasia e Indonesia. Usa solo una dosis.
Imagen: Reuters/China Daily
CoronaVac, Sinovac Biotech
Como muchas vacunas que usan virus inactivados, esta fórmula recurre a partículas del SARS-CoV-2 conseguidas en cultivos e inactivadas antes de ser inyectadas en el organismo. La presencia de estos virus provoca la reacción inmune y previene que la enfermedad se desarrolle. Probada en Brasil, Indonesia, Chile y Turquía, muestra una efectividad superior al 60 por ciento.
También con virus inactivados, esta vacuna desarrollada por Bharat y el Consejo Indio de Investigación Médica es conocida como Covaxin, y ha mostrado una eficacia del 81 por ciento en ensayos clínicos. En su momento, desató controversia por haber sido inoculada en trabajadores médicos cuando la fórmula aún estaba en fase I de ensayos clínicos. India busca ahora que se apruebe en otros mercados.
Imagen: Pavlo Gonchar/Zuma/picture alliance
BBIBP-CorV, Sinopharm
Con ensayos en Argentina, Perú, Emiratos Árabes Unidos y otros estados, esta vacuna china de virus inactivados ha sido ya aprobada en países de Medio Oriente. Según los estudios, tendría una eficacia del 86 por ciento. Sinopharm está en el ojo de la polémica en Perú por haber enviado "vacunas de cortesía" para políticos y por haber donado miles de dólares al gobierno.
Imagen: Zhang Yuwei/AP/picture alliance
Ad26.COV2.S, Johnson & Johnson
Junto a la de CanSino, es las única vacuna de una sola dosis hasta la fecha. Es desarrollada por la firma belga Janssen Pharmaceutica, filial de la estadounidense Johnson & Johnson. Se puede almacenar en un frigorífico normal y ha mostrado una eficacia superior al 66 por ciento. Usa un vector viral no replicativo derivado del adenovirus A26 humano.