COVID-19: Bukele veta ley por violar "derecho a la salud"
7 de junio de 2020
Según el presidente salvadoreño, la Asamblea "desatendió información" del Ministerio de Salud referente a la crisis, ya que "el virus circula y se transmite de manera activa" por todo el país.
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El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, vetó este sábado (06.06.2020) una ley aprobada por la Asamblea Legislativa (Congreso) que autorizaba una reactivación económica para afrontar la COVID-19 al considerar, entre otros aspectos, que viola "el derecho de igualdad de los trabajadores y el derecho a la salud de la población".
Al crear el decreto 648, la Asamblea "desatendió información" del Ministerio de Salud referente a la situación del país frente a la crisis pues de momento "el virus circula y se transmite de manera activa" por todo el territorio, consideró el gobernante, según un comunicado de la Casa Presidencial.
La normativa fue aprobada por los congresistas el pasado 30 de mayo y en esa misma fecha el mandatario había advertido que no la promulgaría.
"Los diputados debieron seguir las indicaciones sanitarias que les proveyó el Ministerio de Salud para aprobar una normativa efectiva y en el menor tiempo posible, pero decidieron no hacerlo", agregó el comunicado de la presidencia, que advirtió que la ley podría incidir en que los casos del nuevo coronavirus se disparen y el sistema de salud se sature.
El gobierno también decidió aplicar el veto al considerar que la Asamblea "violó el principio de separación de poderes" al establecer dentro de la ley y sin el aval del Ministerio de Salud "políticas, medidas y acciones gubernamentales en la prevención, contención y atención de la crisis sanitaria" por la COVID-19.
El Salvador registra hasta este sábado 2.934 casos de COVID-19, con 53 muertos y 1.281 recuperados, según cifras oficiales.
rrr (afp/la prensa gráfica/diario de hoy)
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Honduras: coronavirus y el infierno de las cárceles
En las cárceles de Honduras los reclusos temen contagiarse con el coronavirus. La distancia social es imposible en las celdas abarrotadas. Esto también aumenta la tensión mental de quienes están privados de su libertad.
Imagen: Reuters/A. Latif
Cuando el sol se pone...
Para Yerbin Israel Estrada (centro) la peor parte del día es cuando el sol se pone. Entonces cientos de reclusos de la prisión de La Esperanza, en Honduras, tienen que abandonar el pequeño patio y volver a sus estrechas celdas. "Es entonces cuando comienza realmente el infierno", dice el joven de 26 años, que cumple una condena de seis años por posesión de marihuana.
Imagen: Reuters/A. Latif
Una apremiante estrechez
Como muchos otros reclusos, Estrada está alojado en una celda completamente superpoblada. En algunas celdas viven hasta 130 personas juntas en un espacio muy reducido y comparten camas. Por la noche, dice Estrada, oye los quejidos de sus vecinos y las ratas que corren por la celda.
Imagen: Reuters/A. Latif
La ley de la calle
Las condiciones en esa cárcel son devastadoras. Hay espacio para 70 personas, pero, de hecho, hay más de 450 delincuentes encarcelados allí. Las quejas son inútiles: porque el lema es: 'Mirar, escuchar, callar'. Ese es también el lema de las pandillas en América Central. Estrada dice: "La única forma de salir de aquí es mantener la cabeza agachada".
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Prohibidas las visitas
El único alivio para los reclusos hasta ahora han sido los días en los que sus esposas y familias los visitaban. Con la llegada del coronavirus a Honduras, las autoridades prohibieron las visitas. Y como, de todos modos, las tarifas de las llamadas telefónicas son inasequibles y solo hay tres teléfonos funcionando, los reclusos están ahora prácticamente aislados del mundo exterior.
Imagen: Reuters/A. Latif
Alto riesgo de infección
Según la Universidad Johns Hopkins, actualmente hay unos 3700 contagiados de coronavirus y más de 170 muertos en Honduras. El gobierno informa de cifras más bajas y habla de 2.000 personas infectadas. Pero los expertos creen que el número es mayor, porque no se hacen suficientes test en el país. Muchos reclusos temen infectarse en la cárcel.
Imagen: Reuters/A. Latif
Sin esperanza
Además de los riesgos para la salud que plantea el hacinamiento, la pandemia ha supuesto una carga psicológica para los ocupantes. "Prohibir las visitas es lo peor que puede pasar Es lo que necesitan, porque les da esperanza", dice a DW Jacinto Hernández, psicólogo de la prisión La Esperanza.
Imagen: Reuters/A. Latif
Consecuencias fatales
Hasta ahora ha habido pocas infecciones de coronavirus en las 29 cárceles del país. Pero si la COVID-19 se propagara masivamente dentro de una prisión, las consecuencias podrían ser desastrosas. Las penitenciarías en Honduras no permiten mantener distancia social. 22.000 personas se encuentran encerradas en edificios que, en realidad, solo tienen capacidad para 10.000 reclusos.