Colombia deja de exigir mascarillas en espacios abiertos
24 de febrero de 2022
Sin embargo, Cali no podrá flexibilizar aún el uso de mascarillas ya que solo 67% de su población ha recibido alguna dosis de la vacuna.
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El Gobierno de Colombia dejará de exigir mascarillas en los espacios abiertos de las ciudades con mejores indicadores de vacunación contra el COVID-19, cuando cede la explosión de contagios de coronavirus provocada por la variante ómicron, según trascendió este miércoles (23.02.2022).
"En esos lugares donde ya tenemos vacunación de doble dosis superior al 70% vamos a levantar el uso del tapabocas en espacios abiertos", dijo a medios este miércoles el presidente, Iván Duque.
Los gobiernos locales de Bogotá y Medellín (noroeste) -donde habitan 10,5 de los 50 millones de personas colombianas- se acogieron a la medida, que no altera la obligatoriedad de la mascarilla en el transporte público, restaurantes y otros espacios cerrados. Otros 450 municipios también podrán levantar esta restricción por su avance en la inmunización contra el COVID-19, detalló el Ministerio de Salud.
A nivel nacional, "ya estamos por encima del 81% (de la población) con una dosis, ya superamos el 65% con doble dosis y ya estamos superando los 8 millones de personas con dosis de refuerzo", celebró Duque.
Sin embargo, Cali -tercera ciudad del país con 1,2 millones de habitantes- no podrá flexibilizar aún el uso de tapabocas ya que solo el 67% de su población ha recibido alguna dosis de la vacuna anticovid. El Gobierno nacional ya había levantado en 2021 las restricciones de movilidad y aforo en eventos públicos asociadas a la pandemia.
Colombia detectó el primer caso de COVID-19 en marzo de 2020 y 138.000 personas han muerto por el virus desde entonces en el país sudamericano. En proporción a su población, es el cuarto país más castigado por la pandemia en la región, detrás de Perú, Brasil y Argentina.
ama (afp, efe)
Coronavirus, SARS y otros virus, bajo el microscopio
Utilizando microscopios electrónicos, científicos lograron imágenes sorprendentes del SARS-CoV-2. También otros virus fueron fotografiados. Una mirada a los patógenos que causan enfermedades como el COVID y el MERS.
Imagen: Peter Mindek/Nanographics/apa/dpa/picture alliance
El virus coronado
Así se imagina el SARS-CoV-2 Andrej, un niño ruso de 10 años Este coronavirus, causante del COVID-19, mantiene al mundo en vilo desde hace casi dos años. El nombre de coronavirus, que designa a un tipo de patógenos, se empleó por primera vez en 1968 y alude a las proteínas de espiga en la superficie del virus.
Imagen: Andrej
La imagen real
Así se ve en realidad el nuevo coronavirus. Cada partícula de SARS-CoV-2 tiene un diámetro de aproximadamente 80 nanómetros y contiene ARN, el código genético del virus. Este es protegido por las proteínas de espiga, que recubren su superficie. El SARS-CoV-2 es un miembro de la familia de los coronavirus, entre los que se encuentran también los causantes de los brotes de SARS y MERS.
Imagen: Peter Mindek/Nanographics/apa/dpa/picture alliance
Transmisión por el aire
Las partículas de SARS-CoV-2 se transmiten por medio de los aerosoles que exhala una persona infectada. Por eso, las mascarillas son un elemento importante para evitar la propagación. No obstante, también pueden propagarse a través de superficies contaminadas. Por esta razón, es fundamental lavarse las manos meticulosamente.
Imagen: AFP/National Institutes of Health
El ataque a las células
Las proteínas de espiga se fusionan con una proteína de la membrana de la célula afectada (en verde en la foto). Eso desencadena reacciones químicas, lo que permite al virus penetrar en la célula, donde se replica su ARN. Una única célula puede reproducir decenas de miles de nuevas partículas del virus (aquí, en color lila), que luego infectan a otras células del cuerpo.
Imagen: NIAID/ZUMAPRESS.com/picture alliance
Primer contacto
También esta imagen de una célula (en azul) infectada con partículas de SARS-CoV-2 (en rojo) fue captada con un microscopio electrónico. El virus que ha originado la pandemia no es muy diferente de aquellos que provocan una gripe o un resfriado. Pero antes de 2019, el sistema inmunitario humano nunca había entrado en contacto con el SARS-CoV-2, razón por la cual nadie había desarrollado inmunidad.
Imagen: NIAID/Zuma/picture alliance
SARS-CoV-1: el primer brote de coronavirus del siglo XXI
La primera confrotación de la humanidad con un coronavirus en este siglo se produjo en China, en 2002. En marzo de 2003 hubo tantos casos que la Organización Mundial de la Salud lanzó una advertencia global de una gripe atípica. El SARS (severe accute respiratory syndrome) se propagó en unos 30 países. No en todos hubo muertos. En julio de 2003, la OMS declaró que la pandemia estaba controlada.
Imagen: picture-alliance/dpa/Center of Disease Control
MERS-CoV, otro coronavirus
En 2012, investigadores descubrieron un nuevo coronavirus: el MERS-CoV (en amarillo).
Las muestras correspondían a pacientes que sufrían una nueva enfermedad similar a la gripe, que luego se conoció como MERS (Middle East respiratory syndrome) por la región en que surgió por primera vez. El MERS es menos contagioso que el COVID-19. Suele propagarse en las familias o centros de atención sanitaria.
Imagen: picture-alliance/AP/NIAID-RML
VIH: La otra pandemia
El VIH ataca, entre otras, las células T del sistema inmunitario (en azul). Como el SARS-CoV-2, es un virus basado en el ARN. Sin tratamiento, debilita el sistema inmunitario hasta que no puede defenderse de infecciones. El VIH se transmite a través de fluidos corporales, como el semen o la sangre. No hay vacuna, pero sí medicamentos que reducen la carga viral e impiden que el SIDA se manifieste.
Imagen: Seth Pincus/Elizabeth Fischer/Austin Athman/National Institute of Allergy and Infectious Diseases/AP Photo/AP Photo/picture alliance