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COVID-19 en México: “Necesitamos producción local de vacuna”

Camilo Toledo-Leyva
20 de febrero de 2021

En entrevista con DW, la directora del Centro de Investigación sobre Enfermedades Infecciosas del Instituto Nacional de Salud de México, Celia Alpuche, habla sobre el proceso de vacunación en su país y las dudas que hay.

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Imagen: Alfredo Estrella/AFP/Getty Images

DW: Dra. Alpuche, México empezó esta semana con su "programa de vacunación masiva” contra el COVID-19, pero se está criticando, por ejemplo, que se priorice zonas rurales y no grandes ciudades con más densidad poblacional. ¿Cómo se definió la estrategia de inoculación?

Celia Alpuche: El Grupo Técnico Asesor en Vacunación, en donde colaboro con expertos en tecnología, inmunología, ética, sociología, equidad y otros, hicimos un ejercicio de priorización basado en modelos, comparando el beneficio de la vacuna versus la disminución de mortalidad. Nuestras recomendaciones fueron muy parecidas a las de Inglaterra: por ejemplo, primero vacunar a los trabajadores de la salud y a la población por grupos de edad. Empezar con los mayores de 80 años y más e ir descendiendo por década. También se recomendó priorizar la vacunación en localidades con mayor mortalidad.

Probablemente, por logística y por facilidad, las autoridades de salud del Gobierno decidieron otra cosa. Pero la vacunación no se está iniciando, exclusivamente, en zonas rurales alejadas. Por ejemplo, en la Ciudad de México se ha comenzado ya en alcaldías, por tener, precisamente, zonas densamente pobladas con mayor riesgo. Entonces, se está tratando de combinar.

El 24 de diciembre, México fue el primer país latinoamericano en empezar a vacunar. ¿Por qué no se ha podido avanzar, como en el caso de Chile?

Hasta ahora se ha podido vacunar a más de un millón de personas. Las dosis que ya se han aplicado son, en su mayoría, de Pfizer/BioNTech y AstraZeneca. Nosotros dependemos de los proveedores y eso es lo que nos han podido entregar hasta ahora. Esa es una realidad. No es que no se esté comprando porque no se tenga dinero o porque no se haya llegado a una negociación. Se ha negociado y se sigue negociando con diversos proveedores. Y toda vacuna que está llegando se está administrando.

La doctora Celia Alpuche (Izq.) participó en la conferencia virtual "Retos del sector diagnóstico en América Latina" organizada por la Charité de Berlín.Imagen: Nils Gade

¿Cómo han cambiado los planes de vacunación en México debido a estos retrasos? ¿Cuánta gente se tiene previsto vacunar en los próximos meses y con qué vacunas?

Siempre hemos tenido en cuenta la limitación y la escasez, como todo el mundo. Para 2021, hasta este momento, se tienen aseguradas 179 millones de dosis, pero se sigue negociando con las que van surgiendo. De Pfizer/BioNTech tenemos acordadas 26 millones de dosis, de Sputnik V 24 millones, de AstraZeneca nos acaban de llegar 870 mil dosis. Después llegarán las de la iniciativa COVAX, que son cerca de 6,5 millones de dosis adicionales de AstraZeneca.

Además se cuenta con la producción local de AstraZeneca, que se haría entre Argentina y México, de donde se esperan casi cerca de 77,5 millones de dosis. Todo esto, que no es nada despreciable, es lo que se ha trabajado para este primer año. Prácticamente estaríamos vacunando a casi 100 millones de personas de los 126 millones de habitantes que tiene México.

¿Qué tan avanzado está el proyecto de AstraZeneca para la producción local de la vacuna en México y Argentina?

Esta fue una muy buena iniciativa, pero hasta ahora AstraZeneca no ha empezado a distribuirla a través de ese sistema. El producto químico será producido en Argentina y una compañía mexicana está haciendo un esfuerzo para adaptar los estándares internacionales de capacidad clínica. Es decir, para poder recibir este producto, envasarlo y etiquetarlo con la regulación requerida que permita distribuirla de manera estándar. Esto está planeado que arranque en marzo, pero va a depender mucho de la llegada del producto químico para poder empezar a trabajar en este proceso.

El subsecretario de Salud de México, Hugo López Gatell, abrió un debate en el país tras declarar que se podría tratar de combinar la aplicación de vacunas. ¿Qué tan factible sería hacer esto?

Existe un principio en inmunología básica y por ese principio biológico podría ser aceptable una combinación, porque la gran mayoría de las vacunas están utilizando el mismo antígeno. Esto podría realizarse sobre todo en vacunas que tienen vectores de adenovirus. En este momento, el Reino Unido está llevando a cabo un estudio de combinación de vacunas para medir su efecto tanto en inmunogenicidad como en protección. En resumen, biológicamente sí podría ser posible, pero no es correcto hacerlo en este momento sin tener la evidencia científica.

San Juan Cancuc es un pueblo indígena mexicano que decidió desmarcarse del plan de inmunización contra el COVID-19.Imagen: Carlos Lupez/Agencia EFE/imago images

En vista de las limitaciones, México acaba de plantear una queja a la Organización Mundial de la Salud (OMS) por el acaparamiento de vacunas en países ricos. ¿A qué se quiere llegar con este reclamo?

Más que a la OMS, se ha hecho un llamado a todo el mundo de la gran necesidad de tener mayor equidad para la distribución de vacunas. Es un llamado dirigido, más bien, a los países que tienen la producción dentro de sus territorios y que son los que tienen el privilegio de poder obtener la mayor cantidad de vacunas. No tenemos que nombrar quiénes son, lo vemos en todas las gráficas sobre quiénes están recibiendo cuánto. Esa es una gran lección y nos habla muchísimo de la gran necesidad de nuestros países, en México y América Latina, de desarrollar más proyectos de capacidad de autosuficiencia para la producción de vacunas, no solamente para el coronavirus, sino en general.

Mientras muchos mexicanos esperan su turno, hay otros que por miedo a los efectos secundarios se niegan a ser vacunados, como el pueblo entero de San Juan Cancuc, en Chiapas. ¿Cómo se está trabajando para mejorar la estrategia de comunicación?

El miedo es por falta de información. Indudablemente, la vacuna debe ser voluntaria. En el grupo técnico asesor hemos discutido que necesitamos otro tipo de comunicación utilizando más pares, quizás "influencers”. Pero no solo una estrategia dirigida a redes sociales, sino a todas las condiciones culturales y sociales que se requiere para motivar esta vacunación. Cómo aplicar estas recomendaciones es lo más difícil, lamentablemente no soy experta en comunicaciones. Pero hay que recordar que en una última encuesta nacional, que elaboró el INS, alrededor del 70 por ciento de los mexicanos aceptaría vacunarse.

(dz)

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