Taiwán indemnizará a familia de niña que murió tras vacuna
27 de febrero de 2023
Lo Yi-chun explicó que la niña sufrió una "miocarditis fulminante" tras entrar en coma días después de recibir la segunda dosis de la vacuna contra el coronavirus.
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El Gobierno de Taiwán indemnizará con 3,5 millones de nuevos dólares taiwaneses (114.100 dólares, 108.160 euros) a la familia de una niña que murió días después de recibir la segunda dosis de la vacuna contra el COVID-19, informaron este lunes (27.02.2023) medios locales.
Este caso es uno de los diez recogidos en una lista publicada por el Ministerio de Salud de Taiwán en la que se detallan las personas beneficiarias de indemnizaciones por haber sufrido reacciones adversas tras ser vacunadas contra distintas enfermedades, entre ellas el nuevo coronavirus.
El portavoz del Centro de Epidemias de la isla, Lo Yi-chun, avanzó que sólo se cumplieron los requisitos para ser indemnizados en una decena de los 118 casos recibidos por el Programa de Compensación de Daños por Vacunación instituido por el Ministerio de Salud, según la agencia oficial CNA.
La mayor de las indemnizaciones es la que recibirá la familia de la citada niña, que se encontraba en el rango de 5 a 11 años y entró en coma tres días después de recibir la segunda dosis de la vacuna de Pfizer.
La niña, que murió poco después, sufrió una "miocarditis fulminante", dijo Lo, quien precisó que esa patología la causa habitualmente una infección vírica, por lo que es poco probable que se debiera a la vacuna que había recibido, al tratarse de una del tipo mRNA (conocidas como de ARN mensajero).
Aunque el vocero sostuvo que no existe evidencia médica de que la niña muriera a consecuencia de la vacuna, reconoció también que la posibilidad no puede ser excluida debido al poco tiempo transcurrido entre la inoculación y la muerte de la pequeña.
El Ministerio taiwanés resarció también con cantidades de entre 5.000 y 500.000 nuevos dólares taiwaneses (entre 163 y 16.300 dólares) a personas que sufrieron efectos adversos tras recibir las vacunas de AstraZeneca (5) y Moderna (3) contra el COVID-19, y la BCG (1).
ama (efe, cna)
Coronavirus, SARS y otros virus, bajo el microscopio
Utilizando microscopios electrónicos, científicos lograron imágenes sorprendentes del SARS-CoV-2. También otros virus fueron fotografiados. Una mirada a los patógenos que causan enfermedades como el COVID y el MERS.
Imagen: Peter Mindek/Nanographics/apa/dpa/picture alliance
El virus coronado
Así se imagina el SARS-CoV-2 Andrej, un niño ruso de 10 años Este coronavirus, causante del COVID-19, mantiene al mundo en vilo desde hace casi dos años. El nombre de coronavirus, que designa a un tipo de patógenos, se empleó por primera vez en 1968 y alude a las proteínas de espiga en la superficie del virus.
Imagen: Andrej
La imagen real
Así se ve en realidad el nuevo coronavirus. Cada partícula de SARS-CoV-2 tiene un diámetro de aproximadamente 80 nanómetros y contiene ARN, el código genético del virus. Este es protegido por las proteínas de espiga, que recubren su superficie. El SARS-CoV-2 es un miembro de la familia de los coronavirus, entre los que se encuentran también los causantes de los brotes de SARS y MERS.
Imagen: Peter Mindek/Nanographics/apa/dpa/picture alliance
Transmisión por el aire
Las partículas de SARS-CoV-2 se transmiten por medio de los aerosoles que exhala una persona infectada. Por eso, las mascarillas son un elemento importante para evitar la propagación. No obstante, también pueden propagarse a través de superficies contaminadas. Por esta razón, es fundamental lavarse las manos meticulosamente.
Imagen: AFP/National Institutes of Health
El ataque a las células
Las proteínas de espiga se fusionan con una proteína de la membrana de la célula afectada (en verde en la foto). Eso desencadena reacciones químicas, lo que permite al virus penetrar en la célula, donde se replica su ARN. Una única célula puede reproducir decenas de miles de nuevas partículas del virus (aquí, en color lila), que luego infectan a otras células del cuerpo.
Imagen: NIAID/ZUMAPRESS.com/picture alliance
Primer contacto
También esta imagen de una célula (en azul) infectada con partículas de SARS-CoV-2 (en rojo) fue captada con un microscopio electrónico. El virus que ha originado la pandemia no es muy diferente de aquellos que provocan una gripe o un resfriado. Pero antes de 2019, el sistema inmunitario humano nunca había entrado en contacto con el SARS-CoV-2, razón por la cual nadie había desarrollado inmunidad.
Imagen: NIAID/Zuma/picture alliance
SARS-CoV-1: el primer brote de coronavirus del siglo XXI
La primera confrotación de la humanidad con un coronavirus en este siglo se produjo en China, en 2002. En marzo de 2003 hubo tantos casos que la Organización Mundial de la Salud lanzó una advertencia global de una gripe atípica. El SARS (severe accute respiratory syndrome) se propagó en unos 30 países. No en todos hubo muertos. En julio de 2003, la OMS declaró que la pandemia estaba controlada.
Imagen: picture-alliance/dpa/Center of Disease Control
MERS-CoV, otro coronavirus
En 2012, investigadores descubrieron un nuevo coronavirus: el MERS-CoV (en amarillo).
Las muestras correspondían a pacientes que sufrían una nueva enfermedad similar a la gripe, que luego se conoció como MERS (Middle East respiratory syndrome) por la región en que surgió por primera vez. El MERS es menos contagioso que el COVID-19. Suele propagarse en las familias o centros de atención sanitaria.
Imagen: picture-alliance/AP/NIAID-RML
VIH: La otra pandemia
El VIH ataca, entre otras, las células T del sistema inmunitario (en azul). Como el SARS-CoV-2, es un virus basado en el ARN. Sin tratamiento, debilita el sistema inmunitario hasta que no puede defenderse de infecciones. El VIH se transmite a través de fluidos corporales, como el semen o la sangre. No hay vacuna, pero sí medicamentos que reducen la carga viral e impiden que el SIDA se manifieste.
Imagen: Seth Pincus/Elizabeth Fischer/Austin Athman/National Institute of Allergy and Infectious Diseases/AP Photo/AP Photo/picture alliance