CPI autoriza investigación por posibles crímenes en Burundi
10 de noviembre de 2017
Después de que el presidente de Burundi anunció que se presentaría por tercera vez a elecciones pese a ser ilegal, se liberó una ola de violencia que causó la muerte de unas 1.200 personas y el exilio de más de 410.000.
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La Corte Penal Internacional (CPI) ha autorizado una investigación sobre Burundi dos días antes de la retirada de este país del Estatuto de Roma, por lo que el tribunal mantiene la jurisdicción sobre los posibles crímenes cometidos en ese país desde abril de 2015, según informó hoy (09.11.2017) en un comunicado.
La Fiscalía también ha sido autorizada a extender la investigación a delitos cometidos antes de 2015 o incluso después de octubre de 2017 "si se cumplen ciertos requisitos legales", indica la nota.
El tribunal considera que hay una "base razonable" para pensar que tanto la Policía como el Ejército de Burundi lanzaron un "ataque generalizado y sistemático contra la población civil", especialmente contra aquellos "percibidos como opositores al partido gobernante".
Ola de violencia
Los hechos se produjeron cuando el presidente de Burundi, Pierre Nkurunziza, anunció que se presentaría por tercera vez a las elecciones pese a la prohibición expresa de la Constitución, lo que desencadenó una ola de violencia que causó la muerte de unas 1.200 personas, el arresto de varios miles y el exilio de más de 410.000, según los datos que maneja el tribunal.
HRW celebra la decisión
Por su parte, Human Rights Watch (HRW) celebró hoy la decisión de la Corte Penal Internacional (CPI) de abrir una nueva investigación. "La decisión demuestra que retirarse de la CPI no protege a un Gobierno de que se investigue su papel en graves violaciones de los derechos humanos", afirmó la directora asociada para Justicia Internacional de HRW, Param-Preet Singh. "El rol de la CPI no puede ser anulado, dejando así olvidados horribles abusos", añadió.
La organización considera que la nueva investigación de la CPI abre un camino para que "las víctimas en Burundi y sus familias puedan ver un día que los responsables son llevados ante la Justicia". HRW pone el foco sobre las fuerzas del Ejecutivo y la sección juvenil del partido gobernante, la Imbonerakure, a las que acusa de poseer "un devastador registro de abusos que incluyen violaciones, torturas y ejecuciones, que han dejado a Burundi al filo de la acción de la CPI".
FEW (EFE, AFP)
Parque Nacional Gorongosa: guerra, muerte y esperanza
Esta verdadera joya enclavada en Mozambique vio diezmada su diversidad animal por los enfrentamientos y el abandono. Pero ahora revive gracias a un exitoso proyecto de restauración.
Imagen: Gorongosa National Park/Clive Dreyer
Nunca más solo
El Parque Nacional Gorongosa, en Mozambique, tiene una larga y turbulenta historia. En algún momento, este león pudo ser el único, el último quizás. Ya no: hoy la población de este felino se recupera a buen ritmo. El parque cubre actualmente más de 4.000 kms. cuadrados, más una zona oficial de amortiguamiento de 3.300 kms. cuadrados. Se trata de una joya en un país de 25 millones de personas.
Imagen: Gorongosa National Park/Ticky Rosa
Tan lejos como llega la vista
El parque está ubicado en un punto estratégico, en el extremo sur del sistema del Gran Valle del Rift que abarca Etiopía, Kenia y Tanzania hasta llegar a Mozambique. Esta fractura geológica única genera un enorme valle rodeado por mesetas. Cerca de dos tercios del parque está cubierto por sabana y un 20 por ciento, por pastizales. El resto es bosque.
Imagen: Gorongosa National Park/James Byrne
Una historia en portugués
Aunque parte del territorio que compone el parque había sido utilizado como coto de caza por una compañía privada en 1920, en 1960 el gobierno portugués que llevaba las riendas del país designó oficialmente al recinto "parque nacional". Tras la larga guerra independentista, Mozambique consiguió guiar su destino en 1975, aunque el portugués sigue siendo el idioma oficial.
Imagen: Gorongosa National Park/Jean Paul Vermeulen
Los años de la guerra civil
En 1977, dos años después de la independencia, una larga guerra civil se desató en el país. Para el parque esto fue devastador, pues el movimiento Resistencia Nacional Mozambiqueña tenía su puesto de mando justo dentro de los límites de la reserva. Ambas partes en conflicto arrasaron con la fauna para alimentarse o mataron elefantes para vender marfil. En 1983, el parque fue cerrado y abandonado.
Imagen: Gorongosa National Park/Jean Paul Vermeulen
Sean todos bienvenidos
Cuando en 1992 la guerra terminó, el parque era una triste sombra de sí mismo y siguió cerrado. Se estimaba entonces que entre el 90 y el 95 por ciento de la vida salvaje del lugar se había perdido. Estudios de esa época contaron 15 búfalos, 5 cebras, 6 leones, 100 hipopótamos y 300 elefantes. Los primeros animales en retornar fueron las aves. Ahora el parque es el hogar de más de 400 especies.
Imagen: Gorongosa National Park/Piotr Naskrecki
Clima especial para circunstancias especiales
Debido a sus características topográficas, el parque tiene muchos microclimas y un ciclo anual de estaciones húmedas y secas que crea condiciones especiales que explican su rica biodiversidad. En un esfuerzo por revitalizar el parque, en 1994 se contrató personal con la asistencia financiera del Banco Africano de Desarrollo y la Unión Europea. Lentamente el parque se recuperó.
Imagen: Gorongosa National Park/Paul Kerrison
Grandes, pequeños y todos los otros
En 2004, la Fundación Carr, de Estados Unidos, se unió al gobierno de Mozambique en un proyecto para reconstruir el parque y reintroducir animales, en un esfuerzo por restaurar la vida salvaje del lugar. Este proyecto piloto fue tan exitoso que en 2008 la fundación y su creador, Gregory Carr, apoyaron la idea de seguir trabajando y coadministrando el parque por otros 20 años.
Imagen: Gorongosa National Park/Piotr Naskrecki
Un final feliz
El Gorongosa pasó de ser una reserva de caza a un parque nacional, luego a un campo de batalla y nuevamente un parque nacional. En los últimos años, varios millones de euros se han invertido en el recinto e, igualmente importante, en las comunidades locales. Ésta es una prueba tangible de que las áreas salvajes puede revivir por más profunda que haya sido su destrucción.