Crítica y autocrítica sellan llegada de Benedicto XVI a EE.UU.
16 de abril de 2008Las coincidencias son igual de claras que las discrepancias entre el papa Benedicto XVI y el actual presidente de Estados Unidos, George W. Bush. El líder religioso está en contra de la guerra en Irak, la pena de muerte y el embargo económico a Cuba. Ambos rechazan al unísono el aborto, el matrimonio entre parejas del mismo sexo, y la investigación con células madre.
El jerarca católico fue recibido de manera festiva en la Casa Blanca, donde incluso escuchó canciones de felicitación por su cumpleaños número 81. Los temas difíciles fueron reservados a la conversación privada con el presidente Bush, en la famosa Oficina Oval.
Crítica y autocrítica
En el preámbulo de su gira de seis días por tierras estadounidenses, Joseph Ratzinger no dejó de lado la crítica y la autocrítica. “Una democracia sin valores pierde su propia alma”, dijo el sumo pontífice a su llegada a la capital estadounidense. Antes, había condenado en los términos más claros a los cientos de sacerdotes católicos que han abusado de menores de edad, particularmente en Estados Unidos.
En lo institucional, se encontró con una desagradable sorpresa: la Suprema Corte de Estados Unidos emitió un fallo en el que autoriza la aplicación de la pena de muerte por el método de la inyección de sustancias letales. De inmediato, el estado de Virginia anunció que volvería a implementar la pena capital como resultado de dicho dictamen por parte del máximo tribunal del país.
El reto estadounidense
Éste es un ejemplo de la complejidad a la que se enfrentará Benedicto XVI en su visita a Estados Unidos, donde vive la tercera comunidad católica más grande del mundo luego de las de Brasil y México. El periódico francés La Croix, cercano a la iglesia católica, afirma que “Benedicto XVI se encontrará en Estados Unidos con ciudadanos que tienen una posición totalmente distinta la de Europa en lo que a la religión se refiere. La sociedad estadounidense está profundamente marcada por la religión, y por ellos los políticos colocan sus convicciones políticas en primer plano, a veces llegando a la exageración.”
En Alemania, la analista Adrienne Woltersdorf señala que “Su antecesor, Karol Wojtila, era una superestrella en Estados Unidos. En cambio, el áspero Ratzinger es visto ahí como un hombre que se encarga de guardar las formas. Así de grandes son también las expectativas de su viaje. Benedicto XVI ya se disculpó por los abusos de sacerdotes pedófilos, pero esto no bastará si es que realmente desea convencer y conciliar. Y esto es lo que necesita la iglesia católica en Estados Unidos, la única que pierde creyentes en ese país.”
Por lo demás, el que Benedicto XVI sea originario de Alemania, el país de la Reforma, poco pesa en la visita a Estados Unidos. Bush afirmó que “se trata no de un político, sino de un hombre de iglesia”. Y, como afirmó a DW-WORLD Michael Schapfel, pastor de la comunidad católica germanoparlante en Washington, el catolicismo se entiende a sí mismo como algo universal.