El urbanista y activista mexicano Miguel Robles Durán criticó la conferencia Hábitat de la ONU por “promover el lucro” y dijo que para que haya ciudades equitativas hay que aceptar que “no hay humanos desechables".
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Robles Durán participa en Quito en el foro "Resistencia a Habitat III" que se desarrolla de forma paralela a esa Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Urbano, que también tiene lugar en la capital ecuatoriana.
El activista, en entrevista aseguró que la Conferencia de la ONU "ha estado mucho más preocupada por proveer plataformas urbanas que pueden generar lucro" y ha descuidado el concepto de que en las ciudades, sobre todo, "vive gente". Para él, Habitat III no ha tomado en serio problemas graves que afectan actualmente a muchas ciudades del mundo, como son los desalojos a familias por hipotecas o por el destino del uso del suelo por parte de grandes corporaciones.
"Los casos de desalojos han aumentado mientras ha subido el valor de la tierra", añadió Robles Durán, quien participó en el llamado "Tribunal Internacional contra los Desalojos", una de las actividades del foro "Resistencia a Hábitat III".
"La gente es desechable" cuando los intereses corporativos están por encima del ser humano, agregó el urbanista al destacar la realización del foro social paralelo a la Conferencia de la ONU, porque, según él, permite "amplificar la voz de ciudadanos" que han sido "invisibilizados" en el debate oficial.
Aseguró que los problemas del ámbito urbano que no se tratan a profundidad en Habitat III, no tienen que ver solo con los desalojos y desahucios, sino también con los derechos de la naturaleza, la salud universal y "todo lo que conlleva a personas que no tienen casa".
Por ello, insistió Robles Durán, el "foro alternativo" quiere "fortalecer la voz del ciudadano" para elaborar contenidos y recomendaciones que puedan ser escuchadas por las entidades oficiales.
Sin derechos, ni en Palestina ni en Detroit
El Tribunal Internacional contra los Desalojos elabora "recomendaciones muy fuertes" en relación con las demandas sobre vulneración de derechos que tienen que ver con la propiedad de la tierra. Para él, mucha gente "no tiene espacio" y tampoco lo tiene su "sufrimiento" cuando se ven vulnerados sus derechos a una vivienda digna.
Robles Durán recordó que el Foro Internacional sobre Desalojos, una ONG que trabaja estrechamente con el tribunal, ha catalogado a 980.000 personas en situación de desalojos en el mundo, pero remarcó que esa cifra es menor a la real.
Entre los casos más graves de violación de los derechos humanos a habitantes de ciudades citó el caso de la zona palestina de Bedouin, donde -dijo- "hay gente desposeída de cualquier derecho", y el de una comunidad en la ciudad estadounidense de Detroit, donde hay personas afectadas "por el encarecimiento del valor del agua potable".
El activista mexicano aseguró que el Tribunal Internacional sobre Desalojos elaborará "recomendaciones muy fuertes" sobre estos casos, aunque señaló que se requieren políticas urbanas que garanticen los derechos de todos los ciudadanos.
JOV (efe, Terra)
Ecuador, cinco meses después del terremoto
Un desastre como el de Ecuador puede representar una oportunidad de hacer las cosas mejor, opinan especialistas. ¿Cómo enfrentan esto las autoridades, los pobladores de las zonas afectadas, la asistencia internacional?
Imagen: DW/M. Banchon
La vida sigue en los albergues
La noche del 16 de abril un terremoto de 7,8 de magnitud en la escala de Richter sacudió Ecuador y devastó las provincias de Esmeraldas y Manabí. Cinco meses después, sobre todo en zonas rurales y apartadas, la población sigue viviendo en los albergues provisionales provistos por el gobierno y organizaciones internacionales de asistencia.
Imagen: DW/M. Banchon
Ecuador se reconstruye
Cuando ocurrió el terremoto del 16 de abril, las Normas Ecuatorianas de Construcción justo habían acabado de elaborarse. En un país con alto riesgo sísmico, cambiar el tipo de construcción es imperativo. Aquí una casa modelo, hecha con la caña guadúa, propia de la región. Aunque el plan de reconstrucción aún no está listo, se dice que en dos años podrían estar acabadas las 7000 viviendas perdidas.
Imagen: DW/M. Banchon
Inseguro
Las guías del nuevo código de construcción, elaboradas junto con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y el programa de Preparación para Desastres de ECHO, se entregaron rápidamente. Si bien no es algo tan visible como la entregad de frazadas o agua, requiere un intenso trabajo a nivel local y nacional y programas de formación de personal.
Imagen: DW/M. Banchon
Nuevas formas de construir
“El nuevo marco normativo sirve de aquí en adelante. Es importante no sólo que exista sino que se aplique y que se explique en las universidades para que los profesionales salgan con una conciencia diferente. El cumplimiento de esas normas puede que sí encarezca la construcción, pero salva vidas”, explica a DW Óscar Robles, de la organización Catholic Relief Services (CRS).
Imagen: DW/M. Banchon
¿Quién compra?
En las zonas más afectadas de Manabí y Esmeraldas el comercio, la agricultura , la pesca y el turismo eran las actividades económicas más importantes. Sin la infraestructura hotelera y los restaurantes, los productores no pueden colocar sus productos. Aquí Pedernales, el centro comercial de la región, cuyas microempresas vuelven tímidamente.
Imagen: DW/M. Banchon
Velar por derechos
Otra de las tareas de las organizaciones de la sociedad civil es verlar por los derechos de los más vulnerables. El problema de los embarazos adolescentes, los feminicidios y el acoso sexual, que ya tenía niveles preocupantes en Esmeraldas antes del desastre, se ha disparado con la precariedad.
Imagen: DW/M. Banchon
Ayuda humanitaria internacional
Desde un día después del terremoto, la oficina de Ayuda Humanitaria y Protección Civil (ECHO) ha estado presente en el país. Proveer de agua limpia, alimentos, albergues, medicinas y asistencia psicosocial a los damnficados ha sido el objetivo en los primeros meses después del desastre que dejó sin techo a 7000 familias. Aquí se ve una instalación sanitaria para los pescadores de La Chorrera.
Imagen: DW/M. Banchon
Trabajar en la precariedad
Aunque la situación de la mayoría de los habitantes se ha estabilizado, en albergues o en campamentos, la actividad económica está aún lejos de volver a la normalidad , sobre todo en las zonas más apartadas. La microempresa más que nunca antes es el motor de estas regiones afectadas. Comedores, tiendas, servicios de Internet funcionan en las construcciones provisorias.
Imagen: DW/M. Banchon
Miedo
"Perdimos nuestra casita que estaba recién hecha. Lloramos mucho, pero no es un dolor como perder un familiar. Mi marido es pescador, trabaja en la noche. Yo me voy a dormir donde la vecina, porque me da miedo dormir solita", cuenta una pobladora de La Chorrera.
Imagen: DW/M. Banchon
Nuevas normas, ¿nueva infraestructura?
Las poblaciones dedicadas a la pequeña pesca se han visto especialmente afectadas. Por un lado, la destrucción de la vivienda. Por otro, las nuevas normas prevén un nuevo emplazamiento de sus pobladores. Si están más alejados de la playa, a donde solían llegar los compradores directamente, ¿dónde obtendrán la infraestructura de refrigeración para conservar el producto?
Imagen: DW/M. Banchon
¿Cuándo se acaba la emergencia?
La expectativa es que en dos o tres años la fase de reconstrucción haya acabado. Ejemplos de países como Chile o Perú hablan de que el problema de la vivienda es el que más lento va. En muchos casos, el albergue transicional, diez años después, se ha convertido en permanente, explica especialistas en emergencias.
Imagen: DW/M. Banchon
Aún quedan escombros
"Las familias están seguras, los niños vuelven a las escuelas. La Policía especializada asegura la zona, el Ministerio de Inclusión Económica y Social tiene estructuras que funcionan bastante bien. Pero no es la normalidad. La familia quiere su casita. Va a llevar tiempo. El terremoto de Haití fue hace 6 años y todavía hay miles de personas viviendo en carpas", explica Óscar Robles, de CRS.