Crisis de refugiados: “Posturas, cada vez más inflexibles”
Barbara Wesel (VT/EL)22 de enero de 2016
La falta de voluntad de los jefes de Gobierno europeos para cooperar en la crisis de refugiados amenaza el futuro de la UE. “Estamos a punto de colapsar”, dice Judy Dempsey, del think tank Carnegie Europe.
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DW: La situación es dramática. Ahora se empiezan a fijar plazos para limitar considerablemente el número de refugiados. Otras personas esperan que la cumbre a mediados de febrero traiga una solución. ¿Cuánto tiempo le queda a la Unión Europea?
Judy Dempsey: ¿Acaso queremos detener a los refugiados en las fronteras y esperar a que mueran congelados en la nieve? Solo frenaremos la afluencia si ponemos fin a la guerra en Siria. Hay un poco de esperanza, puesto que la situación con Irán ha mejorado y porque los saudíes están debilitados. Pero sea como fuere, esto no es una cuestión de plazos.
La canciller alemana, Angela Merkel, siempre tuvo suficientes aliados en la UE para imponer sus planes. ¿Dónde quedaron esos aliados?
Le quedan muy pocos aliados. Muchos jefes de Gobierno solo defienden sus intereses nacionales, porque ahora lo único que importa es cómo los electores perciben la crisis de refugiados. Además, en la UE muchos opinan que Merkel nunca debió abrir las fronteras. Pero sin Merkel y Schäuble el euro hubiera colapsado y tampoco tendríamos un tratado para solucionar la crisis ucraniana. Ahora le dan la espalda a la canciller, que durante tanto tiempo aseguró la estabilidad de la UE.
Austria anunció que limitará el número de refugiados que entran al país. ¿Es esto una especie de chantaje hacia los demás países del bloque comunitario?
La Unión Europea se ha portado como una sonámbula. Hace años debimos haber apoyado masivamente los campamentos de refugiados en Líbano, Jordania y Turquía, para que la gente no abandonara esa región. Lo peor es que ahora percibimos a los refugiados cada vez más como números, objetos y no como humanos.
Ahora todos hablan de un plan B. ¿Significa esto que se cerrarán las fronteras? ¿Qué consecuencias tendría esto para los países de los Balcanes?
Serbia ya anunció que solo puede dejar entrar a aquellos refugiados que garanticen que continuarán su viaje. Lo mismo vale para los demás países balcánicos. Las principales centrales de registro y acogimiento ya no funcionan. Las posturas son cada vez más inflexibles. Hasta ahora los turcos no han cumplido sus promesas. Y tras los atentados en Estambul, la disposición del país a acoger a más refugiados será todavía menor. Nadie ayuda a Merkel.
El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, habla del fin del euro y del mercado único europeo. ¿Acaso es tan seria la situación?
El riesgo existe. El futuro de Europa está en juego, no se trata de una crisis más que de alguna manera podemos superar. Estamos a punto de colapsar. Podríamos perder todo lo que construimos durante décadas. Y no estoy segura sobre si los demás jefes de Gobierno en la UE han comprendido lo que esto significaría para ellos.
Judy Dempsey es analista del Centro Carnegie Europa.
El año de los refugiados
Nunca antes hubo tantos refugiados como en 2015. Muchos han llegado a Alemania. "Es un desafío histórico", señaló la canciller Angela Merkel. Una mirada retrospectiva a un año estremecedor.
Imagen: Reuters/O. Teofilovski
Grecia: una puerta hacia la UE
Estos jóvenes procedentes de Siria superaron una peligrosa etapa de su viaje. Llegaron a Grecia y, por ende, a la Unión Europea. Pero con ello no alcanzaron todavía su meta. Quieren seguir rumbo al norte, hacia otros países de la UE. La mayor parte huyó en 2015 a Alemania y Suecia.
Imagen: Reuters/Y. Behrakis
Peligro en el Mediterráneo
El camino que han recorrido encierra peligros mortales. Reiteradamente zozobraron embarcaciones no aptas para la travesía. Estos niños sirios y su padre tuvieron suerte. Fueron rescatados en el Mediterráneo por pescadores griegos de la isla Lesbos.
Imagen: Reuters/Y. Behrakis
La imagen que conmovió al mundo
Aylan Kurdi, de tres años de edad, no sobrevivió. A comienzos de septiembre se ahogó con su hermano y su madre en el Egeo, cuando intentaban llegar a la isla de Kos. La foto de este niño sirio muerto dio la vuelta al mundo, conmoviendo a miles de personas.
Imagen: Reuters/Stringer
Contrastes a la vista
Kos, a menos de cinco kilómetros de Turquía, es la meta de muchos refugiados. Llegan a las playas donde solo solía haber turistas. Este grupo de refugiados paquistaníes logró arribar con un bote inflable.
Imagen: Reuters/Y. Behrakis
Caos total
Muchos refugiados quedan varados en Kos, porque solo pueden continuar viaje a tierra continental tras haberse registrado. En el verano, la tensión escaló cuando las autoridades hicieron esperar a los refugiados en un estadio para hacer ese trámite, a pleno sol y sin agua.
Imagen: Reuters/Y. Behrakis
Un transbordador para refugiados
Debido a la insostenible situación imperante en la isla se produjeron disturbios. Para reducir la tensión, las autoridades griegas arrendaron un barco en el que se habilitaron posibilidades de alojamiento para 2.500 refugiados y una oficina de registro.
Imagen: Reuters/A. Konstantinidis
El dilema de Europa
Por la misma época, más al norte, en la frontera greco-macedonia, policías fronterizos impiden el paso a la gente. En el tumulto hay niños que lloran, separados de sus padres. "Pura desesperación" se llama la foto tomada por Georgi Licovski. La Unicef la distinguió como la foto del año, ya que plasma "el dilema de Europa y su responsabilidad".
Imagen: picture-alliance/dpa/G. Licovski
Un símbolo negativo
A fines del verano, Budapest se convirtió en un símbolo del fracaso de las autoridades y de la xenofobia. Miles de refugiados acampaban en los alrededores de una estación ferroviaria de capital húngara. El gobierno les prohibió continuar su viaje. En consecuencia, muchos siguieron su camino a pie, rumbo a Alemania.
Imagen: picture-alliance/dpa/B. Roessler
Se abre el paso
El 5 de septiembre se despejó el camino para los refugiados. La canciller alemana, Angela Merkel, tomó con su par austríaco, Werner Feymann, la decisión de permitir a la gente continuar el viaje. Varios trenes especiales y buses se dirigieron por esos días a Viena y Múnich.
Imagen: picture alliance/landov/A. Zavallis
Bienvenidos, refugiados
El primer fin de semana llegaron a Múnich cerca de 20.000 refugiados. En la estación central de la ciudad se reunieron innumerables voluntarios para atender a los refugiados y proporcionarles alimentos y vestimenta.
Imagen: Getty Images/AFP/P. Stollarz
"Lo lograremos"
Mientras Merkel era aclamada por los refugiados y los partidarios de darles asilo, en otros sectores de Alemania surgía el descontento. En una conferencia de prensa, Merkel respondió a las críticas con estas palabras: "Si tenemos que disculparnos por mostrar un rostro gentil en una situación de emergencia, este no es mi país". Otra frase se convirtió en su mantra: "Lo lograremos".
Imagen: Reuters/F. Bensch
Historias en el equipaje
A fines de septiembre, la policía publicó una imagen conmovedora. Una niña refugiada hizo este dibujo y se lo regaló a un policía de Passau. Muestra el horror que vivieron muchos refugiados y su gran alegría de estar por fin a salvo.
Imagen: picture-alliance/dpa/Bundespolizei
El drama continúa
A fines de octubre habían llegado a Alemania más de 750.000 refugiados. Pero el flujo no cesaba. Los países de la denominada "ruta de los Balcanes" se veían superados y cerraron sus fronteras. Solo se siguió permitiendo el paso a sirios, afganos e iraquíes. Como una forma de protesta, algunos refugiados de otros países se cosieron los labios.
Imagen: picture-alliance/dpa/G. Licovski
Sin final a la vista
"¡Ayúdanos, Alemania!", dicen los carteles de los manifestantes en la frontera con Macedonia. En Europa se acerca el invierno y miles de personas, incluyendo niños, se encuentran atrapadas en tierra de nadie. Entretanto, incluso Suecia, considerado un país abierto a los refugiados, estableció transitoriamente controles fronterizos. La UE cuenta para 2016 con otros tres millones de refugiados.