La Iglesia Católica siempre jugó un papel clave en momentos convulsos en América Latina. En la crisis boliviana parece haber sido una buena intermediaria, junto con la UE, la ONU y la CIDH.
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Luego de una profunda crisis que aún divide al país, Bolivia parece estar dando ahora los primeros pasos hacia la pacificación social. Tras la salida de Evo Morales del poder, la violencia en las calles dejó al menos 33 muertos y cerca de 800 heridos. Ante esto, la autoproclamada presidenta interina, Jeanine Áñez, propuso, el 22.11.2019, el comienzo de un diálogo entre el Movimiento al Socialismo (MAS), y la oposición, que ella también representa, y pidió que organismos internacionales, la Unión Europea y la ONU, junto con la Iglesia Católica, mediaran en ese encuentro. Asimismo, promulgó el domingo 24.11.2019 una ley para convocar a nuevas elecciones generales.
También Evo Morales solicitó, desde su exilio en México, a la Iglesia Católica y a la UE acompañar a los bolivianos "en el diálogo para pacificar a la sociedad”.
"El diálogo es el camino apropiado para superar las diferencias entre bolivianos", dijo el 18.11.2019 el secretario general de la Conferencia Episcopal, Aurelio Pesoa, en una conferencia de prensa en Bolivia.
Palabras controvertidas en un país que, durante el Gobierno de Morales (2005-2019), se transformó en un Estado laico y plurinacional, apaciguando así décadas de graves crisis políticas y sociales, y brindando participación política y económica a las diversas etnias originarias.
A pesar de que la Iglesia Católica es una entidad importante en la gran mayoría de los países latinoamericanos, su rol durante las dictaduras, en Argentina y Chile, por ejemplo, ha sido muy cuestionado debido a la participación de altos cargos de esa institución en crímenes de lesa humanidad. Por otro lado, hubo sacerdotes que rechazaron la dictadura y ayudaron a los que luchaban contra ella, defendiendo los derechos humanos.
¿Cuál es hoy el rol de la Iglesia Católica en Bolivia? "En Bolivia existe una tradición de mediación de la Iglesia Católica, y todos esperamos que siga siendo positiva. No hay que olvidar que la Iglesia Católica en América Latina, en el aspecto político, no es algo homogéneo. Aquí también estuvo presente la corriente de la Teología de la Liberación”, indica el historiador. "Bolivia es un Estado pluricultural”, subrayó, "y si bien Áñez y Camacho representan a una parte del catolicismo, la Iglesia Católica como institución no ha participado en esos actos de ‘devolver la Biblia al Palacio Quemado'”.
De hecho, en Bolivia hay cerca de un 76 por ciento de católicos, entre ellos, los "católicos mestizos”, y los "católicos ortodoxos”. El catolicismo convive allí con la cosmovisión de los pueblos originarios (4%) -panteísta y holística-, dando lugar al sincretismo. Los adeptos a iglesias evangelistas, pentecostales y protestantes conforman alrededor del 17,6 % de la población boliviana, y los que se declaran no religiosos son el 2 %.
En este intento de pacificación en la crisis boliviana, "la mediación de la Iglesia Católica, junto con la UE y la ONU, es una buena combinación, ya que en Bolivia hay un vacío de instituciones que gocen de la confianza y del apoyo de la población”, sostiene a DW, por su parte, la investigadora Almut Schilling-Vacaflor, politóloga de la Universidad de Osnabrück. "Pero es importante subrayar que en Bolivia hay una división entre la Iglesia y el Estado, y que Bolivia se declaró como Estado laico en 2009, en el proceso de reforma de la Constitución”, resalta.
"De todos modos, la Iglesia Católica, como comunidad de valores éticos, debería poder apelar a los valores humanitarios, y destacar, por ejemplo, que no hay que demonizar al contrincante político”, explica. "En ese sentido, la mediación de la Iglesia Católica en Bolivia y en América Latina es importante desde el punto de vista de los derechos humanos”, destaca.
Mediación exitosa de la Iglesia y "accionar decisivo de la CIDH"
La mediación de la Iglesia Católica, la ONU y la UE abrió indudablemente un espacio de comunicación urgentemente necesario en Bolivia. "Esto expresa una lógica de negociación sindical que es histórica”, dice en entrevista con DW Fernando Mayorga Ugarte, sociólogo y doctor en Ciencia Política, director del Centro de Estudios Universitarios de la Universidad Pública de Cochabamba. "De plantear la renuncia de Jeanine Áñez, los sindicatos y organizaciones indígenas pasaron a permitir una negociación”, señala. El ministro de la presidencia, Arturo Murillo, tuvo un rol clave para hallar puntos de convergencia, añade. "Todo eso tuvo éxito debido a la presencia de los mediadores de la Iglesia, la UE y la ONU”, añade Mayorga Ugarte.
"En la historia previa a 2006 [año en que Evo Morales asumió el poder] hubo un claro protagonismo de la Iglesia como factor de mediación. Ante la debilidad de las instituciones políticas", explica, ”ya en esa época, la Iglesia gozaba de mucha confianza en los sectores populares, sobre todo entre los cocaleros, porque ante las violaciones de los derechos humanos, la Iglesia siempre apoyó sus denuncias”, concluye.
En la crisis boliviana actual, "la mediación de la Iglesia Católica ha sido exitosa”, subraya, "sin embargo, la Iglesia sola no hubiera logrado esto”. Según él, ha sido fundamental la presencia del enviado especial de las Naciones Unidas, Jean Arnault. Y de León de la Torre, embajador de la UE en Bolivia. "Pero a mi juicio, fue decisivo el accionar de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que no fue mediadora, pero fue la instancia que criticó y puso en evidencia desde el primer día el decreto que daba a los militares prerrogativas para la represión. También cuestionó el incremento del presupuesto para esas acciones y empezó a denunciar firmemente las masacres y los actos de amedrentamiento a dirigentes sindicales. Estuvo dos días en Cochabamba recibiendo las denuncias, y eso es importante para poner en evidencia esa faceta de este gobierno, que en los primeros cinco días tuvo como objetivo desmantelar el movimiento sindical boliviano”, concluye.
(jov)
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Bolivia: hitos de una crisis política
Tras renunciar Evo Morales, en medio de protestas contra un presunto fraude electoral y tras perder apoyo militar, Bolivia vivió casi un año de crisis y transición hacia lo que se perfila como un nuevo gobierno del MAS.
Imagen: Ueslei Marcelino/Reuters
Dijeron que no, pero...
La crisis se propició tres años antes. El 21 de febrero de 2016 se realizó un referéndum constitucional en Bolivia para evaluar una modificación a la Carta Magna, que permitiera al jefe de Estado reelegirse en dos ocasiones sucesivas. El "No" ganó con el 51,3 % de los votos, lo que significaba que Evo Morales quedaba imposibilitado de competir en las presidenciales de 2019. No obstante, compitió.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/Bolivia's Communication Ministry/R. Martinez
Derecho humano a ser candidato
Morales argumentó ante la Justicia que si no podía competir en las elecciones se coartaba el "derecho humano" de todo ciudadano a elegir y ser electo. El Tribunal Constitucional dio por buena esta premisa y Morales inscribió su candidatura ante el Tribunal Supremo Electoral en diciembre de 2018. Las protestas opositoras no se hicieron esperar.
Imagen: Reuters/D. Mercado
Carlos Mesa vuelve al ruedo
Carlos Mesa, expresidente del país y una de las voces más críticas con Morales, dijo que la decisión de la Justicia era una "herida de muerte a la democracia". Otros opositores incluso hablaron de un "golpe de Estado" institucional y del comienzo de una "dictadura". El 6 de octubre de 2018, Mesa anunció que enfrentaría a Morales en las elecciones e inscribió su candidatura en noviembre de ese año.
Imagen: AFP/A. Raldes
Un giro sorpresivo
Finalmente, el 20 de octubre de 2019 se realizaron las elecciones generales. El 88,31 % de los votantes participó del proceso, cuyos resultados se fueron entregando a cuentagotas, lo que despertó sospechas en la oposición y en organismos internacionales. En un comienzo, Morales no logró los votos necesarios para ganar en primera vuelta, pero un giro sorpresivo le dio finalmente el triunfo.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/J. Karita
Triunfo estrecho
Tras varios días, se entregaron por fin los resultados definitivos: Morales obtuvo el 47,08 %, contra el 36,51 % de Carlos Mesa. Con esas cifras, el mandatario superaba por más de 10 puntos a su principal rival y cumplía con la norma que da el triunfo en primera ronda a quien venza por esa cantidad de votos a su más cercano perseguidor. La oposición acusó fraude y salió a las calles.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/J. Karita
Llamados a manifestaciones
Carlos Mesa llamó a sus seguidores a defender los votos y forzar la realización de una segunda vuelta. "Todos nosotros tenemos que estar decididos, sin ningún tipo de reparo, a salir a la calle para demostrar que no aceptamos el fraude", dijo el exmandatario. Las protestas y los enfrentamientos comenzaron poco después de las elecciones, y fueron ganando violencia con el paso de los días.
Imagen: Reuters/K. Pfaffenbach
La rabia no cede
El gobierno de Evo Morales y la OEA acordaron la realización de una auditoría, una medida que no aplacó la rabia en la calle. Poco después, el jefe de la misión de la OEA renunció y las protestas arreciaron nuevamente en distintas ciudades del país. Al 9 de noviembre se contaban 3 muertos y casi 350 heridos, en un ambiente de creciente polarización.
Imagen: Reuters/K. Pfaffenbach
Surgen nuevos líderes
A la figura de Carlos Mesa se sumaron otros liderazgos. Quizás el más convocante fue el de Luis Fernando Camacho, líder del comité cívico de Santa Cruz. Camacho logró convocar a distintas organizaciones para pedir la renuncia de Morales. "Nosotros hemos asumido una posición totalmente ciudadana. No queremos segunda vuelta, queremos un nuevo proceso eleccionario", exigía Camacho.
Imagen: Getty Images/AFP/D. Walker
Rebelión policial
Al ya agitado ambiente se sumaron la noche del viernes 8 de noviembre de 2019 los policías, que en distintas regiones del país se amotinaron. Un agente dijo a la prensa que "no podemos seguir con este narco-gobierno, con esta democracia injusta". Si bien el Gobierno dijo que no desplegaría militares para enfrentar la rebelión, Evo Morales sí denunció que había un golpe de Estado "en marcha".
Imagen: Reuters/L. Gonzalez
Renuncia
El 10 de noviembre de 2019, tras 14 años en el poder, Evo Morales renunció. La presión de las protestas, y la pérdida del apoyo de las Fuerzas Armadas y la Policía, apuraron su decisión. Morales aseguró que su salida fue causada por un "golpe de Estado". Los disturbios se extendieron en varias ciudades tras su renuncia, con incendios, saqueos y ataques a viviendas como la del propio exmandatario.
Imagen: picture-alliance/dpa/J. Karita
México concede asilo político a Evo Morales
Tras la renuncia de Morales, el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, informó en rueda de prensa que el político boliviano había aceptado la oferta de asilo ofrecida por México. Ebrard expresó que México "ha decidido conceder asilo por razones humanitarias" a Morales "en virtud de la urgencia que afronta en Bolivia, donde su vida e integridad corren peligro".
Imagen: picture-alliance/dpa/G. Granados
Presidenta interina
El 12 de noviembre, la senadora Jeanine Áñez fue proclamada nueva presidenta interina de Bolivia. Tras la renuncia de todos los que constitucionalmente podían suceder a Morales, la abogada de 52 años pasó de segunda vicepresidenta a presidenta del Senado, accediendo así a la vía sucesoria. Desde México, Morales aseguró que este era "el golpe más artero y nefasto de la historia" de su país.
Imagen: picture-alliance/dpa/J. Karita
De México a Cuba, y a Argentina
En diciembre de 2019, el exmandatario boliviano viajó a Argentina en un operativo secreto, para ser acogido como refugiado, con la condición -luego incumplida- de no hacer declaraciones políticas. Morales viajó a Buenos Aires desde Cuba, donde se hizo un chequeo médico. Lo acompañaron el exvicepresidente Álvaro García Linera, la exministra de Salud Gabriela Montaño y el excanciller Diego Pary.
Imagen: picture alliance/ZUMA Wire/M. Ramos
Incendios, pandemia, corrupción, denuncias contra Morales
Entre cambios drásticos en política exterior, acusaciones de persecución a partidarios del MAS, escándalos de corrupción en el manejo de la pandemia de COVID-19, declaración de desastre nacional por incendios forestales, denuncias contra Evo Morales por "estupro", "asesinatos y torturas", Áñez llegó a cumplir su tarea como presidenta interina: el llamado a nuevas elecciones, pospuesto dos veces.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. P. d. Carpio
Nuevas elecciones, casi un año después
Tras dos fechas pospuestas, por la pandemia mundial de coronavirus, el electorado boliviano votó finalmente en nuevas elecciones este 18 de octubre de 2020, para elegir otro presidente y vicepresidente. Casi un año después de la renuncia de Evo Morales, que el exmandatario aún achaca a un "golpe", los bolivianos eligieron también a 130 diputados y 36 senadores, para renovar el Congreso bicameral.
Imagen: Martin Mejia/AP Photo/picture-alliance
Arce celebra el retorno del MAS, a boca de urna
Pasada la medianoche de la jornada electoral, se conoció que las encuestas a boca de urna otorgan más del 50 % de los votos al candidato del MAS, Luis Arce. Le seguirían Carlos Mesa, de Comunidad Ciudadana, con más del 30%, y Luis Fernando Camacho, de Creemos, con alrededor del 14 %. Arce celebró en La Paz un triunfo que dio por seguro, mientras el recuento oficial iba por alrededor del 7%.
Imagen: Ronaldo Schemidt/AFP/Getty Images
Evo: "Tarde o temprano vamos a volver"
Evo Morales, que dirigió desde Argentina la campaña electoral del MAS, también celebró el triunfo. "Tarde o temprano vamos a volver" a Bolivia, afirmó. Sin embargo, dirigentes del MAS como la presidenta del Senado y la Asamblea Legislativa de Bolivia, Eva Copa, manifestaron que aún "no es el momento adecuado" para su regreso, porque Morales todavía tiene "problemas que solucionar".
Imagen: Manuel Cortina/NurPhoto/picture-alliance
Mesa será "cabeza de oposición"
Con el recuento oficial de votos aún en curso, Carlos Mesa, líder y candidato presidencial de Comunidad Ciudadana, compareció en La Paz ante los medios, para reconocer que los sondeos a boca de urna auguran un "claro triunfador en primera vuelta": el exministro Luis Arce, del Movimiento Al Socialismo (MAS). Comunidad Ciudadana ejercerá de "cabeza de la oposición", informó en Twitter.
Imagen: Luis Gandarillas/AFP/Getty Images
Presidenta interina felicita y pide esperar resultados oficiales
También la presidenta interina del país, Jeanine Áñez, que había retirado su candidatura tras verse relegada en las encuestas, reconoció que (aún sin el cómputo oficial) la victoria del MAS parece segura. Felicitó a sus candidatos, pidiéndoles "gobernar pensando el Bolivia y en la democracia". A los ciudadanos y partidos, les pidió "paciencia" y "madurez" para esperar los resultados oficiales.
Imagen: Presidencia de Bolivia/AFP/Getty Images
Felicitaciones de Trump, Maduro, la OEA, la UE y la ONU
Los principales aliados regionales del expresidente Evo Morales -los presidentes de Venezuela, Cuba, Nicaragua, México, y Argentina- fueron los primeros en celebrar el retorno del MAS al poder en Bolivia. Pero también EE. UU., la OEA, la UE y la ONU felicitaron al virtual futuro presidente, Luis Arce. Washington anunció su disposición de trabajar con el nuevo gobierno.