Crisis de Gobierno en Bélgica por pacto migratorio de la ONU
9 de diciembre de 2018
Dos ministros salieron del gabinete y Nueva Alianza Flamenca anunció que no seguirá formando parte de la coalición liderada por Charles Michel.
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El primer ministro de Bélgica, Charles Michel (foto principal), se vio forzado este sábado (08.12.2018) a reorganizar su Gobierno, luego de que el principal partido de la coalición, Nueva Alianza Flamenca (N-VA), informara que no podía seguir formando parte del Ejecutivo. Esto, porque el premier decidió seguir adelante con su intención de apoyar el pacto migratorio de Naciones Unidas.
Tras varios días de tensión y de mantener al Gobierno al borde del colapso, finalmente Michel, que lidera una alianza de centroderecha, decidió seguir adelante sin el importante aliado, cuyo líder, Bart De Wever, dijo que "no podemos estar de acuerdo con dicho pacto". Los expertos esperan, de todas formas, que las elecciones federales de mayo no sufran cambio alguno en este nuevo escenario.
Michel había dicho ya en septiembre en Naciones Unidas que firmará el acuerdo en una ceremonia que se realizará el lunes en Marrakech, Marruecos. La noche del sábado mantuvo su posición: "Respeto mi palabra, viajaré a Marrakech", dijo. Las exigencias de N-VA de no firmar el acuerdo no rindieron fruto, lo que llevó a la cúpula del partido a ordenar a sus dos ministros que abandonaran el gabinete.
Auge ultraderechista
La salida de los derechistas de N-VA deja a Michel en un Gobierno de minoría conformado por liberales y cristianodemócratas, lo que hará más difícil su tarea. Además, Michel, un liberal francófono, deberá reacomodar puestos, una tarea especialmente compleja en un país bilingüe y donde, por ley, debe haber igual número de ministros que hablen francés y holandés.
Michel ya había asegurado un amplio respaldo parlamentario a la firma del acuerdo migratorio. Nueva Alianza Flamenca, en tanto, ve con preocupación que el avance de la ultraderecha le quitará electores y busca desesperadamente contener esa sangría. Una de sus apuestas era lograr que el Gobierno no firmara el acuerdo. El fracaso significó la salida del ministro del Interior, Jan Jambon, y del ministro de Migración, Theo Francken.
DZC (AP, Reuters)
Alemania, país de inmigración
Alemania es, después de EE. UU., el segundo país con mayor afluencia de inmigrantes. Una muestra en la Casa de la Historia de Bonn ofrece una sinopsis de las corrientes inmigratorias de los últimos 60 años.
Imagen: DW/J. Hennig
Segundo mayor país de inmigrantes
Solo en 2013, la inmigración neta a Alemania fue de 437.000 personas. A partir de los años 50, La RFA y la RDA atrajeron a trabajadores extranjeros. Hoy los inmigrantes provienen principalmente de los nuevos países miembros de la Unión Europea, quienes enriquecen la cultura y las tradiciones alemanas. En el museo Casa de la Historia, en Bonn, se puede ver una retrospectiva de los últimos 60 años.
Imagen: DW/J. Hennig
Los "trabajadores del extranjero"
En los años 50, la República Federal de Alemania vive un boom económico, y para abastecer el mercado laboral, el gobierno se esfuerza en atraer trabajadores extranjeros. La mayoría de ellos llegan con muy poco, dejando atrás una vida en su país de origen.
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Búsqueda de empleo
Entre 1955 y 1968, Alemania firma nueve acuerdos de inmigración con otros países: España, Grecia, Turquía, Marruecos, Corea del Sur, Portugal, Túnez y Yugoslavia. Quienes buscaban empleo podían postularse desde su país de origen en las “Oficinas de enlace”.
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Controles de salud
Antes de que un inmigrante pudiera trabajar en Alemania se le realizaban estudios médicos. Los análisis se llevaban a cabo en el país de origen. Solo quien estaba sano y era capaz de desempeñarse en sus tareas obtenía un puesto en Alemania Occidental.
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El inmigrante número 1 millón
En 1974 llegó a Alemania el inmigrante 1.000.000. era Armando Rodrigues de Sá, de Portugal, un carpintero de 38 años, quien recibió como premio un ciclomotor. Cuando fue nombrado por altoparlante en una estación de tranvía de Colonia con motivo de su llegada, creyó que querían deportarlo.
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Recorriendo Europa con un Ford Transit
El turco Sabri Güler recorrió Europa con este Ford Transit. El comerciante compró ese automóvil para viajar de Alemania a Turquía. Era un modelo muy cómodo y popular entre los trabajadores provenientes de Turquía.
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Trabajadores para Alemania Oriental
También en la RDA se atrajo a inmigrantes a mitades de los años 60. Se los llamó “contratados” y trabajaban, sobre todo, en la industria textil. Llegaban de países comunistas como Vietnam, Cuba y Argelia. En la RDA había, sin embargo, menos inmigrantes que en la RFA. En 1989 sólo eran 190.000, mientras en el oeste alcanzaban los cinco millones.
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Comida multicultural
Muchos inmigrantes trabajaban para luego recoger a sus familias y llevar una vida juntos en Alemania. Trajeron con ellos gran número de tradiciones, entre ellas, sus hábitos culinarios, que hoy forman parte de la cocina alemana, como, por ejemplo, el Döner, hecho de láminas de carne de cordero o pollo.
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Aumento de delitos xenófobos
Durante los años 80 y 90, se comenzó a generar una atmósfera de crítica a la inmigración en la opinión pública alemana, y en los medios se debatía el temor a la criminalidad de jóvenes, hijos de extranjeros. El resultado fue una ola de actos violentos xenófobos y racistas contra inmigrantes.
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Tradición vs. multiculturalidad
También dentro de muchas familias de inmigrantes se produjeron conflictos culturales. En su film “Contra la pared”, el cineasta alemán Fatih Akin, de origen turco, trata el choque de la educación tradicional musulmana con la vida occidental. En la Berlinale de 2004, la película fue la primera cinta alemana en recibir un Oso de Oro después de 17 años.
Imagen: DW/J. Hennig
Príncipe Balam I.
La asociación de carnaval “Koe Jonge e.V.” nombró príncipe de su desfile a Balam Byarubanga en 2011. Balam I es el primer príncipe afroalemán de carnaval. Los responsables de la asociación enviaron una clara señal contra el racismo y a favor de la integración. Su traje puede verse en la exposición en la Casa de la Historia, en Bonn.
Imagen: DW/J. Hennig
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