Gazeta Wyborcza, Varsovia: “Aquí termina una carrera brillante. La obispa Käßmann siempre fue considerada una de las personalidades más sobresalientes de la Iglesia alemana, y, al mismo tiempo, una autoridad moral indiscutible. Apelaba a volver a la Biblia y a luchar a diario contra la manía consumista que reina en Alemania. Se comprometió con el ecumenismo y con el papel de la mujer en la Iglesia. El hecho de que fuera elegida presidenta del Consejo de la Iglesia Evangélica Alemana, en octubre de 2009, se interpretó como una señal de cambios fundamentales.”

Líderes más humanos

Ostsee-Zeitung, Rostock: “Haga lo que haga en el futuro, Margot Käßmann siempre gozará del respeto de todos, y también de la libertad. Nosotros, la opinión pública, sin embargo, seguiremos sin ser libres. Todavía seguimos esperando que nuestros líderes sean héroes o santos en lugar de seres humanos. Mientras esto continúe así, habrá políticos hipócritas que nunca se arrepienten de nada, deportistas que se dopan y lo niegan todo, directivos codiciosos que no toleran críticas, y clérigos cobardes que encubren sus pecados. Vamos a extrañar a Margot Käßmann.“

Rectitud de Käßmann no dejó otra alternativa

Badische Zeitung, Friburgo: “La rectitud de Käßmann y lo radical de su pensamiento y su estilo fueron, en última instancia, los motivos que no le dejaron otra alternativa que renunciar a su cargo. Quien que no tiene miramientos con sus adversarios en su lucha por Dios y por el mundo, contra la guerra, por la paz y la justicia social, tampoco puede esperar que se tengan miramientos con ella. En su rol político-eclesiástico, Käßmann, beligerante y, por momentos, polarizadora, habría estado, a partir de ahora, en desventaja al salir al ruedo del debate público. Quien atraviesa un semáforo en rojo en estado de ebriedad actúa irresponsablemente y arriesga, al menos en teoría, vidas humanas. Esa falta habría reducido la credibilidad de la teóloga (…).”

La ley también rige para la Iglesia

Neue Westfälische, Bielefeld: “La Iglesia católica no es un ámbito libre en el que no rige la ley. Por eso, no es ninguna vergüenza que la ministra de Justicia alemana, Sabine Leutheusser-Schnarrenberger, solicite a la Iglesia que los casos de abuso sexual sean investigados por la justicia del Estado. Lo que sí es una vergüenza, es que el presidente de la Conferencia Episcopal, Robert Zollitsch, le ponga un ultimátum a la ministra pidiéndole que se disculpe por sus sospechas de que los responsables de la institución no investigan los abusos de manera consecuente. No se puede seguir tolerando que las organizaciones eclesiásticas investiguen por sí mismas en primera instancia los supuestos abusos a menores, para derivarlos después a la Justicia. Zollitsch se disculpó por los delitos, pero aún no ha comprendido la verdadera dimensión del escándalo."

Disputas inútiles y decisiones precipitadas

Dresdner Neuesten Nachrichten, Dresden: “¿Qué sucede con la institución de la Iglesia? Mientras los obispos católicos, contrariados y atormentados, intentan investigar los casos de abuso sexual, la presidenta del Consejo de la Iglesia Evangélica Alemana, espantada ella misma por su actitud, conmociona a los alemanes protestantes. Y mientras los unos, en lugar de aclarar de una vez las culpas, prefieren trabarse en disputas inútiles con la ministra de Justicia, los otros catapultan a su Iglesia a una profunda crisis a causa de una dimisión precipitada.”

Autora: CP/dpa, dlf
Editora: Emilia Rojas-Sasse