Cruz Roja distribuirá “ayuda humanitaria” en Venezuela
29 de marzo de 2019
La organización humanitaria anuncia inminente distribución de ayuda médica en Venezuela para aliviar el colapso de hospitales en el país.
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La Cruz Roja anunció la inminente distribución de "ayuda humanitaria" en Venezuela, en plena batalla entre el presidente Nicolás Maduro y el líder opositor Juan Guaidó sobre cómo atender la severa escasez de medicinas, alimentos e insumos hospitalarios.
"En un plazo de aproximadamente 15 días estaremos en capacidad de brindar la ayuda (...). Esperamos ayudar a 650.000 personas en un primer momento", declaró este viernes en Carcas Francesco Rocca, presidente de la Federación Internacional de la Cruz Roja.
Cambio de rumbo
Este anuncio marca un giro en la política de Maduro, quien niega que el país petrolero sufra una "crisis humanitaria", como denuncia Guaidó, si bien se muestra abierto a la cooperación internacional sin "injerencias".
Rocca no detalló el apoyo, pero mencionó antibióticos, kits quirúrgicos y acompañamiento en la compra y renovación de tecnología destinada a los colapsados hospitales, incluidas plantas eléctricas para enfrentar los habituales apagones que golpean al país.
"Esta es una operación muy similar a lo que está pasando en Siria, como número de personas que va a ser asistida", indicó el responsable sobre el tamaño de la asistencia. Rocca subrayó que la organización actuará de acuerdo con sus principios de "imparcialidad, neutralidad e independencia", "sin aceptar interferencias de nadie".
Crisis de abastecimiento
El anuncio ocurre en la víspera de nuevas movilizaciones convocadas por Maduro y Guaidó, quien prepara la "operación libertad", una movilización hacia el palacio presidencial de Miraflores para asumir su control. Los opositores protestarán por los apagones que afectan al país desde el 7 de marzo, mientras el líder socialista pondrá en marcha este sábado la llamada "operación en defensa de la libertad".
Venezuela enfrenta un agudo desabastecimiento de alimentos y medicinas, pues el Gobierno, su principal importador, carece de liquidez por el derrumbe de la producción petrolera -que aporta 96% de los ingresos- y su expulsión de los mercados financieros a raíz de sanciones de Estados Unidos.
El ingreso de asistencia se ha convertido en uno de los elementos centrales del pulso por el poder entre Maduro y Guaidó, reconocido como presidente encargado de Venezuela por más de 50 países, encabezados por Estados Unidos. "No creo que nadie, ni el señor Maduro, ni el señor Guaidó, se puede jactar de ganar. Nadie está ganando aquí, aquí necesitamos salvar vidas", subrayó Rocca.
Esperando en la frontera
El pasado 23 de febrero, cargamentos de comida e insumos médicos gestionados por Guaidó y enviados por Washington a Colombia y Brasil fueron bloqueados por el Gobierno socialista en medio de disturbios que dejaron unos siete muertos y decenas de heridos.
Maduro alegó que esas cargas eran el pretexto de una intervención militar para derrocarlo. Guaidó dio un parte de victoria al anunciar que pronto el país recibiría "ayuda humanitaria". "El régimen reconoce su fracaso al aceptar la existencia de una emergencia humanitaria compleja que ellos produjeron", afirmó Guaidó, refiriéndose a la peor crisis económica en la historia moderna de Venezuela.
Poco antes, el Gobierno de Maduro convocó a la prensa para cubrir la llegada de "medicamentos e insumos médicos descartables" procedentes de China, uno de los mayores aliados del mandatario socialista junto a Rusia, que hace una semana envió una misión militar a Caracas denunciada como una "provocación" por la Casa Blanca.
El gobernante vincula el desabastecimiento con las sanciones de Estados Unidos para asfixiarlo económicamente y obligarlo a entregar el poder a Guaidó. Rocca expresó disposición de la Cruz Roja a trabajar con los envíos acopiados en Colombia y Brasil, pero bajo las reglas de la institución. "Ese fue un tema que fue muy politizado (...). Si esa ayuda cumple con nuestras reglas y nuestros protocolos, claro que estamos dispuestos a distribuirla", dijo.
Agencias (AFP)
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El drama diario en Cúcuta
3,4 millones de venezolanos han dejado ya sus hogares debido a la crisis humanitaria y cada día son más. Para muchos, la ciudad fronteriza colombiana de Cúcuta es la primera escala rumbo a un futuro incierto.
Imagen: DW/O. Pieper
El puente como símbolo del conflicto
El "Puente Internacional Simón Bolívar" se hizo conocido en el mundo cuando el autoproclamado presidente venezolano, Juan Guaidó, intentó liderar el transporte de ayuda humanitaria procedente de EE. UU. desde Colombia hacia Venezuela. El presidente Nicolás Maduro ordenó cerrar el puente, en la parte venezolana, por considerar que ese acto respondía a intereses políticos. El puente sigue cerrado.
Imagen: DW/O. Pieper
Bienvenidos a Colombia
Sin embargo, hay excepciones: gente mayor de 55 años, madres con niños, estudiantes y discapacitados pueden cruzar el puente en dirección a Colombia. Entre ellos, hay jubilados que abandonan su país a una edad avanzada. Madres que vacunan a sus hijos en Colombia, y niños que van allí a la escuela. Casi todos necesitan medicamentos y comida caliente.
Imagen: DW/O. Pieper
Las peligrosas trochas
Para los que no pueden usar el puente Simón Bolívar de forma legal, las trochas son la única esperanza. Son caminos ilegales fronterizos, que usan miles de personas diariamente. Quien decida usar estos inseguros senderos, corre un gran riesgo. Los llamados "colectivos", gruposde matones armados, exigen dinero para poder cruzar la frontera. Quien no pague, puede ser víctima de violencia.
Imagen: DW/O. Pieper
Ejército colombiano superado por la situación
El Ejército colombiano solo puede proteger a los venezolanos cuando hayan traspasado la frontera colombiana. Sobre todo para las mujeres, el camino a través de las trochas es mucho más que una tortura. La violencia sexual acecha en cada esquina.
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Venezuela y Colombia son países amigos
La Agencia de Refugiados de las Naciones Unidas evoca la amistad entre los países vecinos, pero es casi innecesario. En Colombia, la gente no ha olvidado los tiempos del conflicto interno, cuando miles de personas emigraron a Venezuela y probaron suerte allí. Ahora, dicen muchos colombianos, es la hora de devolver esa ayuda.
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Cola ante las autoridades migratorias
Colombia, que durante décadas fue un país acostumbrado a emigrar, tuvo que adaptarse en poco tiempo a recibir muchos migrantes de Venezuela. El puente Simón Bolívar es uno de los siete pasos fronterizos oficiales entre Colombia y Venezuela. Justo en el puente se halla la oficina de control migratorio.
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Animar a llevar una nueva vida
Quien haya solucionado los temas burocráticos, será recibido por la Cruz Roja y el servicio de ayuda a refugiados de las Naciones Unidas. Aquí se presta la atención médica más urgente y se informa a los recién llegados sobre sus derechos. Muchos de los venezolanos desconocen la información, dicen los responsables de ACNUR.
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Iglesia abre sus puertas como comedor
La primera pregunta de los refugiados es casi siempre dónde pueden comer algo. Las organizaciones los envían a la Diócesis de Cúcuta, donde se creó en poco tiempo un comedor en el que pueden desayunar y almorzar. Pero solo atiende a gente mayor, discapacitados, mujeres y menores de edad.
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Apoyo de todo el mundo
Voluntarios llegados de todo el mundo, incluso de Italia, cocinan, limpian y friegan. 200 ayudantes colaboran en la Diócesis de Cúcuta. 120 son necesarios para que el comedor funcione. La mayoría de los voluntarios son venezolanos que llegaron hace tiempo a Colombia y quieren apoyar a sus compatriotas.
Imagen: DW/O. Pieper
El ultramaratón hacia Bucaramanga
Los primeros que huyeron de Venezuela lo hicieron en avión, la clase alta. La segunda oleada de venezolanos llegó a Colombia en bus. Ahora, los más pobres y débiles llegan a pie. Y siguen su camino porque no todos pueden permanecer en Cúcuta. En la Cruz Roja reciben información sobre la ruta hacia Bucaramanga: cinco horas en auto... pero, ¿a pie?
Imagen: DW/O. Pieper
La esperanza del retorno
Algunos venezolanos no sobreviven ese periplo, ya que subestiman el esfuerzo requerido y el frío imperante en las montañas de Colombia, a 3.000 metros de altura. Los mensajes dejados en Los Patios, cerca de Cúcuta, dan cuenta del sentir de muchos. Todos los que plasmaron aquí su huella manifiestan la voluntad de regresar algún día a su patria.