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CSU: Seehofer, Söder y las elecciones en Baviera

Maximiliane Koschyk
22 de julio de 2018

Durante semanas, el partido CSU de Baviera dominó la política alemana. ¿Fue demostración de poder o campaña electoral? En cualquier caso, a los votantes no les gustó el espectáculo conservador.

Deutschland CSU Parteitag in Nürnberg Seehofer und Söder
Imagen: picture-alliance/dpa/S. Hoppe

"Baviera es el paraíso", dijo Horst Seehofer en el último congreso del partido de la CSU al anunciar que seguiría siendo el presidente de los conservadores de Baviera mientras fuera ministro del Interior, con lo que impuso su poder por sobre su competidor, Markus Söder. Ahora ambos intentan garantizar el triunfo de la CSU en las elecciones estatales del próximo 14 de octubre.

El gobierno bávaro de la CSU se enorgullece de su pintoresco estado, que durante mucho tiempo ha sido un destino popular para los turistas extranjeros. De hecho, el ministerio de Asuntos Económicos, Energía y Tecnología de Baviera ha declarado que el turismo desempeña un papel clave en la configuración de la identidad del estado. Pero para las autoridades del gobierno bávaro, la afluencia de refugiados a Alemania en 2015 amenaza con empañar la imagen de paraíso que tiene este estado. Esto a pesar que el número de asilados que llegan ha disminuido notoriamente.

A principios del verano, el ministro del Interior Seehofer, anunció su plan general de migración, con 63 medidas para reformar el enfoque del país hacia los solicitantes de asilo. Sin embargo, la canciller Merkel, de la Unión Cristianodemócrata (CDU), que está aliada con la CSU, rechazó el plan de Seehofer de negar la entrada a los refugiados que se hubieran registrado primero en otros países de la Unión Europea. Merkel le pidió a Seehofer que mantuviera su "plan maestro de migración” en secreto. Pero poco a poco el conflicto entre los dos políticos se transformó en una verdadera crisis de gobierno. Algunos analistas incluso temieron que la ruptura pudiera derrumbar la antigua alianza entre la CSU y la CDU.  

Un Estado con influencia nacional

¿Cómo puede la CSU, con una base de votantes relativamente pequeña, tener tanta influencia en la política nacional alemana? El motivo es simple: el Estado sureño es el más grande de Alemania y genera una quinta parte del Producto Interno Bruto del país. Y no sólo eso, ha estado gobernado por la CSU por más de seis décadas. Cuentan con delegados en casi todos los distritos administrativos y consejo municipal, con lo que este partido puede implementar sus políticas sin mucha oposición.

A pesar que la CSU es un partido completamente bávaro, también tiene delegados en el Parlamento. En las elecciones generales del año pasado, el partido obtuvo el 6,2 por ciento de los votos nacionales, gracias principalmente al apoyo abrumador del electorado bávaro, así ingresó al Bundestag. Durante muchos años la CSU y la CDU formaron un solo grupo parlamentario, pero en la actualidad estos dos partidos gobiernan junto con los socialdemócratas (SPD), de centro izquierda, en lo que es llamado la Gran Coalición.

Tensión estratégica

No es fácil para Seehofer y Merkel trabajar juntos, pero la relación entre los dos políticos no sólo se ha resquebrajado desde la disputa por el asilo. Desde un principio, Seehofer ha tenido problemas con la política de puertas abiertas de Merkel.

Sin embargo, el enfrentamiento más reciente de Seehofer con Merkel puede haber sido contraproducente. Muchos analistas especularon que la postura dura de Seehofer hacia los solicitantes de asilo era en realidad apelar a los partidarios del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) antes de las elecciones estatales bávaras. Las encuenstas recientes, sin embargo, indican que a la CSU le está yendo mal en Baviera, algo que el SPD y Los Verdes estarán encantados de capitalizar.

La disputa entre Merkel (izquierda) y Seehofer (derecha) por los asilados puso al Gobierno alemán en aprietos. Imagen: Getty Images/S. Gallup

Al parecer, el electorado de Baviera no apreció el enfoque ferozmente confrontacional de Seehofer hacia Merkel. De hecho, Seehofer incluso dijo en un medio de comunicación que él no aceptaría el despido por parte de una canciller que llegó a ese cargo gracias a él.

Otro episodio polémico ha sido el protagonizado por Markus Söder, a quien el New York Times apodó recientemente "el Donald Trump alemán", el mismo que llamó a la inmigración hacia Alemania "turismo de asilo" y ordenó que se cuelgue una cruz en la entrada de las dependencias públicas ubicadas en Baviera, una medida que recibió críticas de las propias iglesias.  

¿Ignorar los valores cristianos?

En una entrevista con el semanario alemán "Die Zeit”, el presidente de la Conferencias Episcopal Alemana, Reinhard Marx, argumentó que la CSU, partido autoproclamado cristiano, "tiene ciertas responsabilidades en el sentido de honrar los valores sociales cristianos, especialmente cuando se trata de ayudar a los pobres y débiles”.

Seehofer, mientras tanto, rechazó esta crítica y, a su vez, afirma que la reacción violenta es una campaña deliberada para desprestigiarlo a él y a su partido. Es asi como en el diario alemán "Augsburger Allgemeine” declaró que sus detractores carecían de "decencia y buenos modales”.

Sea como sea, las elecciones estatales de Baviera del 14 de octubre mostrarán si el enfoque de confrontación de Seehofer y Söder dio sus frutos y obtuvo los votos que busca la CSU, o si le salió el tiro por la culata.

Autor: Maximiliane Koschyk (MN / CT)

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