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Sociedad

¿Qué destino tendrá el águila nazi rescatada en Uruguay?

Diego González
28 de junio de 2019

La justicia uruguaya dispuso la venta del águila nazi con una esvástica que adornaba la popa del “Admiral Graf Spee”. El capitán del barco decidió hundirlo a comienzos de la Segunda Guerra Mundial y luego se suicidó.

Uruguay 2006 | Monument Admiral Graf Spee in Montevideo
Imagen: picture-alliance/AP Photo/M. Hernandez

Un acorazado navega hasta las costas uruguayas en 1939, apenas comenzada la Segunda Guerra Mundial. Su objetivo es interceptar navíos enemigos, pero el plan le sale mal. Batalla contra tres barcos ingleses y pierde. Finalmente, su capitán -Hans Langsdorff- decide hundir el barco en el Río de la Plata y luego se suicida en un hotel de Buenos Aires. Casi 70 años más tarde, unos rescatistas uruguayos que deciden bucear en la zona rescatan algunos los restos del naufragio. Así emerge de los mares en 2006, entre otros objetos, un águila nazi con una esvástica en sus garras que adornaba la popa del Admiral Graf Spee. Desde ese momento queda presa de vaivenes judiciales, intereses comerciales y tensiones internacionales.

A fines de junio se conoció finalmente la decisión de la Justicia uruguaya: dispuso la venta de la escultura nazi que hace más de una década está suspendida. Formalmente, el fallo ordena al Ministerio de Defensa Nacional y a la Prefectura Nacional Naval a "disponer y realizar la venta onerosa del Águila y del Telémetro del Graf Spee dentro de un plazo de 90 días”.

La demanda fue presentada contra el Estado rioplatense por el incumplimiento de un acuerdo firmado en 2004 con la Prefectura Nacional Naval, en el que se establecía que un 50 por ciento de la venta de los objetos hallados en la búsqueda del barco hundido debían ir al erario público, y que la otra mitad sería para los rescatistas que la financiaron.

La historia del rescate había empezado en 1997, cuando un equipo, conformado por los hermanos Alfredo y Felipe Etchegaray y por el ya fallecido buzo Héctor Bado, solicitó el permiso de búsqueda del Graf Spee. Casi diez años más tarde descubrieron el águila y varios otros objetos que hoy están en disputa.

En diálogo con DW,  Etchegaray dijo:  "El fallo era muy predecible porque hay un contrato y el Estado no tenía ningún argumento para continuar su incumplimiento. Se hizo justicia”. Además indicó que si el Estado quisiera apelar, "frente a un fallo judicial tan contundente, se expone a más costos e intereses, pérdida de imagen y un desenlace más duro, con pérdida de capacidad de negociación”.

El águila en el Río de la PlataImagen: Alfredo Etchegeray

Ida y vuelta diplomático

El Admiral Graf Spee había sido enviado al Atlántico Sur en las semanas previas al estallido de la Segunda Guerra Mundial. Su misión era "destruir por todos los medios los buques que aseguran el abastecimiento del enemigo”. Y así fue: entre septiembre y diciembre de 1939, el acorazado hundió nueve buques en el Atlántico sur y el océano Índico.

Tras una de esas batallas, el neutral gobierno uruguayo permitió que el barco herido anclara en sus costas tan solo por 72 horas. En ese tiempo no fue posible realizarle las reparaciones, y entonces su capitán decidió hundirlo en el Río de la Plata, en diciembre de 1939. 

Hoy el debate gira en torno a un águila, que salió del agua 67 años después del hundimiento. Son 350 kilos de controversia: una estructura de dos metros de alto y casi tres de largo.

Según varios reportes de la prensa uruguaya, el interés de Alemania es que el águila no salga del país. En una visita en 2010 a Montevideo del por entonces Ministro Federal de Relaciones Exteriores, Guido Westerwelle, dijo: "Queremos evitar que los restos, en particular los símbolos nazis, entren al mercado".

A raíz del reciente fallo, DW se comunicó con la embajada alemana en Montevideo y desde allí afirmaron que por el momento no hay declaraciones oficiales sobre el tema. DW también se comunicó con la embajada uruguaya en Berlín y la respuesta fue similar: "Por ahora no sería prudente realizar ningún tipo de declaración pública respecto al tema en cuestión”, respondieron por correo electrónico.

Intereses cruzados

Arde el Graf Spee el 17 de diciembre de 1939.Imagen: STR/AFP/Getty Images

El argumento tácito - y a veces explícito - detrás de aquellos que eluden la venta se explica por el objetivo de evitar que el águila se transforme en un sitio de peregrinación para grupos nazis y neonazis. De hecho, hubo quienes en su momento sugirieron que el águila debía ser fundida.

Sin dudas, Etchegaray es el más interesado en que esta venta se ejecute. "Si el Gobierno alemán quiere que el Águila quede en Uruguay, la opción correcta es simple: puede apoyar con los recursos financieros al Gobierno uruguayo para igualar la mejor oferta en la subasta o para negociar con el grupo de permisarios y sus descendiente antes de la subasta y así asegurar el control total del 100 por ciento”, afirmó.

Según Etchegaray, las opciones son varias. El águila puede permanecer en un museo en Uruguay -de hecho hay varios que recuerdan aquella batalla del Río de la Plata-. Otra de las alternativas que sugiere es crear "una exposición itinerante universal que recorra el mundo en un contexto académico cultural, y dejar una copia en Montevideo”. En esta línea, añadió que "el Comité Israelita de Uruguay declaró no tener objeciones con la única condición de que se conozca el destino”.

El precio que podrían tener esa águila y el telémetro no se sabe con exactitud. Etchegaray afirma que la casa de subastas uruguaya Gomensoro la cotizó en 15 millones de dólares. Pero se trata tan sólo de estimaciones.

(cp)

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