Cuando el sol no llega...
15 de agosto de 2005
La crisis que atraviesa el país ha hecho mella en el modesto bolsillo del contribuyente, que no ha dudado en ahorrarse unas monedas quedándose en su propio país. Pero poco podrían haber imaginado los que aquí se quedaron. Pobrecitos los incautos optimistas que prefirieron irse al pueblo y desistir por este año de las playas de ensueño de los mares del sur.
Nunca como en casa
La idea no era mala. Superadas las barreras del idioma, no tendrían que devanarse la cabeza para regatear con el camarero intentando pronunciar "una cerveza por favor". Además, no viene mal volver a las raíces de vez en cuando y veranear en el pueblo que nos vio nacer. Pero algo faltaba. ¿Se habían olvidado de que el tiempo en Alemania no es estable y nadie puede garantizar los días de sol? ¿Cómo van a recuperar las horas de oscuridad que padecen en el invierno si no para de llover?
Fue definitivamente un fallo de previsión contrario al carácter germano. Así surgió la nueva moda del verano que todos seguimos: encerrarse en casa con chaqueta de lana. El dinero que nos ahorramos por no ir al sur, lo gastamos en calefacción. Mirándolo así, incluso levantamos el consumo y la economía, aunque sea a base de sopa caliente.
¿Sol a la venta?
Aún así algunos siempre se empeñan en contravenir las leyes de la naturaleza e incluso pagarían por una tarde soleada en una terraza. Según un estudio realizado por el experto Karsten Brandt, los habitantes de la ciudad de Essen pagarían de media 27 euros por una tarde soleada. En Colonia por el contrario serían más tacaños: tan sólo 25 euros. Gran negocio para los dioses que cobrarían unos 57 millones de euros por añadir a la agenda de Essen 12 tardes calurosas.
Así se remontan economías en crisis y no pasando frío. Los locales abren hasta más tarde, la gente sale más y disfruta más del tiempo libre al calorcito del verano. Los negocios de bares y restaurantes, así como las tiendas de bikinis, seguro que lo agradecerían. Este año no es de extrañar que alguien pague porque, de salir a la calle, mejor ni hablamos.
Alternativas de verano
La verdad es que no todo tiene que ser necesariamente playa, calor, palmeras y piscinas. También hay otras maneras de entretenerse. Mirar el parte metereológico, por ejemplo, una gran afición como otra cualquiera, y muy extendida entre los alemanes. Si prevemos salir el fin de semana, mejor que nos informemos antes del tiempo. Por aquello de evitar complicaciones. De ahí la vital importancia de las previsiones en el país: "No sun, no fun"
Y es que en Alemania el tiempo cambia rápidamente. Las temperaturas oscilan y en sólo horas pasan del frío al calor. En bajar de 30ºC a 15ºC tardan todavía menos, unos minutos son suficientes. Pero seamos sinceros, dicha afición solo sirve para mantener viva la esperanza. A final el informe del tiempo es bastante impreciso, como en otros tantos países.
La cosa se complica más para planear las escapadas de fin de semana o las tardes de barbacoa. La pron¡ostico más común es la de "variable". Es decir: lluvia, sol, claros, nubes, nieve, y en un día completo, incluso granizo. Y todo en tan sólo 24 horas. Hay quien ofrezca más para entretenerse en verano. En definitiva, este año nos ha tocado el agosto que nuestros amigos del cono sur conocen y por solidaridad con ellos, hemos vuelto a nuestro febrero. ¿Hay algo más emocionante que esperar al buen tiempo?