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Cuando la discriminación se hace con una sonrisa

Uta Steinwehr (JAG/ERS)30 de mayo de 2016

La indignación saltó cuando Gauland, político de AfD, afirmó que “muchos no desean tener vecinos como Boateng“. Realmente, este racismo existe en Alemania, critica Daniel Bartel.

Deutschland Klingelschild mit deutschen und ausländischen Namen
Imagen: picture-alliance/M. Scholz

Deutsche Welle: El vicepresidente de Alternativa para Alemania (AfD), Alexander Gauland, dijo en una entrevista con el diario Frankfurter Allgemeine que la gente no quería tener un vecino como Boateng. ¿Cuánto de verdad hay en esta declaración?

Daniel Bartel: Es verdad que hay racismo en Alemania y que hay gente que no quieren a personas de color o inmigrantes como vecinos. Se puede atribuir al color de la piel, pero sería difícil decir cuán extendida está esa opinión.

¿Cómo se manifiesta la discriminación entre vecinos?

Son insultos en la escalera, chistes estúpidos, pintadas en los buzones, quejas a los arrendadores sobre que hacen ruido o huele mal, o llamadas a la policía. La vida de puertas adentro es algo íntimo y la vivienda es un espacio de retiro. Estas acciones afectan a la sensación de seguridad y al bienestar de poder estar en casa. Estas enemistades no solo afectan a los adultos, sino tambien a los niños

¿Y la del arrendador?

Se puede ver en las distintas fases del proceso alquiler. Comienza a la hora de aspirar a una vivienda, con la solicitud, con la invitación o no invitación para verla, qué documentos hay que presentar… Continúa con la configuración de la relación de alquiler. El año pasado hubo un caso en Berlín en el que se aumentaron los alquileres de forma selectiva. Un gran propietario subió el alquiler de los vecinos de origen extranjero y de religión musulmana, mientras la mensualidad de las casas de alemanes permanecía invariable, con la supuesta motivación de que los primeros saliesen antes para poder realquilar sus casas. También puede haber discriminación al terminar el contrato de alquiler, cuándo y porqué se puede echar a alguien.

Jerome Boateng, jugador de la selección alemana.Imagen: picture-alliance/dpa

¿Aparte de razones étnicas, qué otras formas de discriminación hay en el mercado de alquiler?

Se discrimina por la religión y por el número de niños que va a vivir en la casa. Hay discriminación por minusvalías. Por una parte estructural, porque hay pocas casas libres de barreras, pero también por otras razones como deficiencias psíquicas. También se discrimina en función de los ingresos y del status social, un hecho que no está recogido en la ley de igualdad.

¿Hay excepciones legales a las que los caseros se puedan acoger para discriminar?

Lógicamente, los propietarios pueden elegir a quién alquilar la casa. Pero para ello no deberían importar detalles como la nacionalidad, el sexo, la orientación sexual, la religión, las minusvalías o la edad. Hay una protección legal clara contra la discriminación. Solo hay excepción cuando hay una relación de cercanía. Por ejemplo, si el arrendador vive en la misma casa. Además, el propietario tiene que preocuparse de mantener una estructura social equilibrada de inquilinos. Es decir, que en los edificios y los barrios se represente la variedad de la sociedad en la medida de lo posible, manteniendo al mismo tiempo los estándares de vida. Esto se pensó para terminar con las estructuras homogéneas de vivienda y abrirlas. Esta excepción se usa discriminatoriamente contra los inmigrantes, pero también hay otras limitaciones que, desde mi punto de vista, son problemáticas. Los pequeños propietarios con menos de 50 viviendas no están sujetos a la regulación antidiscriminación, a no ser que lo hagan por motivos racistas.

Daniel Bartel, de la Asociación Antidiscriminación de Alemania.Imagen: Betty Pabst

¿En qué otras facetas de la vida se discrimina en Alemania?

En casi todos: relaciones sociales, en bienes y servicios, como la entrada a discotecas, en todo lo que tenga que ver con trabajo o salud… Se habla mucho de que las personas con HIV no reciben tratamiento o solo pueden ir a consultas médicas en horario determinado. Pero tampoco les dan cita a los refugiados o a los trabajadores sociales que los acompañan. Si llaman de nuevo y dicen “necesito una cita para una amiga”, obviando la condición de refugiados, de repente les dan cita.

¿Cómo se pueden defender los afectados, también legalmente, si sospechan que han sido discriminados?

El derecho está de su parte. Si hay suficientes indicios, podrían denunciarlo. En realidad, el camino de la denuncia es bastante laborioso y muchos optan por no hacerlo. Se calcula que menos del 10% lo hace. La mayor parte no lo hace porque cuesta tiempo y energía, o porque solo se trata de una sospecha sin pruebas. Generalmente, esa discriminación no es explícita y los arrendadores se defienden con excusas genéricas. Por ejemplo, cuando alguien busca casa y el arrendador responde sonriendo “lo siento, no tenemos casa”, a pesar de que la vivienda esté libre. Es difícil probar que sean casos concretos de discriminación.

Daniel Bartel es director del la Asociación Antidiscriminación de Alemania.

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