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Cuando los alemanes emigraron a Brasil hace 200 años

21 de julio de 2024

Hace 200 años había mucha pobreza en Alemania. El emperador brasileño quería atraer inmigrantes: muchos agricultores y artesanos se dirigieron esperanzados hacia el otro extremo del mundo.

Casas de entramado en Blumenau, sur de Brasil.
Casas de entramado en Blumenau, estado de Santa Catarina, Brasil.Imagen: picture-alliance/robertharding/M. Runkel

Las consecuencias de las guerras napoleónicas, las malas cosechas y las agobiantes cargas fiscales dificultaron la vida en Alemania a principios del siglo XIX. Del otro lado del mundo llegaba una oferta tentadora: cada familia que deseara establecerse en Brasil recibiría 77 hectáreas de tierra, más ganado, semillas, equipamiento agrícola, y ayuda económica durante los dos primeros años.

Era más de lo que los agricultores, artesanos y jornaleros jamás se atrevieron a soñar en su país. Pronto los primeros alemanes siguieron la llamada y se despidieron de su antiguo hogar.

La antigua colonia portuguesa necesitaba trabajadores

En enero de 1824, el barco "Argus” llegó al puerto de Río de Janeiro con unas 280 personas a bordo. Es el primer barco con alemanes "al servicio del imperio brasileño". Los recién llegados se establecieron en los estados sureños de Santa Catarina, y especialmente en Rio Grande do Sul, y fundaron la primera colonia alemana, São Leopoldo, que lleva el nombre de la esposa del emperador austríaco, Leopoldine, quien hizo campaña a favor del reclutamiento de alemanes en Brasil.

El país ya no era colonia portuguesa desde hacía dos años. El emperador Dom Pedro I no aceptó a los inmigrantes por pura solidaridad. Si era necesario, estos deberían luchar contra los enemigos de Brasil, pero sobre todo necesitaba colonos que cultivaran tierras en el sur del país. El fin de la esclavitud está a la vista, "y surgió la pregunta de dónde conseguir nuevos trabajadores", explica a DW el historiador Stefan Rinke, del Instituto Latinoamericano de la Universidad Libre de Berlín. "Se sabía que la esclavitud ya no podía mantenerse a largo plazo y que cada vez era más difícil obtener suministros debido al bloqueo británico del comercio de esclavos. Y luego, entre otras cosas, la atención se centró en los territorios alemanes. Se sabía que allí había mucha gente pobre que también se sentía presionada a emigrar".

Inmigrantes alemanes en Blumenau. (Archivo Histórico Ferreira da Silva).Imagen: Arquivo Histórico Ferreira da Silva

La política del "blanqueo”: atraer inmigrantes europeos

Pero la élite brasileña perseguía otro objetivo con su política de inmigración: quería "blanquear" a su país. "El progreso se equiparaba con la europeización, tanto de las costumbres como de los modales, pero también específicamente de la población", dice Rinke. "Querían europeos. Y no a todos los europeos, sino especialmente a los centroeuropeos, porque los consideraban especialmente virtuosos, trabajadores, ambiciosos y obedientes; esto no es poco importante si se quiere tener nuevos súbditos".

Durante el siglo siguiente, unos 250.000 alemanes encontraron un nuevo hogar a más de 10.000 kilómetros de casa. "Aquí se obtiene un terreno cuyo tamaño equivale a un condado en Alemania”, escribió con entusiasmo a su familia un colono que había emigrado a Brasil en 1827.

Los colonos brasileños necesitaban lugar para sus casas, sus campos y su ganado. Sin embargo, la selva no estaba deshabitada. Los habitantes originarios defendían su territorio y hubo enfrentamientos sangrientos con los alemanes.

La bandera brasileña en el restaurante "Wunderwald", en Pomerode, el pueblo "más alemán" de Brasil, en Santa Catarina.Imagen: Henry Milleo/dpa/picture alliance

El gobierno pronto contrata tropas mercenarias que asesinan a los indígenas sin piedad. En el "Urwaldboten", periódico de la ciudad de Blumenau, fundado en 1850, se puede leer: "Los Buger (término despectivo para los indígenas, que significa algo así como "bastardos" o "cerdos sucios". Nota del editor) perturban la colonización y el tráfico entre las tierras altas y la costa. Esta perturbación debe eliminarse lo más rápida y completamente posible. Las reflexiones sentimentales sobre la práctica injusta de la caza de los buger, que contradicen los principios de la moralidad, están completamente fuera de lugar. Las tribus vagabundas deben ser eliminadas por un gran contingente de cazadores de Buger y guardabosques, y así volverlas inofensivas de un solo golpe”.

Los indígenas no tienen ninguna posibilidad frente a quienes los persiguen. Dos tercios de la población originaria es exterminada. Por el contrario, los colonos alemanes prosperan. Mantienen las costumbres de su país y siguen hablando alemán. Pocos dominan el portugués, y se contactan solo entre sí. Ese aislamiento despierta cada vez más la desconfianza de la población de origen portugués, que empieza a alertar sobre "el peligro alemán”. Cuando avanzaba el nazismo en Alemania, no solo los inmigrantes alemanes se entusiasmaron por Hitler: en Brasil funcionaba el mayor partido nacionalsocialista (NSDAP) fuera de Alemania, y en la escuela los niños cantaban himnos nazis.

Dos tercios de la población originaria del sur de Brasil fue asesinada por los colonos alemanes.Imagen: Eraldo Peres/AP Photo/picture alliance

Prohibición del idioma alemán

Finalmente, el presidente Getúlio Vargas toma severas medidas: se prohíbe el NSDAP y la prensa en lengua alemana, se cierran clubes y escuelas alemanes y se criminaliza el uso del idioma alemán. "Esto se debió a que Brasil le declaró la guerra a Alemania en ambas guerras mundiales, por lo que también era una cuestión de seguridad interna", explica a DW Frederik Schulze, del Instituto Iberoamericano de Berlín. "Cuando los barcos brasileños fueron hundidos por submarinos alemanes, hubo ataques contra las empresas alemanas dirigidas por brasileños. Eso significa que la guerra, en cierto modo, atizó el ambiente otra vez".

En 1945, la Alemania nazi estaba en ruinas y la cultura alemana había caído en descrédito. Se rompe el contacto de los germano-brasileños con la patria de sus antepasados. Aprenden portugués y sus hijos se sienten naturalmente parte de la sociedad brasileña.

Las tradiciones alemanas han sobrevivido

Actualmente, rara vez se escucha un dialecto antiguo del idioma alemán, pero la influencia de los inmigrantes alemanes en el sur de Brasil es visible en todas partes. Se ven casas con entramado de madera, se sirve chucrut con codillo de cerdo, o strudel de manzana, y la ciudad de Blumenau, fundada en 1850 en medio de la jungla por el farmacéutico alemán Hermann Blumenau, es famosa por su Oktoberfest, el más grande del mundo después del de Múnich.

Así como los alemanes emigraron a Brasil hace 200 años, los brasileños ahora están avanzando en la otra dirección. Según el Ministerio de Asuntos Exteriores, en Alemania viven unos 160.000 brasileños. También abandonaron su tierra natal porque sueñan con un futuro mejor.

(cp/dzc)

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