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Cuba apuesta "tercamente" por el turismo

29 de mayo de 2024

¿Sirve y basta el turismo para sacar a la isla de su profunda crisis? DW consultó los datos y a varios expertos.

Cuba: Valle de Viñales
¿Basta para levantar el turismo y la economia cubana con potenciar ofertas de mayor valor como el turismo de salud, cultural y el ecoturismo?Imagen: DUMONT Bildarchiv/picture alliance

Mientras en varios destinos de América Latina o Europa se encienden debates sobre el impacto social y ambiental del turismo masivo, o sobre su seguridad, el Ministerio de Turismo de Cuba (MINTUR) lo considera como "el sector capaz de aportar más a la reanimación de la economía" del país.

Una “locomotora sin vagones”

Omar Everleny Pérez, exdirector del Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC) en La Habana, sin embargo, compara al turismo en la isla hoy con "una locomotora sin vagones”: con un “modelo de crecimiento extensivo”, una oferta turística “aún baja” y servicios que “han perdido calidad en comparación con otros destinos caribeños”, explica en un reciente análisis en la web La Joven Cuba, con el que respondió a la consulta de DW.

El turismo ha sido una fuente importante de ingresos en divisas para Cuba desde mediados de la década de 1990, y especialmente a fines de la década pasada, con casi 4,7 millones de visitantes e ingresos brutos por más de 2.700 millones de dólares en 2018, según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).

Pero la isla apenas recibió 2,4 millones de visitantes en 2023, con los que alcanzó un 25 % de ocupación hotelera e ingresos estimados en unos 984,5 millones de dólares, con base en los datos de la ONEI. En comparación, República Dominicana sobrepasó en 2023 los 10 millones de turistas, que generaron ingresos por más de 11.000 millones de dólares, de acuerdo con cifras de su Presidencia.

No obstante, en el primer trimestre de 2024, el 34,5 % de las inversiones fueron a parar en Cuba a sectores asociados al turismo como los “hoteles y restaurantes” y los “servicios empresariales, actividades inmobiliarias y de alquiler”, señala Pedro Monreal, otro reconocido economista cubano, en X.

Mientras, los datos muestran que se invirtió 12 veces menos en agricultura (2,8 %), 24 veces menos en salud (1,4 %), 57 veces menos en ciencia e innovación tecnológica (0,6 %) y 1,5 veces menos en la industria (21 %).

En medio de una “crisis sistémica”

El país está sumido en una “crisis sistémica”, advierte a DW la también economista cubana Tamarys Bahamonde, experta en políticas públicas en la Universidad de Delaware. “No hay desarrollo turístico, ni agrícola, ni industrial”, pero el Estado continúa invirtiendo con “terquedad” en el turismo, pese a los bajos niveles de ocupación de las capacidades instaladas, lamenta.

Y estas inversiones se siguen concentrando en la construcción de nuevos hoteles, sin frenar el envejecimiento de gran parte de la planta hotelera existente y sin desarrollar la infraestructura y los servicios extrahoteleros, observan insistentemente muchos economistas cubanos.

El sector turístico está, además, monopolizado por el Grupo de Administración Empresarial de las Fuerzas Armadas (GAESA), lo que limita la competencia y desincentiva la eficiencia, agrega Bahamonde. A esto se suma la confusión que causan al turista los múltiples tipos de cambio formales e informales de las monedas que circulan en el país. O los problemas de suministro eléctrico, entre otros.

Aún así, el turismo sigue representando el segundo mayor aporte al producto interno bruto (PIB) y la tercera fuente de ingreso de divisas de Cuba, tras los servicios profesionales y las remesas, según estimaciones de diversos expertos independientes.

Pero -contrariamente a lo que ocurrió en la década de 1990, cuando fue el salvavidas económico de la isla- hoy el sector “se está convirtiendo en un peso muerto” para una economía en la que habría que diversificar las inversiones del Estado, así como crear incentivos para diversificar las inversiones privadas o cooperativas, sostiene Bahamonde.

Ante el “bloqueo” de Estados Unidos

El sector sigue teniendo el ritmo de recuperación más lento del Caribe tras la pandemia de COVID, según el ránking de la consultora internacional ForwardKeys, y se ve afectado también por nuevas “medidas coercitivas” de Estados Unidos, matizan los expertos.

De ahí que la reciente Feria Internacional de Turismo FitCuba2024 estuviera dedicada a un aliado geoestratégico: Rusia. Este país -pese a su guerra con Ucrania- se ha convertido en el tercer mercado emisor de turismo a Cuba, por detrás de Canadá y los cubanos residentes en el exterior como conjunto, y por delante de EE. UU., Alemania y Francia.

En la feria, el presidente Miguel Díaz-Canel, el primer ministro Manuel Marrero y el ministro de Turismo Juan Carlos García Granda insistieron en el impacto negativo del “bloqueo" económico, comercial y financiero de EE. UU. sobre el turismo en Cuba.

Se refirieron al cierre de servicios de cruceros; a presiones a agencias financieras, turísticas, aerolíneas y suministradores; a la prohibición a los ciudadanos estadounidenses de viajar a la isla como turistas; o a la denegación o cancelación de permisos de viaje electrónicos (ESTA) a unos 300.000 ciudadanos europeos por haber visitado Cuba.

A esto se añaden, por ejemplo, boicots con la etiqueta #NoTravelToCuba, promovidos por activistas políticos cubanos en el extranjero, especialmente en EE. UU., para visibilizar graves violaciones a los derechos humanos en la isla, que actualmente tiene más de 1.000 presos políticos. En respuesta, Cuba ha anunciado estrategias para ampliar también sus mercados en China, que será la invitada de honor en FitCuba2025.

Cuba necesita un “enfoque de totalidad”

Pese al impacto de los “desincentivos” externos, economistas como Omar Everleny Pérez insisten en la necesidad de desarrollar la industria extrahotelera con diversas medidas como: la subcontratación de productos y servicios a micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYME) del sector privado; el incentivo al capital extranjero para invertir en infraestructuras (como parques acuáticos o parques temáticos urbanos); la autorización de agencias de viajes privadas, aún prohibidas; o el incremento de ofertas de mayor valor como el turismo de salud, el cultural y el ecoturismo.

Pero “el turismo no es ni va a resolver el problema de Cuba” hoy, insiste por su parte la economista Tamarys Bahamonde. “En el punto en que está Cuba, las políticas económicas tienen que tener un enfoque de totalidad para lograr que el país avance. Más que desarrollar el turismo, hay que desarrollar otras industrias que complementen el desarrollo turístico”, dice.

“Para impulsar el turismo en Cuba, no hay que empezar por el turismo sino por la agricultura”, parar la construcción de hoteles e incrementar la oferta de alimentos tanto para los cubanos como para los turistas, ilustra.

Resolver el primarísimo problema de la alimentación podría incluso ayudar a reducir la emigración récord, que está descapitalizando también otras industrias del país, y evitar que sigan perdiendo al personal que garantiza tanto la mano de obra como el conocimiento para su desarrollo, sugiere la experta y concluye: “Impulsar el turismo está subordinado hoy al desarrollo económico y social de Cuba en todas las áreas”.

(ers)

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