El conflicto se veía venir. Desde que Jair Bolsonaro ganó las elecciones en Brasil, el discurso oficial cubano arreció la retórica en su contra y preparó a la opinión pública nacional para la ruptura que se avecinaba.
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La gota que colmó la copa de la Plaza de la Revolución de La Habana fueron unas declaraciones del presidente electo en las que advertía que cambiaría las condiciones del acuerdo por el que más de 8.300 galenos de la Isla laboran en el programa "Mais Medicos". El pasado miércoles (14.11.2018), la tensión escaló a su punto más alto cuando el Ministerio de Salud Pública cubano anunció que se salía del contrato y que sacaría a sus profesionales del país suramericano. La nota oficial que todos los noticiarios repitieron hablaba de no tolerar las amenazas de Bolsonaro, pero obviaba hábilmente parte de sus palabras. Especialmente aquellas con las que el líder derechista aseguró que los galenos debían recibir su salario íntegramente y poder llevar a su familia el tiempo que estuvieran en el programa.
El Gobierno cubano ha hecho de las misiones médicas un lucrativo negocio. Con profesionales desplegados en más de 60 países, el dinero recaudado por esa práctica es la primera entrada de divisas al país y se calcula que supera los 11.000 millones de dólares anuales. En el caso de Brasil, La Habana se embolsilla el 75 por ciento del salario de 3.300 USD correspondiente a cada médico y los profesionales de la salud solo reciben la cuarta parte de ese monto. En la isla, en una cuenta bancaria a la que no tienen acceso, se va acumulando su sueldo mensual equivalente a unos 60 USD y que solo podrán cobrar si regresan.
Quienes abandonan el programa "Mais Medicos" por su propia voluntad son considerados "desertores” y se les prohibe la entrada a Cuba por ocho años. Durante el tiempo en que gobernó el Partido de los Trabajadores (PT), los galenos que escapaban del contrato eran perseguidos por la policía y podían ser devueltos a la Isla si los arrestaban. Ninguno podía llevar a su familia para estar junto a ella mientras duraba la misión y muchas veces pasaban el tiempo en Brasil en albergues hacinados que compartían con otros doctores, enfermeras y técnicos hospitalarios.
A pesar de tantas dificultades y tan bajas ganancias, las misiones eran muy apetecidas por los médicos para poder comprar mercancías que faltan en los mercados de la isla y hacer contactos que les permitieran encontrar un contrato en alguna clínica y retornar, de manera privada, a Brasil.
Más allá del alivio sanitario que significó para muchos brasileños de las zonas más pobres del país la existencia de "Mais Medicos", detrás del programa se escondía una operación política para apoyar al PT y garantizarle los votos de las clases más bajas. Quedaba claro que ese tipo de apoyo no iba a prolongarse con Bolsonaro. De ahí que fuera solo cuestión de tiempo que el castrismo sacara a sus profesionales de la salud de territorio brasileño. Ahora queda preguntarse cuántos de ellos realmente regresarán.
El presidente electo de Brasil ha anunciado que otorgará asilo político a todos los galenos cubanos que lo soliciten y es de prever que un número considerable se acoja a ese beneficio. Quienes lo hagan perderán el derecho a regresar a su tierra por largos años, serán llamados "traidores” y probablemente su familia en la isla reciba presiones. La batalla de las batas blancas apenas ha comenzado.
(ms)
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Los problemas de La Habana, "Ciudad Maravilla"
La capital cubana se enfrenta a una serie compleja de asignaturas pendientes en lo que respecta a su rescate urbanístico.
Imagen: DW/A. Valle
Los problemas de la Ciudad Maravilla
Este 2016 La Habana recibió el título de “Ciudad Maravilla”, elegida por miles de personas entre las siete ciudades a visitar, en el tercer concurso anual que convoca la fundación suiza New7Wonders. ¿Razones?: Su “atractivo mítico, lo cálido y acogedor de su ambiente, y el carisma y jovialidad de sus habitantes”. Pero, ¿qué problemas ven los urbanistas y arquitectos en esa Ciudad Maravilla?
Imagen: DW/A. Valle
Primer problema: Grave situación del Fondo Habitacional
El último censo de la población y la vivienda reveló que apenas el 61% de ese fondo se encuentra en buen estado, y el resto estaba en regular o mala condición. A finales de 2015, La Habana tenía 33.900 familias (133.900 personas) que estaban albergadas o vivían en locales en estado crítico, o no tenían dónde vivir.
Imagen: DW/A. Valle
Segundo problema: Altos niveles de insalubridad
En La Habana, con 2,2 millones de habitantes y deficientes servicios básicos de abastecimiento de agua potable y recogida de desechos líquidos y sólidos, se multiplican los basureros, crece el número de salideros de aguas albañales y empeoran las condiciones sanitarias en las viviendas, ocasionando así sucesivas epidemias de dengue, cólera, rabia o leptospirosis.
Imagen: DW/A. Valle
Tercer problema: Pérdida de la tipicidad de los barrios
Desde su fundación, los barrios en La Habana eran arquitectónica y urbanísticamente
diferenciables. El deterioro por la cercanía al mar, paso de ciclones y extensas temporadas lluviosas, la falta de reparación y del control técnico en las nuevas edificaciones, provocan numerosos derrumbamientos que desfiguran los rostros múltiples de la ciudad.
Imagen: DW/A. Valle
Cuarto problema: Desaparición de los espacios verdes
Salvo en sitios específicos de algunos barrios, La Habana es una ciudad sin árboles.
Originalmente se alternaban espacios arbolados, ríos, parques verdes y estilos arquitectónicos distintos, pero la desatención y la necesidad de cubrir arbitrariamente el crecimiento de la población, han hecho desaparecer más del 60% del verde original habanero.
Imagen: DW/A. Valle
Quinto problema: Superpoblación
"El reto del futuro va a ser resolver el gigantesco problema de una ciudad con un tamaño físico para 1.400.000 habitantes, en la cual ahora viven 2.100.000", dijo hace unos años Nicolás Quintana, considerado el Patriarca de la Arquitectura y el
Urbanismo en Cuba. Hoy son 2,2 millones, y cerca de un millón de población flotante.
Imagen: DW/A. Valle
Sexto problema: Contaminación ambiental
Aunque no se llegue a la altura de otras capitales latinoamericanas, especialistas de la Academia de Ciencias alertan de los preocupantes niveles de la contaminación del aire. Las industrias y asentamientos urbanísticos, las tecnologías atrasadas del transporte y la producción, y la baja calidad del saneamiento básico contaminan cada vez más las aguas de ríos y bahías.
Imagen: DW/A. Valle
Séptimo problema: Rescate de la historia
El VII Congreso de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, en 2014, alertaba sobre la necesidad de rescatar los sitios históricos de la ciudad que se perdían por el deterioro, los derrumbes y la falta de conciencia histórica. En la foto, la esquina de Prado y Neptuno, inmortalizada en el famoso Cha-Cha-Chá "La Engañadora" de Enrique Jorrín.
Imagen: DW/A. Valle
Octavo problema: Infraestructura vial deteriorada
El deterioro de calles, avenidas y carreteras es cada vez más alarmante. Las únicas grandes reparaciones de algunas de las vías principales de la ciudad fueron en 1998 y 2012, con las respectivas visitas de los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI. Por ello los habaneros se refieren a esas calles reparadas como "La Ruta de los Papas".
Imagen: DW/A. Valle
Noveno problema: Turismo versus "habanidad"
En 2002 el arquitecto Mario Coyula advertía que la permisibilidad oficial a empresas turísticas extranjeras o nacionales propiciara la pérdida de "lo habanero" y afectara las costumbres e historia del pueblo. En la foto, el edificio en la Plaza Vieja de los propietarios negados a ceder sus casas al proyecto de reconstrucción turística de La Habana Vieja.
Imagen: DW/A. Valle
Décimo problema: Canalización hidráulica antigua
Cuba y Kuwait firmaron en 2015 tres convenios para el financiamiento con 21 millones de dólares del Proyecto de Rehabilitación de las Redes de Acueducto y Alcantarillado de La Habana. Actualmente se pierde más del 30% de toda el agua que se destina a la ciudad, debido aldeterioro de esas redes (Acueducto de Albear) construidas en 1893.
Imagen: DW/A. Valle
No hundirse en sus ruinas
El "Plan Maestro para La Habana del Siglo XXI", idea del arquitecto y urbanista Julio César Pérez Hernández propone encauzar proyectos y propuestas para cada barrio, zona o lugar, como vía segura de lograr una urbe contemporánea que honre su condición histórica, exprese su devenir y arribe a un futuro glorioso donde hoy la ciudad empobrecida no se hunda nunca más en sus ruinas.