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Cuba, con Fidel tras bambalinas

Oliver Pieper (ERS)31 de julio de 2007

La ausencia de cambios es lo más notable que ha ocurrido en Cuba en este año sin Fidel. Experto del Instituto de Estudios sobre América Latina conversó al respecto con la Deutsche Welle.

Pese a la enfermedad que lo obligó a apartarse del gobierno, Fidel mantiene su derecho a veto.Imagen: AP

Cuando Fidel Castro traspasó hace un año las riendas del gobierno a su hermano Raúl, muchos contaron con la llegada del momento de los cambios. Pero fue un error: ni el pueblo cubano se ha levantado, ni los antiguos jerarcas han caído. El hecho de que todo siga igual, aunque el "Máximo Líder" ya no esté en la posición que tenía, es sin embargo de por sí algo sorprendente, a juicio de Bert Hoffmann, del Instituto de Estudios sobre América Latina de Hamburgo. En opinión del analista, eso hace que la gente vea las cosas de manera diferente, en el sentido de que no se trata de un sistema político que se sustenta sólo en Fidel, sino que puede seguir siendo conducido por todo un grupo.

Actor con derecho a veto

Así vieron los cubanos a Fidel por TV, el pasado 5 de junio.Imagen: AP

El propio Fidel Castro se mantiene en segundo plano. No obstante, desde hace algún tiempo los cubanos saben permanentemente lo que piensa a través de sus artículos publicados en la prensa cubana. “Él ya no tiene las riendas, pero es un actor con derecho a veto”, señala Hoffmann y explica: “Nada se puede hacer contra su veto. No se puede despedir a los funcionarios que él ha instalado. No se puede recibir al presidente brasileño, si Fidel acaba de decir en sus comentarios que Brasil actúa mal y sirve a Estados Unidos. Es decir, en el fondo está apartado de los asuntos contingentes, pero no se hará nada contra lo que se considere el legado de Fidel”.

Con Hugo Chávez, un amigo económicamente poderoso.Imagen: AP

A ese legado corresponde también el estrecho contacto con Venezuela y su presidente, Hugo Chávez, a quien Castro ve como su legítimo sucesor en el liderazgo de la izquierda latinoamericana. Además, Cuba cuenta con su respaldo económico. El experto del instituto hamburgués hace notar que, gracias al masivo apoyo venezolano, el país esta considerablemente mejor que hace 5 o 10 años. Pero esa mejora económica no se traduce en mayor bienestar para la población, que sigue teniendo un ingreso mensual promedio de aproximadamente 30 euros.

Oposición desarticulada

Aun así, no se ha articulado una protesta popular de dimensiones considerables. “Uno de los resultados notables de este año es que la oposición no ha logrado organizar ningún tipo de manifestación”, indica Hoffmann, quien hace notar que la gente se ha retraído al ámbito privado y mantiene un compás de espera.

También Estados Unidos había contado con un cambio en Cuba, de forma igualmente vana. Mientras tanto, Washington sigue apostando por el aislamiento de la isla. Una política absurda, ilegal y fallida, según subrayó Raúl Castro por estos días. Al mismo tiempo, el jefe de Estado demanda un diálogo en igualdad de condiciones con Estados Unidos, claro que tras el término de la presidencia de George W. Bush.

Mensaje a Estados Unidos

La Habana demanda, como siempre, el reconocimiento de Washington, paso que Estados Unidos no está dispuesto a dar. Según el analista alemán, eso es parte del tira y afloja diplomático. Pero también es, a su juicio, una señal, con el siguiente mensaje: “somos predecibles, no somos como Irán, no somos como los talibanes ni nada parecido, somos adversarios, pero no de aquellos que emprenden cualquier tipo de acción imprevisible”.

Hofmann estima que tras las elecciones estadounidenses, también en Washington aumentará la presión a favor de una política más pragmática con respecto a Cuba, “simplemente porque la política actual no le ha reportado nada a Estados Unidos en las últimas cuatro décadas”.

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