Cuba: el turismo de masas desplaza a cubanos de sus casas
4 de agosto de 2017
En La Habana es cada vez más difícil encontrar vivienda asequible para los cubanos. Muchos han emigrado del casco antiguo, el centro y el popular barrio Vedado de La Habana porque los alquileres suben y suben.
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Las razones de este desarrollo son múltiples. Desde la toma de posesión del gobierno por Raúl Castro en 2008, Cuba está cambiando. La economía se está abriendo al capital extranjero, el sector público se redujo y se permite más la iniciativa privada. El gobierno aprueba ahora la compra y venta de automóviles y bienes raíces.
Eso llevó a que casi toda vivienda se convirtiera en capital o medio de producción, así como bares o apartamentos vacacionales. En el marco de la iniciativa "trabajo por cuenta propia” muchos propietarios han legalizado sus negocios.
Desde el acercamiento impulsado por Barack Obama y Raúl Castro, a finales de 2014, Cuba es uno de los destinos turísticos preferidos del mundo. En 2016, más de cuatro millones de personas visitaron la isla, en donde hoy particulares arriendan 14.000 habitaciones, sobre todo en La Habana.
Los turistas llevan dinero, y problemas
"Ir a Cuba antes de que cambie", es una de las frases más repetidas por turistas, sin darse cuenta que ellos mismos son parte de ese cambio que no quieren ver. "Las ciudades cubanas están mal preparadas para la apertura económica y los mecanismos del libre mercado, así como para el intempestivo turismo de masas, sobre todo desde Estados Unidos y los cambios que conllevan”, explica Bert Hoffmann, experto en Cuba del Instituto alemán de Estudios Globales (GIGA), con sede en Hamburgo.
"La polarización de la sociedad es evidente en edificios o apartamentos restaurados para turistas, mientras en el vecindario los edificios siguen deteriorándose". En los barrios centrales de La Habana se observa un proceso de "gentrificación”, de donde los cubanos que no tienen el dinero para pagar los alquileres en aumento tienen que abandonar sus viviendas, que son convertidas en alojamientos turísticos por cubanos ricos, a menudo con capital extranjero.
Desplazamiento en La Habana
"La vieja Habana ha muerto", lamenta un empresario que sigue de cerca la evolución del casco antiguo, pero que no quiere revelar su nombre, y agrega que "en el día los cubanos sirven de extras para ofrecer el diario espectáculo a los turistas, y después de las 10 de la noche, las calles quedan vacías”. A este cubano "lo asusta” este desarrollo.
"El casco antiguo es ahora para los extranjeros", dice Maykel, que trabaja ilegalmente como un explorador de bienes raíces, por lo que no quiere dar su nombre real. Debido a que los extranjeros no pueden comprar legalmente propiedad en Cuba, lo hacen, por lo general, a través de testaferros cubanos. Según Maykel, hay agencias inmobiliarias especializadas en realizar dichas transacciones, al menos formalmente.
Una forma de frenar la "disneyzación” de La Habana sería limitar la concesión de licencias de apartamentos turísticos y bares. Pero el Gobierno cubano se enfrenta a un dilema: quiere promover el turismo para empujar la economía, al tiempo que no debe dejar aumentar la diferencia entre ricos y pobres. Pero esta tendencia es ya evidente en La Habana: los primeros hoteles de lujo ya han abierto sus puertas.
Andreas Knobloch (jov/el)
Los problemas de La Habana, "Ciudad Maravilla"
La capital cubana se enfrenta a una serie compleja de asignaturas pendientes en lo que respecta a su rescate urbanístico.
Imagen: DW/A. Valle
Los problemas de la Ciudad Maravilla
Este 2016 La Habana recibió el título de “Ciudad Maravilla”, elegida por miles de personas entre las siete ciudades a visitar, en el tercer concurso anual que convoca la fundación suiza New7Wonders. ¿Razones?: Su “atractivo mítico, lo cálido y acogedor de su ambiente, y el carisma y jovialidad de sus habitantes”. Pero, ¿qué problemas ven los urbanistas y arquitectos en esa Ciudad Maravilla?
Imagen: DW/A. Valle
Primer problema: Grave situación del Fondo Habitacional
El último censo de la población y la vivienda reveló que apenas el 61% de ese fondo se encuentra en buen estado, y el resto estaba en regular o mala condición. A finales de 2015, La Habana tenía 33.900 familias (133.900 personas) que estaban albergadas o vivían en locales en estado crítico, o no tenían dónde vivir.
Imagen: DW/A. Valle
Segundo problema: Altos niveles de insalubridad
En La Habana, con 2,2 millones de habitantes y deficientes servicios básicos de abastecimiento de agua potable y recogida de desechos líquidos y sólidos, se multiplican los basureros, crece el número de salideros de aguas albañales y empeoran las condiciones sanitarias en las viviendas, ocasionando así sucesivas epidemias de dengue, cólera, rabia o leptospirosis.
Imagen: DW/A. Valle
Tercer problema: Pérdida de la tipicidad de los barrios
Desde su fundación, los barrios en La Habana eran arquitectónica y urbanísticamente
diferenciables. El deterioro por la cercanía al mar, paso de ciclones y extensas temporadas lluviosas, la falta de reparación y del control técnico en las nuevas edificaciones, provocan numerosos derrumbamientos que desfiguran los rostros múltiples de la ciudad.
Imagen: DW/A. Valle
Cuarto problema: Desaparición de los espacios verdes
Salvo en sitios específicos de algunos barrios, La Habana es una ciudad sin árboles.
Originalmente se alternaban espacios arbolados, ríos, parques verdes y estilos arquitectónicos distintos, pero la desatención y la necesidad de cubrir arbitrariamente el crecimiento de la población, han hecho desaparecer más del 60% del verde original habanero.
Imagen: DW/A. Valle
Quinto problema: Superpoblación
"El reto del futuro va a ser resolver el gigantesco problema de una ciudad con un tamaño físico para 1.400.000 habitantes, en la cual ahora viven 2.100.000", dijo hace unos años Nicolás Quintana, considerado el Patriarca de la Arquitectura y el
Urbanismo en Cuba. Hoy son 2,2 millones, y cerca de un millón de población flotante.
Imagen: DW/A. Valle
Sexto problema: Contaminación ambiental
Aunque no se llegue a la altura de otras capitales latinoamericanas, especialistas de la Academia de Ciencias alertan de los preocupantes niveles de la contaminación del aire. Las industrias y asentamientos urbanísticos, las tecnologías atrasadas del transporte y la producción, y la baja calidad del saneamiento básico contaminan cada vez más las aguas de ríos y bahías.
Imagen: DW/A. Valle
Séptimo problema: Rescate de la historia
El VII Congreso de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, en 2014, alertaba sobre la necesidad de rescatar los sitios históricos de la ciudad que se perdían por el deterioro, los derrumbes y la falta de conciencia histórica. En la foto, la esquina de Prado y Neptuno, inmortalizada en el famoso Cha-Cha-Chá "La Engañadora" de Enrique Jorrín.
Imagen: DW/A. Valle
Octavo problema: Infraestructura vial deteriorada
El deterioro de calles, avenidas y carreteras es cada vez más alarmante. Las únicas grandes reparaciones de algunas de las vías principales de la ciudad fueron en 1998 y 2012, con las respectivas visitas de los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI. Por ello los habaneros se refieren a esas calles reparadas como "La Ruta de los Papas".
Imagen: DW/A. Valle
Noveno problema: Turismo versus "habanidad"
En 2002 el arquitecto Mario Coyula advertía que la permisibilidad oficial a empresas turísticas extranjeras o nacionales propiciara la pérdida de "lo habanero" y afectara las costumbres e historia del pueblo. En la foto, el edificio en la Plaza Vieja de los propietarios negados a ceder sus casas al proyecto de reconstrucción turística de La Habana Vieja.
Imagen: DW/A. Valle
Décimo problema: Canalización hidráulica antigua
Cuba y Kuwait firmaron en 2015 tres convenios para el financiamiento con 21 millones de dólares del Proyecto de Rehabilitación de las Redes de Acueducto y Alcantarillado de La Habana. Actualmente se pierde más del 30% de toda el agua que se destina a la ciudad, debido aldeterioro de esas redes (Acueducto de Albear) construidas en 1893.
Imagen: DW/A. Valle
No hundirse en sus ruinas
El "Plan Maestro para La Habana del Siglo XXI", idea del arquitecto y urbanista Julio César Pérez Hernández propone encauzar proyectos y propuestas para cada barrio, zona o lugar, como vía segura de lograr una urbe contemporánea que honre su condición histórica, exprese su devenir y arribe a un futuro glorioso donde hoy la ciudad empobrecida no se hunda nunca más en sus ruinas.