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Cuba: ¿hacia dónde?

Rosa Muñoz Lima26 de febrero de 2013

Raúl Castro ha emprendido una ofensiva de reformas económicas y "gestos políticos" aún insuficientes pero inéditos en Cuba. ¿Hacia dónde apunta ahora el cambio generacional en la cúpula dirigente? DW habló con expertos.

Raúl Castro y su nuevo "número dos": Miguel Díaz-Canel.
Raúl Castro y su nuevo "número dos": Miguel Díaz-Canel.Imagen: picture-alliance/dpa

Con sus reformas, el Gobierno “raulista” ha aliviado a los cubanos de antiguas prohibiciones absurdas: ahora pueden alojarse en hoteles o adquirir teléfonos celulares y equipos electrodomésticos de alto consumo. Además, cerca de 1,5 millones de hectáreas de tierra fueron entregadas en usufructo a unos 176.000 agricultores. Y se ha permitido el autoempleo y la subcontratación de unos 400.000 trabajadores autónomos, así como la compra-venta de autos de segunda mano entre particulares, entre otras medidas.

Por otra parte, el Gobierno cubano liberó a 115 prisioneros políticos –en un inédito diálogo con la Iglesia Católica– y luego amnistió a 2.900 presos comunes. Fuera de estos "gestos", Raúl Castro ha disminuido el perfil de la represión al movimiento disidente: a las largas condenas de cárcel bajo el Gobierno de Fidel, le ha seguido cierta "tolerancia de facto" a blogueros y otros activistas opositores, comenta Bert Hoffmann, politólogo del Instituto GIGA de Estudios Latinoamericanos de Hamburgo; pese a una estrategia paralela de "detenciones temporales".

La autorización de compra-venta de autos de segunda mano, una de las primeras medidas.Imagen: picture-alliance/dpa

Como medida política concreta, eliminó la mayoría de las restricciones impuestas a los cubanos para viajar al exterior. Y este fin de semana acaba de designar a un nuevo “número dos” en el poder de la isla, cuyos 52 años de edad contrastan con la hasta ahora octogenaria nomenclatura. El nombramiento de Miguel Díaz-Canel –sin antecedentes en la lucha guerrillera en la Sierra Maestra– como primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba es inédito, pero no aislado, indican cifras oficiales. Como él, un 70 por ciento de los diputados del recién confirmado Parlamento cubano no había nacido cuando triunfó la revolución de 1959.

Díaz-Canel –que ahora ostenta un cargo históricamente ocupado por el general Raúl Castro, como reserva política de su hermano Fidel– es ingeniero. Trabajó para las Fuerzas Armadas cubanas y colaboró con la Revolución Sandinista en Nicaragua. Fue profesor universitario, cuadro profesional de la Juventud Comunista (UJC), así como primer secretario del Partido Comunista (PCC) en Villa Clara y Holguín, provincias del centro y oriente del país. Miembro del Comité Central del PCC desde 1991 y de su Buró Político desde 2003, fue ministro de Educación Superior entre 2009 y 2012 y vicepresidente del Consejo de Ministros desde 2012.

“Por fin”, “muy tarde”, “hasta cuándo”…

“La nueva generación está posicionándose para cuando Raúl Castro y la vieja guardia salgan del Consejo de Estado en el 2018”, opina Carmelo Mesa-Lago, catedrático cubano de Economía, Estudios Latinoamericanos y Relaciones Internacionales en las universidades de Pittsburg, Florida y Miami. El Gobierno ya ha ubicado a otros cuadros de su generación en carteras claves como la de Relaciones Exteriores o en la Contraloría General de la República, señala Mesa-Lago.

Miguel Díaz-Canel: ¿claro segundo al mando?Imagen: ADALBERTO ROQUE/AFP/Getty Images

Raúl Castro ha propuesto una reforma constitucional que debería limitar la edad para asumir altos cargos políticos, así como la extensión de los mandatos a un máximo de dos períodos de cinco años. “Son señales, por fin, de un cambio generacional, pero llegan muy tarde”, insiste Bert Hoffmann. Raúl iniciará su “último mandato” a la edad con que Fidel, su hermano y antecesor, dejó el poder “al borde de la muerte”.

Las preguntas sobre el futuro son diversas. ¿Estarán vivos Fidel y Raúl Castro en el 2018? ¿Qué rol jugarán en el escenario nacional? ¿Llegará esta nueva generación a la cúspide del poder? Ya otros “delfines” han sido defenestrados en las últimas décadas, recuerda el semanario alemán Der Spiegel, en alusión a los otrora jóvenes ministros de Exteriores Roberto Robaina y Felipe Pérez Roque, así como al artífice de las reformas económicas de los años 90, Carlos Lage Dávila.

¿Tomarían los nuevos dirigentes el camino soviético de la perestroika y la glasnost? ¿O acaso profundizarían las actuales reformas por el camino chino o vietnamita, con una extraordinaria transformación económica y dinamismo del sector privado interno y de inversión extranjera? Como sea, advierte Mesa-Lago, justo estos ejemplos muestran que todo ello puede ocurrir a la par que se mantiene "un gobierno autoritario, un sistema monopartidista e importantes excepciones en derechos humanos".

“La generación histórica sigue manteniendo posiciones de poder muy importantes”, opina Hoffmann. Para el experto alemán, coeditor del volumen “Debating Cuban exceptionalism”, no está claro que Díaz Canel –descrito por periodistas de diversos medios como “abierto e inteligente”, “buen administrador”, “pero con poco carisma”– sea realmente el segundo al mando. “Creo que los militares en Cuba continúan siendo un poder muy importante detrás de las funciones públicas y quizás tengan más poder que el primer vicepresidente civil”, señala Hoffmann.

¿Acelerar y profundizar?

La esperanza de hallar crudo no se ha concretado.Imagen: picture-alliance/dpa

En el futuro inmediato, para que las reformas de mercado emprendidas tengan éxito “tienen que acelerarse y profundizarse”, estima Mesa-Lago, experto en economía cubana, seguridad social y sistemas económicos comparados. Aunque, en su opinión, cierta aceleración ha sido visible en los últimos seis meses. Entre las causas menciona el hecho de que Cuba contaba con descubrir petróleo en alta mar y los tres primeros intentos de inversores extranjeros han hallado pozos secos; así como la enfermedad del presidente venezolano, Hugo Chávez, que pone en peligro el apoyo de un importante aliado regional.

Pendientes quedan la eliminación de la doble circulación monetaria y la reducción del monopólico aparato económico estatal, estima Bert Hoffmann. El Gobierno no ha podido despedir a entre 1,3 y 1,8 millones de trabajadores estatales innecesarios “porque no se han creado suficientes fuentes de empleo en el sector no estatal”, explica Mesa-Lago. Para ello se requiere, por ejemplo, la ampliación del trabajo autónomo y de la asociación cooperativa (casi exclusivos de la agricultura y los servicios) al sector profesional. La posibilidad de extender por tiempo indefinido el usufructo de la tierra (limitado por diez años) y liberalizar la distribución y comercialización de los productos agrícolas.

La otra cara de la moneda está en el impacto social de las medidas, insiste Mesa-Lago, autor del volumen “Cuba en la era de Raúl Castro. Reformas económico-sociales y sus efectos”. El fin del subsidio a los comedores escolares y obreros, o a buena parte de los productos de la canasta básica; el aumento de los precios de servicios públicos como la electricidad, el gas y el agua; la reducción de beneficiarios de la asistencia social en un 70 por ciento, así como del presupuesto estatal destinado a estos fines en un 78 por ciento, imponen, en opinión de Mesa-Lago, otra importante tarea pendiente e inmediata: la asistencia a las personas en estado de necesidad.

Autora: Rosa Muñoz Lima

Editor: Pablo Kummetz

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