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Cuba sin Fidel: más espacio de acción, más presión

19 de febrero de 2008

Fidel Castro anunció su retiro del cargo de presidente y como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. DW-WORLD habló al respecto con Bert Hoffmann, experto alemán en Cuba y América Latina.

Fidel Castro: ¿por qué rumbo sigue Cuba?Imagen: AP

Fidel Castro anunció su retiro del cargo de presidente y como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. ¿Qué significa ello para Cuba?

Es un paso anunciado desde hace un año y medio. Raúl Castro tiene ahora definitivamente la conducción del Estado en sus manos. La transmisión formal de los cargos es un paso importante. Particularmente destacable me parece ser que luego de 49 años en el poder, Fidel Castro no se transforme en un jefe de Estado vitalicio. Ello es sin duda saludable para la vida política en Cuba. No obstante, la herencia de Castro no será nada fácil.

Algunos personajes famosos, como por ejemplo Naomi Campbell, Nelson Mandela o Diego Maradona han alabado en los últimos tiempos la gestión de Castro. ¿Cuál es la fascinación que ejerce Fidel Castro sobre los famosos?

Fidel Castro tiene un considerable atractivo para los intelectuales de izquierda y las estrellas. Castro es sin duda un protagonista de la historia mundial, que llevó a la pequeña Cuba al foco de los sucesos en el mundo, con una revolución que produjo enormes mejoras sociales para la población y que fue soportada con gran entusiasmo durante mucho tiempo en el país. A ello se agrega la imagen de David contra Goliat en el conflicto de Cuba con los Estados Unidos. Ese atractivo disminuyó considerablemente en la propia Cuba durante la crisis en los años 90. En los últimos años se ha registrado incluso un distanciamiento entre Fidel Castro y la población, porque Castro se dedicó a hablar sólo de los grandes acontecimientos mundiales y no de las preocupaciones y penurias de la gente, como ser los sueldos y las condiciones de vida. En ese sentido, Raúl Castro está mucho más próximo a la gente y despierta esperanzas, a pesar de no haber tenido nunca el carisma de su hermano.

Raul Castro: una herencia difícil.Imagen: AP

Por un lado existe esa fascinación por Castro; por otro, el hecho de que Castro fusiló desde un principio a adversarios políticos e incluso luego a antiguos compañeros de lucha. ¿Cómo se pueden compaginar ambos aspectos?

Los aspectos van juntos. Fidel Castro es una persona de la acción, que no habla mucho, sino que hace lo que cree que tiene que hacer. Y que una revolución debe ser dirigida con mano dura se le disculpa desde la distancia mucho más rápidamente que cuando se lo experimenta desde la proximidad. Una frase como que “la libertad es la libertad de los que piensan de otra forma”, que Fidel Castro rechaza por completo, ni siquiera le es planteada por muchos, porque ello es compensado por la confrontación con los EE. UU. En la propia isla se lo ve naturalmente de otra forma. La gente que en Cuba nunca estuvo encantada con el proceso lo experimentó siempre como una forma de gobierno sumamente autoritaria. Y también se sabe de todas las limitaciones que ello conlleva, en un país donde no existen estructuras de participación de la opinión pública. Justamente allí se dirige el enfoque de Raúl Castro, que dice que Cuba conservará el sistema de partido único, pero exige una mayor apertura del partido y la creación de mayores espacios para la discusión dentro de los márgenes del sistema.

Si se realiza un balance de la era Castro, ¿qué figuraría en el haber y qué en el debe?

Grandes luces y grandes sombras. Del lado del haber figuran grandes logros sociales, no sólo el sistema de salud y el sistema educativo, sino la inclusión de todas las capas sociales en un proyecto común, como por ejemplo el caso de los cortadores de caña cuyos hijos estudian en la universidad. Se trata de hitos históricos en un país como Cuba. Y ello son logros que permanecerán. Del lado negativo, sin duda el hecho de que desde un principio se trató de un proyecto militar y autoritario, tanto hacia adentro como hacia fuera. A pesar del gran respaldo entre la población, que tuvo durante mucho tiempo, para quienes no lo apoyaron las consecuencias fueron sin ninguna duda muy duras. En los años 90 se produjo además un fuerte proceso de erosión en cuanto al apoyo de la población, al que Fidel Castro reaccionó con “sigamos como hasta ahora”, lo que llevó a un gran descenso del nivel de vida, sin que se reflexionara siquiera acerca de cambios en el sistema. Ahora, la situación económica en la isla es claramente mejor. Debido al apoyo por parte del Venezuela, al país no le van tan mal económicamente, pero el estado de ánimo entre la población es claramente peor y se registra un cúmulo de problemas que ahora salen a luz y que no son nada fáciles de solucionar. La figura enorme de Fidel Castro ocultó hasta ahora los problemas, lo que naturalmente hace que la herencia que recibe Raúl Castro sea muy difícil.

¿Abre la renuncia oficial de Fidel Castro a sus cargos nuevas posibilidades de acción para la conducción actual?

Carlos LageImagen: AP

Eso por un lado. Por otro, aumenta la presión, ya que el argumento de que Raúl quiere introducir determinados cambios, pero su hermano no lo deja pierde vigencia. Raúl ha despertado grandes expectativas en el sentido de que debe mejorar el nivel de vida. A esas promesas deben seguir ahora naturalmente hechos. En ese sentido, han crecido las posibilidades de acción, pero también crecerá la presión de la población sobre la conducción.

¿Hacia dónde llevará la conducción ahora al país? ¿Cuáles son las opciones?

El rumbo que quiere seguir Raúl Castro es claro, la cuestión es si lo podrá llevar a la práctica. Raúl Castro no quiere un cambio de sistema, sino reformas dentro del sistema: más eficiencia y más elementos de mercado que creen incentivos para producir más, especialmente en el sector alimentario, y no meros llamados a hacerlo, porque que ya no tienen efecto. En otras palabras, reformas económicas, si bien no tan vastas como en China, ya que no imposibles de transferir uno a uno a Cuba, más teniendo en cuenta las amenazas provenientes de los exilados. Pero en principio reformas, apertura, aumento de la eficiencia, más espacios libres para la iniciativa propia en un marco reducido. En esa dirección van a ir seguramente las cosas. En el plano político se puede prever una apertura hacia más debate, más crítica. Ya se puede observar que los ciudadanos tematizan mucho más que antes claramente los problemas. Ello ya es demasiado seguramente para algunos integrantes del aparato político. Ese proceso seguramente no va a estar exento de conflictos detrás de bastidores…

¿Cuáles son las figuras claves en la actual constelación política?

Una figura clave es Raúl Castro, por su función de puente entre Fidel Castro y las generaciones siguientes. Además es un jefe de Gobierno y de Partido integrador. Él, como también los demás integrantes de la élite, saben que deben conservar a toda costa la unidad, porque de lo contrario todo se haría mucho más difícil. Por ello no creo que en un futuro próximo tengamos un escenario en el que se enfrenten reformistas contra conservadores. Ello hace difícil identificar diversos sectores. Tenemos por ejemplo el caso de Carlos Lage, considerado el arquitecto de las reformas económicas de los años 90. Bajo Raúl Castro es la persona de contacto con Hugo Chávez. Lage no es justamente un impulsor de reformas económicas. Por otro lado tenemos en el Gobierno también a Pérez Roque como ministro de Relaciones Exteriores, que anunció la adhesión de Cuba a los tratados de derechos humanos de la ONU, siempre rechazada por Fidel Castro, incluso a posteriori. En otras palabras, se ve que el equipo de conducción se halla muy compacto, muy cerrado y no es posible identificar fisuras.

Fidel Castro (dcha.) con Felipe Pérez Roque.Imagen: dpa

¿Qué papel desempeña la oposición, qué fuerza tiene?

La oposición organizada es muy débil. No existen personalidades líderes opositoras. Lo que sí se observa es una rebelión desde abajo, en los lugares de trabajo y en las organizaciones, donde se exige más transparencia y participación. Por ejemplo durante una reunión de estudiantes de informática en la Universidad se le preguntó sin pelos en la lengua al presidente del Parlamento, Alarcón, acerca del sistema de elecciones, el acceso a Google y Yahoo y acerca de otras exigencias. Ello es nuevo en Cuba. Se trata del surgimiento de una dinámica que por ahora discurre dentro de los canales oficiales, pero que no se sabe cómo va a continuar.

La Unión Europea suspendió sus sanciones contra Cuba en 2005, pero no las levantó. ¿Qué política puede y debe aplicar la UE con respecto a Cuba?

La UE hizo durante la presidencia alemana del Consejo una oferta de diálogo a Cuba que adelantó lo que serán las relaciones pos Fidel. Esa oferta de diálogo fue aceptada por Cuba. Existen en ese paquete un par de elementos interesantes. Uno de ellos es por ejemplo la firma de los tratados de derechos humanos de la ONU. Hace un par de días se registró la liberación de algunos prisioneros políticos por intermediación del Gobierno español. La película “La vida de los otros”, sobre las actividades de la Policía Secreta de la RDA, pudo ser exhibida en el marco de un festival de cine en La Habana. Se trata de señales de las que la UE espera que continúen en el sentido de una política de distensión, sin caer en la ilusión de que se produzca de inmediato un cambio radical de sistema. También a ese nivel más modesto existe todo un abanico de posibilidades de accionar político.

Imagen: GIGA/Susanne Dupont

El Dr. Bert Hoffmann es experto en Cuba y América Latina del German Institute of Global and Area Studies (GIGA), con sede en Hamburgo.

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