La primera visita del Papa Francisco a Cuba y a Estados Unidos está generando expectativas optimistas, por un lado, y reacciones negativas, por otro. Para el teólogo brasileño Frei Betto, la presencia del pontífice en La Habana –que dura hasta el martes (22.9.2015)– y sus viajes a Nueva York y Filadelfia –hasta el 28 de septiembre– le darán la oportunidad de “abrazar” a los dos pueblos “que su Santidad se ha esforzado por acercar”.

Frei Betto alude al papel clave que el Vaticano jugó como mediador en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países. Y su opinión es compartida por muchas personas. Pero no todos comparten el mismo entusiasmo por las implicaciones de la visita papal.

Varios disidentes cubanos han denunciado lo que ellos describen como un proceso de “limpieza social”, llevado a cabo por el Gobierno de la isla para retirar del centro de la capital a mendigos, personas sin techo y niños de la calle. Según la organización de derechos humanos CDDHRN, el estamento castrista intenta evitar que esas personas sean vistas por el Papa, la prensa internacional y los peregrinos.

ERC ( EFE / Deutschlandfunk / Reuters )