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"Cuba y EE.UU. ya no son archienemigos"

Rosa Muñoz Lima18 de diciembre de 2014

¿Por qué llega justo ahora este giro en las relaciones Cuba − Estados Unidos? ¿Qué implicaciones tendrá para todos los actores involucrados? DW conversó con el politólogo alemán Bert Hoffmann.

Soweto Handschlag Castro Obama Beerdigung Mandela 10.12.2013
Imagen: picture alliance/epa/Kim Ludbrook

El anuncio simultáneo de los presidentes de Cuba y Estados Unidos, Raúl Castro y Barack Obama, sobre la normalización de las relaciones diplomáticas entre ambos países, el intercambio de prisioneros y especialmente la decisión de Obama de abrir una embajada en La Habana e implementar toda una batería de medidas que amplían las excepciones a las restricciones del embargo económico y comercial sobre la isla, sorprendió a muchos la víspera, incluso a los más informados. Desde todas partes del mundo llueven los elogios, algunas críticas y muchas preguntas.

¿Cómo fue posible ahora este giro? ¿Qué alcance y que repercusiones tendrá para los cubanos de la isla y la diáspora, para América Latina, para la política doméstica y exterior de Estados Unidos, para las relaciones de Cuba con otros fuertes actores internacionales como la Unión Europea (UE)? DW conversó con el politólogo alemán Bert Hoffmann, experto cubanólogo del Instituto GIGA de Estudios Latinoamericanos de Hamburgo.

DW: Profesor Hoffmann, hasta ayer, ni Washington − presionado por ala dura del exilio cubano − estaba dispuesto a dialogar con Cuba si no en favor de un cambio de régimen, ni la isla aceptaba siquiera hablar con su vecino sobre derechos humanos y democracia, como ahora dice estar dispuesto a hacerlo Raúl Castro. ¿Qué intereses y coyunturas, políticos y económicos, domésticos e internacionales, explican este acercamiento mediado por el Vaticano y Canadá? ¿Por qué ahora?

Prof. Dr. Bert Hoffmann: Ya había un acercamiento muy gradual, en los últimos años, en las remesas, en viajes, pero la envergadura del paso que se dio ahora desde la Casa Blanca sorprendió a muchos. Se trata del paquete de medidas más grande que podía ofrecer el presidente Obama de cara a muchas normas del embargo, que están ancladas en ley y son competencia del Congreso estadounidense, donde (su Partido Demócrata) no tiene mayoría y no podría eliminarlas fácilmente. Ha puesto todo lo que podía en un mismo paquete que lleva la agenda bilateral a un nuevo plano: ya (los presidentes de ambos países) no son archienemigos si hacen una conferencia de prensa prácticamente juntos, una en Washington y otra en La Habana.

Prof. Dr. Bert Hoffmann, del Instituto GIGA de Estudios Latinoamericanos de Hamburgo.Imagen: GIGA/Susanne Dupont

¿Por qué ahora? Creo que tiene que ver con asuntos domésticos e internacionales en ambos lados. En Estados Unidos, tras pasar las elecciones de medio término, ya renovado el Congreso, Obama está en sus últimos dos años de mandato y puede impulsar iniciativas que antes le parecían demasiado costosas políticamente. En el ámbito internacional, se avecina la Cumbre de las Américas en abril y Cuba volvería a ser tema: Raúl asiste y Estados Unidos vendría a ser otra vez el contrincante aislado; así que, en vez de eso, esta vez dio un paso importante para integrarse en la comunidad americana y ubicar también el debate sobre la democracia en un nuevo plano. Obama hizo un llamado a los otros países de América Latina y Norteamérica para trabajar juntos en esos aspectos.

Se ha hablado de un cambio generacional en el exilio cubano, de presiones de la opinión pública norteamericana, del sector empresarial (especialmente del sector agrícola)...

Obviamente había también presiones que han crecido, por ejemplo, en la comunidad empresarial de Estados Unidos, con intereses económicos y comerciales en Cuba. Estaban impacientes porque todos los demás, chinos, venezolanos, españoles, podían hacer negocios con Cuba menos ellos. Y lo mismo sucedía a nivel de población: había muchos cubano-americanos que viajaban a la isla regularmente porque ellos sí estaban excentos de la restricción y los no cubanos en Estados Unidos se sentían discriminados, así que también ejercieron presión para poder viajar a Cuba, como un derecho de los ciudadanos estadounidenses.

Algunos hablan también de las crisis de las relaciones con Venezuela y Rusia...

No creo que sean muy importantes en este tema. Lo que sí es un aspecto muy obvio, si uno mira el mapa de los problemas mundiales para Estados Unidos, es que hay muchos focos de atención mucho más importantes que Cuba: los problemas con Rusia, el Medio Oriente, China, con un peso mucho mayor para la agenda internacional de Estados Unidos. Cuba tiene una importancia simbólica muy grande, un peso electoral en el estado de Florida, eso sí; pero ya no es funcional enfocar una política tan obstinada en un país que ya no es amenaza para Estados Unidos. Toca redimensionar a Cuba como una isla cercana que realmente no es el mayor problema para Estados Unidos.

Obama ha hecho un discurso muy propositivo, ¿qué ofrece Raúl Castro a cambio, además de los presos intercambiados? ¿Qué alcance y qué repercusiones tendrán las medidas anunciadas por Obama para los cubanos, simpatizantes y opositores del gobierno comunista en la isla y la diáspora?

Creo que el intercambio de prisioneros se basa en una tradición diplomática, pero no creo que el resto de la negociación se trate de dar esto a cambio de lo otro. Lo que dio La Habana fue, en buena medida, el sacrificio de su retórica sobre la hostilidad de Estados Unidos. Raúl aún mencionó en su discurso que el embargo persiste, pero ya la atmósfera es otra. Esa política de "plaza sitiada", donde no puede haber disidencias ni voces disonantes porque el enemigo común nos acecha, va a ser más difícil de sostener y habrá quizás una situación en la que los cubanos puedan demandar muchos más espacios de participación, más voz, en muchos sentidos.

Para el exilio duro afuera obviamente es un golpe y van a tratar de frenarlo. Pero también dentro de buena parte de la comunidad emigrada hay una normalización en curso desde hace muchos años: Envían remesas, viajan a la isla, buscan negocios en la isla. Es parte de la normalización de ambas sociedades que ahora también toma cuerpo a nivel estatal, no totalmente todavía pero sí de una forma importante. En la isla, el sentimiento de "olla de presión", la polarización que apunta a que todo el que piensa diferente es un mercenario, ya tiene poca sincronía con la dignidad que vimos ayer entre los presidentes.

Castro y Obama han confirmado su asistencia a la próxima Cumbre de las Américas, en abril próximo en Panamá. ¿Cómo impactarán estos cambios y este encuentro, a corto y mediano plazo, las relaciones de Cuba y Estados Unidos con el resto del hemisferio?

Creo que en el hemisferio muchos querían tener a ambos países en la Organización de los Estados Americanos (OEA). Los latinoamericanos, desde la izquierda hasta la derecha han cerrado filas en torno a la inclusión de Cuba como miembro regular del hemisferio, así que la medida es muy bienvenida por todos. Por parte de Estados Unidos, la intención es que la OEA vuelva a tener una agenda que incluya la cláusula democrática y el sistema interamericano de derecho. En ese sentido apuestan por incluir parte de su agenda política en el contexto latinoamericano, con los otros países del hemisferio.

¿Cómo impactará el giro de Washington en las relaciones de Cuba con otros socios internacionales estratégicos como la Unión Europea (UE)?

Cuba ha frenado las negociaciones con la UE y no quiere dar la impresión de que ahora está cediendo en todos los frentes. Se trata todavía de un proceso complejo y largo de negociación. Esas cosas no van tan de la mano. Pero también en ese frente va a haber movimiento y supongo que el año próximo veremos igualmente avances en cuanto a un acuerdo bilateral con la UE.

Algunos, como la bloguera disidente Yoani Sánchez, echaron ayer en falta una reacción del expresidente cubano Fidel Castro. ¿Corresponde aún al mayor de los Castro algún rol en este juego diplomático?

Ya Fidel no es el centro de la política ni del gobierno. Está retirado. El Gobierno es de Raúl y punto. Creo que ese es el mensaje.

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