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Cuba y sus 50 años de revolución. Una visión alemana

Emili Vinagre / Entrevista: José Ospina Valencia31 de diciembre de 2008

Al cumplir 50 años, la Revolución Cubana tiene a Raúl Castro como presidente. No obstante, la figura fundamental de la vida política en la isla es la misma de hace medio siglo, dice ex embajador de Alemania en Cuba.

Fidel ya no es presidente, pero sigue presente en la vida de los cubanos.Imagen: AP

La Revolución Cubana cumple medio siglo de vida. Desde aquel 1 de enero de 1959, cuando Fidel Castro anunció la huida del dictador Fulgencio Batista, muchas cosas han cambiado en la isla. Otras muchas, sin embargo, permanecen inalteradas desde entonces.

Entre la memoria nostálgica del pasado y las esperanzas puestas en el futuro, el presente es, probablemente, lo que menos importe a los cubanos. Mientras tanto, en el exterior se multiplican las voces que piden al régimen que emprenda las ansiadas reformas. La Unión Europea y Estados Unidos son los dos principales actores que pretenden arrogarse un papel protagonista en la transición cubana.

Fidel, la figura en la sombra

El artífice de la Revolución ya no ocupa el liderazgo visible del país. Fidel Castro cedió el poder a su hermano Raúl en julio de 2006, tras una cirugía intestinal de emergencia. Desde entonces, sus apariciones son contadas.

Los cubanos sólo pueden verlo en esporádicos mensajes televisivos, pero su sombra sigue siendo alargada. Raúl Castro es formalmente el presidente de Cuba desde el pasado mes de febrero, pero la figura de Fidel sigue siendo la referencia.

En los dos últimos años y medio, Raúl ha acometido reformas que para muchos no son suficientes. De las esperanzas de un rápido aperturismo en la isla se ha pasado a un cierto escepticismo que sólo gestos decisivos desde Estados Unidos o Europa parecen capaces de romper.

El hermano de Fidel, Raúl, es el encargado de llevar las riendas del país.Imagen: AP

Es la opinión de Bernd Wulffen, embajador de Alemania en Cuba entre 2001 y 2005. Pese a algunos signos de apertura que se han dado en los dos últimos años -aumento de inversiones extranjeras, levantamiento de la prohibición para comprar ordenadores o celulares o una cierta libertad de expresión a través de blogs en Internet, por ejemplo- "Raúl aún no ha hecho el paso que se espera de él, Fidel aún influye", considera Wulffen en declaraciones a DW-WORLD.

¿Para cuándo los cambios?

Es cierto que han pasado ya más de dos años sin Fidel en el poder, pero también es verdad que en ese lapso la administración estadounidense, uno de los interlocutores del cual se exigen más gestos, apenas ha dado un sólo paso al frente. Es por ello que la llegada de Barack Obama al poder parece abrir nuevas perspectivas.

El presidente electo de los Estados Unidos podría revertir medidas adoptadas por su predecesor, George W. Bush, como la exigencia de prepago en las importaciones de alimentos estadounidenses o reanudar conversaciones migratorias, interrumpidas bajo el mandato de Bush.

Sin embargo, y pese a que Obama puede decidir rápidamente modestos cambios en la política hacia Cuba, los analistas dudan que vaya a ser levantado el embargo impuesto en 1962 o la prohibición que impide a los turistas estadounidenses visitar la isla. Sí que puede relajar, en cambio, las restricciones para los envíos de remesas de cubanos residentes en Estados Unidos a sus familias en Cuba.

La postura europea

Los cubanos, a la espera de reformas.Imagen: AP

Ante el riesgo de quedar eclipsada por el "efecto Obama", ¿cuál debe ser la postura de la Unión Europea respecto a Cuba? En opinión del exembajador alemán en Cuba, Europa debe dialogar a toda costa con el gobierno de la isla.

Pese a reconocer que se trata de una dictadura, Wulffen considera a Cuba "un caso especial", muy vinculado con Europa, especialmente con España, con una población "muy bien formada, que ha estudiado en muchos casos en la Universidad", y también muy vinculada a Europa y a la cultura occidental.

Respecto al papel concreto de Alemania, Wulffen cree que Berlín debería poner sobre la mesa el respecto a los derechos humanos en su diálogo con Cuba, "igual que el gobierno alemán hace con otras dictaduras para conducir a una mejora de la situación".

El balance

Lo que está claro es que, cincuenta años después del triunfo de la Revolución, Cuba sigue levantando pasiones encontradas. Detractores y partidarios casi a partes iguales hablan de la situación en la isla y sus valoraciones distan unas de otras como la noche del día.

Los partidarios del régimen recuerdan, por ejemplo, que la expectativa de vida en Cuba es de 77,9 años, apenas por debajo de los 78 de Estados Unidos. O que la tasa de alfabetización es del 99,8 por ciento, sólo inferior a la de Georgia, que es del 100 por ciento.

Los detractores hablan de la falta de libertades, de los presos políticos y de la situación económica en la isla. Los cubanos ganan de promedio 20 dólares mensuales, lo que obliga a muchos a aumentar sus ingresos comprando o vendiendo en el mercado negro.

Además, explican que los tan ensalzados servicios públicos de la isla se deterioraron con la crisis que siguió al derrumbe de la Unión Soviética, en 1991.

Una opinión en la línea de lo que explica Wulffe, que considera que en aquel momento Cuba desaprovechó la oportunidad de emprender un cambio.

Aspectos positivos y negativos de cincuenta años de Revolución que hay que poner obligadamente en la balanza. También lo hace el exembajador alemán. "Pese a las escuelas y los hospitales, la Revolución no hizo realidad sus promesas", asegura Wulffe. (el)

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