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Cuentos chinos

13 de mayo de 2003

El Instituto Internacional de Estudios Estratégicos analiza la campaña estadounidense contra el derribado régimen iraquí y las consecuencias de su política en la región. Los augurios no son alentadores.

Cercano y Mediano Oriente: ¿Es la democracia una quimera?Imagen: AP

Las cosas no son siempre como las pintan. "Estados Unidos modificará su gran visión de un Mediano Oriente democrático tras la caída Sadam Husein", pronostica el actual informe del renombrado Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) con sede en Londres.

¡Ora et labora!

El IISS considera que cualquiera que sea el proceso de democratización "cambiar la sustancia de Irak va a ser difícil". El mencionado instituto expresa además su excepticismo sobre si la administración estadounidense, así haya desterrado a la dictadura iraquí, vaya a cumplir la promesa de instaurar un gobierno democrático en aquel desmembrado país.

"Convertír las palabras en hechos" es un cometido que George W. Bush parece haber prometido muy a la ligera. Los estrategas londinenses dudan que Irak vaya a resurgir como "un modelo para la convulsionada región ".

Imagen: AP

Visión sin olfato

Estados Unidos no se ha distinguido, precisamente, por poseer las más clara de las visiones del mundo, pues "ver en el renaciente Irak el florecimiento de la democracia era y es ilusorio", además de ser una muestra de que, por lo general, "los gobiernos estadounidenses nunca han tenido olfato para fundar otras naciones", resalta el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos.

El arraigo de la democracia es el prerequisito fundamental para lograr la supuesta liberalización ofrecida por Bush a toda la región. En su discurso sobre el estado de la nación George W. Bush, aseguró en 2002 que el objetivo de Washington era llevar al Mediano Oriente "el respeto por la ley, por la mujer, por la libre expresión, la igualdad de derechos y la tolerancia religiosa". Dicho sea también que el presidente estadounidense habla de exportar "el espíritu liberal", cuando al mismo tiempo instaura en su país una copia, buena o mala, del régimen policial de MacArthur.

Analizando la "verdadera" realidad, el IISS advierte que la exportación e instauración de presuntos "buenos ideales", en latitudes diferentes a Europa o el continente americano conlleva muchos más riesgos que los esperados. Los vecinos de Irak ya han advertido que el derribo de Sadam Hussein y la falta de estructuras democráticas puede provocar a mediado y largo plazo la desestabilización de la región y un aumento del terrorismo. No en vano, el presidente egipcio, Hosni Mubarak, dijo que por cada bomba en Irak surgirían "100 Bin Ladens". No es nada nuevo que el daño se revierta contra aquél que anuncia grandes favores que nunca hace. Aquí está en juego el resto de credibilidad que le queda a Estados Unidos en el mundo árabe.

De dientes para afuera

Los especialistas internacionales mucho temen que la democracia en el cercano y mediano oriente no echará raíces si Estados Unidos no está verdaderamente dispuesto a propiciar la creación de un estado palestino. El IISS afirma que lamentamblemente hay indicios de que la administración de Bush no está, en realidad, interesada en adelantar las negociaciones en el conflicto palestino-israelí pues, el premier británco, Tony Blair, tuvo que presionar a George W. Bush para que expresara en público su apoyo al último plan de paz para la región.

Imagen: AP

El triple atentando terrorista de Riad, en donde murió y resultó herido un número, aún indeterminado de ciudadanos extranjeros, entre ellos, estadounidenses, franceses, australianos y probablemente alemanes, es una mala señal. ¿Tenían razón los propulsores de una vía pacífica a la salida de Sadam Husein?

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