Incinerado criminal de guerra que tomó veneno en la corte
9 de diciembre de 2017
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El criminal de guerra bosniocroata Slobodan Praljak, que se suicidó a finales de noviembre tras ser condenado por el Tribunal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY), fue incinerado en Zagreb el pasado jueves en una ceremonia privada, informó este sábado (09.12.2017) la prensa croata.
El diario Vecernji list señaló que según las informaciones de las que dispone, "en silencio, sin pompa, según su propio deseo" se despidieron de Praljak sólo los miembros de su familia y unos pocos amigos íntimos.
Ese diario indica que el cadáver de Praljak fue trasladado previamente a Croacia "con la máxima discreción".
"Según una fuente, fue transportado a Croacia el viernes anterior (a la incineración), inmediatamente después de la autopsia, mientras que otra fuente señala que los restos mortales fueron trasladados el día de los funerales, el jueves pasado", afirma el rotativo.
Praljak se suicidó el 29 de noviembre al ingerir veneno durante la audiencia de apelación del TPIY, que confirmó su sentencia a 20 años de prisión.
El exlíder militar de los bosniocroatas, de 72 años, fue condenado por crímenes de lesa humanidad en la guerra en Bosnia (1992-1995).
En Croacia, el veredicto contra Praljak y otros dirigentes bosniocroatas fue calificado como una injusticia con el pueblo croata. Muchos ciudadanos lo consideran un héroe y se le ha rendido homenaje en Zagreb y otras ciudades. (Efe)
Mostar: las cicatrices de la guerra
El puente de Mostar fue destruido por las fuerzas armadas de los croatas bosnios. En la actualidad, está de nuevo en pie, al igual que las mezquitas y las calles en la ciudad en Bosnia-Herzegovina.
Imagen: Reuters/D. Ruvic
Símbolo de la destrucción
Las fuerzas armadas de los croatas bosnios destruyeron el 9 de noviembre de 1993 el emblemático puente de piedra de Mostar, del siglo XVI. Mostar fue entoces la capital más reñida de la "República Croata de Herzeg-Bosnia", en Bosnia-Herzegovina (oficialmente, Bosnia y Herzegovina).
Imagen: Reuters/D. Ruvic
Reconstrucción y paz
Después de la guerra, se construyó el puente, copiando con exactitud el antiguo y gracias a muchos años de cooperación internacional. Es el primer tesoro del Patrimonio Mundial de la UNESCO, en el que no solo se conserva un monumento sino que se reconstruye uno destruido, teniendo en cuenta el original. Se inauguró en 2004.
Imagen: Reuters/D. Ruvic
Una ciudad dividida
En la Guerra de Bosnia, la mezquita de Sokollu Mehmet Pasha también sufrió muchos desperfectos. La ciudad estaba dividida: en el oeste vivían los croatas católicos y en el este, los musulmanes bosnios.
Imagen: Reuters/D. Ruvic
Templo musulmán con nuevo esplendor
En la actualidad, la mezquita reconstruida de Mehmet Pasha es una de las atracciones turísticas de la ciudad. La división de la ciudad ya no existe. Pero es un hecho que los croatas siguen viviendo sobre todo en el oeste y los bosnios, en el este.
Imagen: Reuters/D. Ruvic
Desolación y miedo
El asedio de Mostar duró nueve meses. Miles de musulmanes bosnios fueron expulsados de sus casas. Los dirigentes de la proclamada entidad "República Croata Herzeg-Bosnia" querían una fusión con los croatas.
Imagen: Reuters/N. Solic
Huellas del pasado
El casco antiguo de Mostar se reconstruyó. Sin embargo, en algunos edificios se pueden apreciar aún los agujeros que dejó la munición. En la actualidad, las tres etnias del país están representadas en la presidencia de la República Bosnia y Herzegovina: bosnios, serbios y croatas.