“Me engañaron/mi deber con la nación es un descaro/ una nación que no me ha dado, me ha quitado…” rapeó Don Popo Ayara, el hip-hopper colombiano, en la conferencia “Cultura Urbana para la inclusión social en América Latina” (Bruselas, 20-22.04.2016)

Don Popo dirige también la Fundación Familia Ayara: su misión es formar a muchachos afrocolombianos que provienen de contextos de violencia y exclusión social en medios, en música, graffiti, diseño gráfico, creación en general, todo en la visión del mundo del hiphop. Siguiendo una metodología específica, en la fundación se forma a los jóvenes en prevención del abuso sexual, del conflicto, de las violaciones de derechos humanos. De la venta de las creaciones se financian los artistas y la misma fundación.

Las instituciones, rezagadas

Las antenas, tanto la Secretaría Iberoamericana (SEGIB) como de la oficina de Cooperación Europea (DEVCO) están orientadas en este momento hacia la captación de este tipo de experiencias. Se trata de encontrar formas para ejecutar el mandato de Naciones Unidas de incluir la cultura en la promoción de ciudades sostenibles (Agenda 2030).

Esto representa un gran desafío para una América Latina –la región más desigual del mundo – que tiene al 80% de su población viviendo en zonas urbanas, en las cuales la media de pobreza es del 27%. La falta de políticas adecuadas, la falta de planificación, la mala gestión del crecimiento urbano son los ladrillos del muro de la exclusión.

En este contexto, la SEGIB y DEVCO han decidido colaborar. “El mayor propósito es crear una alianza para lograr inclusión social en el contexto urbano con la dimensión de la cultura”, subrayó Jolita Butckeviciene, directora de DEVCO para América Latina. “Una de las cosas que estamos viendo en América Latina es cómo la sociedad ha ido más rápido que las instituciones”, afirmó, por su parte, Rebeca Grynspan, Secretaria General del SEGIB.

Vínculos en torno a una idea

“Cultura no es siempre mejor cohesión. Si vivimos en una sociedad cuya cultura apuesta por la privatización de los espacios y por urbanizaciones cerradas, no habrá cohesión social”, explica a DW Marcos García, director de Medialab-Prado, de Madrid. Éste es un espacio ciudadano en el que, en talleres, se juntan aficionados con académicos, profesionales con interesados de distintos orígenes. Su objetivo es producir una aplicación para visualización de datos, crear una instalación interactiva y, prótesis en una impresora 3D. “La red que se crea en torno a una idea concreta va más allá del mero proyecto. Éste sería ese tipo de cultura la que defendemos", afirma García.

Café Europa

En este sentido, también resalta otro proyecto expuesto en la conferencia: el “Café Europa” -un espacio municipal ciudadano que ofrece tanto capacitación y talleres multimedia como huertos urbanos colectivos. Creado en Mons, cuando esta ciudad belga fue la “Capital Europea de la Cultura”, tiene ahora más de 20 réplicas. Lo que quiere decir que a un taller de cocina en Mons pueden asistir interesados de Glasgow, de manera virtual.

“Son experiencias perfectamente replicables”, afirma Marcos García con miras al propósito de la SEGIB y DEVCO. “Creo que es perfectamente factible ligar los nuevos espacios hackers y espacios makers a esa tradición de lugares donde las interacciones sociales devienen en forma significativa en espacios de creación, que se adapten a las necesidades locales", concluye García.

“Anoche tuve un sueño: Soñé que nuestra tierra no era un muladar/ Y que única salida no era emigrar/ Soñé que inmigrantes en tierras del culpable/ No eran tratados como algo detestable”, concluye, por su parte, Don Popo, que para su fundación cree firmemente “en que el arte es una herramienta muy fuerte para la transformación social”.