Ya en el período previo a la primera cumbre de la ONU sobre sistemas alimentarios, las líneas divisorias entre los pequeños agricultores y la agroindustria se hacen evidentes. Críticas y soluciones desde América Latina.
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Probablemente ningún otro tema muestra los problemas futuros de la humanidad de forma tan drástica como la alimentación: una población mundial creciente combinada con suelos cada vez menos fértiles; una biodiversidad en declive, y el cambio climático. Estos factores se convierten en una bomba de tiempo. Por eso, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha dado la voz de alarma en su último informe: el hambre aumenta en todo el mundo y amenaza con desbaratar los objetivos de desarrollo de la ONU.
Alrededor del diez por ciento de la población mundial, 811 millones de personas, está desnutrida, lo que supone un aumento de 118 millones con respecto a 2019. Al mismo tiempo, un tercio de los alimentos producidos acaba en la basura. Por ello, el Secretario General de la ONU, António Guterres, ha convocado la primera cumbre sobre sistemas alimentarios. A partir de este jueves (23.09.2021), dicho encuentro tendrá lugar al margen de la Asamblea General de la ONU en Nueva York.
Un camino pedregoso, especialmente en Latinoamérica
En realidad, la cumbre estaba prevista para 2020. La pandemia la frustró, pero al mismo tiempo dejó clara su urgencia, afirma Karina Sánchez, responsable de alimentación sostenible de la FAO en México: la cosecha en los campos de los agricultores latinoamericanos se pudrieron porque se cerraron los puertos y las fronteras. Mientras tanto, la gente se moría de hambre en los barrios marginales de las ciudades, y, debido al aumento vertiginoso de los precios de los alimentos, todavía muchos mueren de hambre. "Esto nos demuestra lo importante que es ver la cadena alimentaria en su conjunto", dijo Sánchez en entrevista con DW.
El contraste es especialmente marcado en América Latina. La región es uno de los mayores exportadores de alimentos, pero, al mismo tiempo, 50 millones de personas están desnutridas. Según la FAO, América Latina no solo no alcanzará el objetivo de hambre cero en 2030, sino que para entonces el número de personas hambrientas aumentará incluso en 20 millones.
"El reto es tan grande que solo puede resolverse uniendo fuerzas", dijo la enviada especial de la Cumbre, Agnes Kalibata, previamente al evento. Por eso se invitó a la planificación a representantes de la industria alimentaria, los agricultores, los consumidores y las organizaciones de derechos humanos. En México, las mesas redondas han dado lugar a un intercambio constructivo, subrayó Karina Sánchez. Pero a nivel internacional, dos visiones se oponen irremediablemente.
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¿Alta tecnología o agroecología?
Para Claudia Ortiz, del Movimiento Ríos Vivos, de Colombia, se trata de un cambio paradigmático: "La actual agricultura de monocultivo industrial no puede resolver el problema del hambre. Las empresas quieren maximizar los beneficios y vender en los supermercados alimentos baratos, procesados industrialmente, importados desde muy lejos y cosechados por jornaleros mal pagados. Este sistema enferma a la gente, empobrece a los agricultores locales y destruye el suelo y el medio ambiente", explicó en una videoconferencia organizada por la Fundación Rosa Luxemburgo, cercana al partido alemán La Izquierda.
La visión de las multinacionales es diferente. El director del Foro Económico Mundial de Davos, Klaus Schwab, resumió su visión del nuevo orden mundial en su libro "The Great Reboot" (El gran reinicio). Según él, la comida del futuro tiene este aspecto: alimentos de probeta, uso de satélites, robots y drones en la agricultura de precisión, semillas transgénicas resistentes al clima, seguimiento de las cadenas de producción mediante blockchains, emisiones netas cero de carbono y pagos voluntarios de compensación medioambiental. Así, la sostenibilidad debe integrarse en las estructuras de producción capitalistas existentes a través de innovaciones tecnológicas y contables.
Sofía Monsalve, secretaria general de la organización no gubernamental FIAN, que lucha por la seguridad alimentaria, critica esas propuestas. "La cumbre es un paso más hacia la privatización de las instituciones internacionales. Los países y las personas más pobres se verán aún más marginados, mientras que las empresas invadirán cada vez más los ámbitos de la política pública", afirma. Por ello, unas 800 organizaciones, asociaciones y organizaciones de base están organizando una contracumbre. De todos modos, la agricultora Ortiz no espera nada de los diplomáticos de Nueva York. "Elaboramos las soluciones aquí, en la base. Esperemos que los gobiernos se den cuenta de esto en algún momento".
(gg/cp)
Frutas, hortalizas y cereales: ¡salvemos las variedades antiguas!
En el último siglo se han perdido tres cuartas partes de las variedades de cultivos, según la FAO. Esto empeora la seguridad alimentaria, ya que las variedades tradicionales de semillas son más nutritivas y adaptables.
Imagen: Miriam Schönbach/dpa/picture alliance
Gravenstein: disponible desde 1669
En los supermercados alemanes, es habitual encontrar seis variedades de manzana de larga duración. Pero el país cuenta con unas 2.000 variedades regionales. Los alérgicos suelen tolerar mejor las variedades más antiguas, probablemente porque contienen altos niveles de polifenol. Este micronutriente es indeseable en las manzanas del supermercado porque provoca manchas marrones al cortar la fruta.
Imagen: picture-alliance/dpa/D. Bockwoldt
Tomates de todas las formas y colores
Ya sean rojos, amarillos, negros o verdes, la variedad de tomates es enorme. Las variedades modernas son duraderas y robustas, pero su sabor suele ser insípido. Un estudio de 2017 publicado en la revista “Science” demostró que las variedades silvestres muestran mejores propiedades de sabor que las modernas. Al parecer, el paladar salió perdiendo en la búsqueda de tomates más grandes y resistentes.
Imagen: picture-alliance/dpa/J. Stratenschulte
¿Son todas las papas amarillas y redondas? ¡En absoluto!
La papa Bamberg es oblonga, la Emmalie es roja y la Crepúsculo maya tiene la piel moteada. El cultivo moderno se basa en un pequeño número de variedades que prometen grandes rendimientos y son fáciles de cultivar. La mayoría de las 200 variedades de papas autorizadas en Alemania son relativamente nuevas. En Francia, sin embargo, la variedad Ratte, de 130 años de antigüedad, sigue siendo popular.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Hübner
El maíz ancestral está lleno de nutriente
Cerca de la mitad de la ingesta diaria de calorías del mundo procede de tres cultivos: maíz, trigo y arroz. Las semillas comerciales permiten altos rendimientos, pero un aumento de la cantidad no significa un aumento de la calidad. Los estudios muestran una menor concentración de minerales en variedades de alto rendimiento. Variedades más antiguas de maíz tienen más magnesio, potasio y luteína.
Imagen: DW/K. Döhne
Trigo dorado con alto contenido de gluten
Una mayor concentración de ciertos componentes puede tener efectos indeseables, como en el caso del gluten, que aporta elasticidad al pan. Las variedades antiguas contienen niveles altos de esta proteína, pero la fuerza del gluten en las variedades modernas es siete veces mayor, según una investigación de la Universidad de Bolonia. Por eso nos puede resultar más difícil digerir el trigo moderno.
Imagen: picture-alliance/dpa/C. Schmidt
Granos antiguos: trigo farro, escanda y kamut
Las especies primitivas de trigo también contienen gluten. Los celíacos tienen que evitar los granos antiguos como el farro, la escanda y el kamut. Pero suelen ser mejor tolerados por las personas sensibles al gluten, y la escanda tiene mucha vitamina A y el kamut mucho magnesio. Todos los granos antiguos tienen un mayor contenido en proteínas que el trigo moderno, pero su rendimiento es menor.
Imagen: www.transgen.de
Las variedades perdidas de arroz de India
En los años 70, R. H. Richharia, investigador, registró 19.000 especies de arroz en la región que rodea la ciudad Raipur, India. Hoy en día, se cultivan 6.000 tipos de arroz en todo el país. Durante la “revolución verde”, India empezó a depender de unos pocos cultivos de alto rendimiento. Las variedades más antiguas contienen más minerales y vitaminas y se adaptan mejor a las condiciones locales.
Imagen: Getty Images/AFP/B. Boro
Los rebeldes de las semillas
En muchos estados indios han surgido cooperativas de semillas para salvar las variedades regionales. Los agricultores obtienen semillas baratas o gratuitas para la siembra y se comprometen a devolver el doble de semillas a la cooperativa, luego de la cosecha. Estas cooperativas son una alternativa al mercado mundial, dominado por cuatro grandes empresas: Bayer, Corteva, ChemChina y Limagrain.
Imagen: Oliver Ristau
Cuando las catástrofes meteorológicas traen el hambre
En 2019, el ciclón Idai causó cientos de muertes en Mozambique, Malaui y Zimbabue. La tormenta también destruyó infraestructuras, tierras de cultivo, cosechas y reservas de semillas. La seguridad alimentaria regional podría estar en peligro, ya que el cambio climático aumenta la probabilidad de fenómenos meteorológicos extremos.
Imagen: picture-alliance/dpa/T. Hadebe
Semillas locales, un salvavidas en caso de catástrofes
El Fondo de Distribución de Beneficios (BSF) de la Organización de las NN.UU. para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ayudó a reconstruir los bancos locales de semillas en los países afectados por las tormentas Idai y Kenneth. Así, las variedades de mijo perla y mijo de dedo que se habían perdido y que se adaptaban bien a las condiciones locales pudieron volver a cultivarse en Malaui.
Imagen: Benefit-Sharing Fund BSF/FAO
Resiliencia al cambio climático
El BSF también promueve las semillas regionales en otros países. El Banco Comunitario de Semillas (CSB) de Hoima, en Uganda, almacena las semillas de más de 50 cultivos adaptados a las condiciones climáticas y ambientales locales. La diversidad en el campo también es importante en tiempos de cambio climático. Si las cosechas de una variedad fallan, otras aseguran la supervivencia.
Imagen: Benefit-Sharing Fund BSF/FAO
Una caja fuerte de semillas
El Banco Mundial de Semillas de Svalbard, en Spitsbergen, Noruega, alberga la mayor colección de semillas del mundo. Desde 2008, se han almacenado allí unas 5.000 especies vegetales, entre cultivos alimentarios y plantas silvestres. Todas son duplicados de semillas procedentes de bancos nacionales, regionales e internacionales y se almacenan en el interior de una montaña a 18 °C bajo cero.
Imagen: Getty Images/AFP/NTB/scanpix/L. Aserud
Vino: variedades antiguas y populares
Las variedades de vid antiguas son una especie de historia de éxito en comparación con otros cultivos. La Riesling fue mencionada por primera vez en 1435 en Alemania. El administrador de la hacienda Rüsselsheim observó por aquel entonces lo mucho que se gastaba en esquejes de vid de Riesling. La uva moscatel es más antigua. Se dice que romanos, griegos y fenicios ya disfrutaban de este vino.