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Cumbre de la OTAN: tensa última jornada entre Kehl y Estrasburgo

4 de abril de 2009

Todos los cumpleaños acaban. También el de la OTAN. Del último día de festejos, la Alianza se lleva un nuevo secretario general, más dinero y soldados para destinar a Afganistán y el compromiso de apartarse al siglo XXI.

Encabezada por la canciller alemana, Angela Merkel, la comitiva de mandatarios cruza el "Puente de la Amistad".Imagen: AP

“Señoras y señores, es para mí un honor anunciarles lo que hace pocos minutos acaban de decidir los jefes de Estado y de Gobierno: el primer ministro danés, Anders Fogh Rasmussen, será el nuevo secretario general de la OTAN”, comunicó quien ocupará dicho cargo aún hasta el próximo verano, Jaap de Hoop Scheffer.

El primer ministro danés, Anders Fogh Rasmussen (centro), será el futuro secretario general de la OTAN.Imagen: AP

Sobre la mesa de Estrasburgo le esperan a la Alianza varios temas candentes, pero la mayor tensión se vivió en torno a la designación de un sustituto para de Hoop Scheffer. 27 de los 28 Estados miembros aprobaban el nombramiento de Rasmussen. Turquía se oponía. Rasmussen había defendido la publicación de las famosas caricaturas del profeta Mahoma que entre 2005 y 2006 tantas protestas generaron en el mundo musulmán. Además, el danés continúa sin ordenar el cierre de Roj-TV, una cadena de televisión por satélite que, según el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, emite propaganda a favor de la organización terrorista kurda PKK.

Finalmente, el presidente estadounidense, Barack Obama, ejerció de pacificador, conversó a solas con la delegación rebelde y los turcos dieron su brazo a torcer. Lograda la unanimidad, se pudo anunciar el feliz compromiso, la sala rompió en aplausos, Rasmussen mostró la mejor de sus sonrisas y los mandatarios de la Alianza pasaron a los restantes puntos del día.

Foto de familia en Estrasburgo con los jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN.Imagen: picture-alliance/dpa

Fallo en el protocolo

El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, habla por teléfono con su homólogo turco en medio de los festejos.Imagen: AP

Lo que se celebraba a orillas del Rin no era una cumbre cualquiera: era el sexagésimo cumpleaños de la Alianza. Así que cabía no olvidar el simbolismo. Vestida con chaqueta blanca entre sus colegas masculinos, de riguroso oscuro, la canciller alemana, Angela Merkel, era la encargada de encabezar la comitiva de altos dirigentes que, desde la alemana Kehl, cruzaba a pie el “Puente de la Amistad” que separa a la ciudad de la francesa Estrasburgo. En dirección contraria salía a su encuentro el presidente galo, Nicolas Sarkozy, y de esta manera quedaba representada la afinidad germano-alemana y el regreso de Francia a la OTAN.

Todo muy bello en el idílico escenario, tranquilo al menos allí donde no llegaban las protestas y los enfrentamientos que libraban policías y manifestantes. Y, sin embargo, hubo un fallo en el protocolo. Mientras los jefes de Estado y de Gobierno se hacían la foto de rigor, iniciaban la andadura, estrechaban la mano de Sarkozy y guardaban un minuto de silencio en recuerdo de los soldados caídos en las grandes guerras, el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, estaba hablando por teléfono: con Erdogan, como se supo más tarde.

Planeando la OTAN del siglo XXI

Manifestantes anti-OTAN se enfrentan con la policía en el centro de Estrasburgo.Imagen: AP

Ya en Estrasburgo, aclarado el incidente del celular, Obama daba la bienvenida en nombre del organismo militar a otros dos nuevos socios: Croacia y Albania. “Bienvenidos a la OTAN”, les dijo el presidente estadounidense, “estamos expectantes por saber cómo se desarrollará su participación en la Alianza. El Tratado del Atlántico Norte cumple 60 años y es un ejemplo de vitalidad que sigamos recibiendo a nuevos miembros. Me alegraré del día en que podamos acoger a Macedonia. Para los países que cumplan con los estándares de la OTAN y quieran contribuir a la seguridad de la organización, la puerta está abierta.”

Y eso fue todo lo que se escuchó en cuanto a posibles ampliaciones. Ni una mención a las aspiraciones de ingreso de Georgia y Ucrania. Sobre todo a ojos de Tbilisi, la cumbre produjo pocas buenas noticias. La OTAN condenó el reconocimiento por parte de Rusia de las provincias separatistas georgianas Abjazia y Osetia del Sur, motivo del conflicto que enfrentó a ambos países caucásicos el pasado verano. Pero, al mismo tiempo, la Alianza se dijo dispuesta a restablecer el diálogo con Moscú y a que el Consejo Rusia-OTAN reanude sus labores.

Las llamas consumen en Estrasburgo un hotel de 78 habitaciones.Imagen: AP

Georgia y Ucrania se alejan de la organización, al menos de momento. Y la Alianza, por su parte, dice querer dejar de lado estas controvertidas cuestiones y concentrarse en elaborar una estrategia que le sirva para el futuro y que sustituya a la actual, aprobada en 1999. Para ello se creará un grupo de expertos que, durante un año, deberán recopilar propuestas sobre cómo debe ser la “OTAN del siglo XXI”.

Aparte, los aliados se comprometieron a enviar más soldados (3.000 en total) y a invertir más dinero en Afganistán (74 millones de euros para financiar a las fuerzas armadas del país y 370 millones de euros destinados a la reconstrucción civil). Y, mientras tanto, al otro lado de la sala de reuniones, ardía un hotel, volaban las piedras y corría el gas lacrimógeno. Los violentos habían tomado ya las calles de Estrasburgo, desplazando a quienes querían manifestarse pacíficamente.

Autor: Luna Bolívar/ Andreas Noll/ Bernd Riegert/ dpa

Editor: Pablo Kummetz

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