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Cumbre de las Américas: esperando a Obama

16 de abril de 2009

La crisis financiera global y la política latinoamericana de la administración Obama son los tópicos candentes del foro hemisférico que tendrá lugar entre el 17 y el 19 de abril en la capital de Trinidad y Tobago.

Todo listo para recibir a los gobernantes americanos en Trinidad y Tobago.Imagen: picture alliance / landov

El temario de la cumbre va desde las nuevas políticas energéticas y sus repercusiones ambientales y económicas hasta el combate contra el crimen organizado y el tráfico de drogas, pasando por el tema de la migración interregional y la contracción de las remesas enviadas por los trabajadores migrantes a América Latina y el Caribe. (Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), dichas remesas alcanzaron una cifra récord superior a los 69.000 millones de dólares en 2008, pero se redujeron considerablemente tras la llegada de la recesión.) Pero en realidad son otros los puntos de la agenda que monopolizan desde ya la atención internacional: la política del nuevo Gobierno estadounidense de cara a Latinoamérica, un posible levantamiento del embargo contra Cuba y el ineludible tópico de la crisis financiera global.

Asuntos ineludibles

“Los países latinoamericanos prestarán mucha atención a lo que dice Obama y a cómo lo dice”, adelanta el Dr. Klaus Bodemer, ex director del Instituto de Estudios Latinoamericanos (ILAS, en inglés) de Hamburgo y experto en las áreas de globalización e integración regional. “También Europa está interesada en saber si Estados Unidos tiene una nueva política de cara a América Latina o por lo menos si pretende tenerla, porque durante la administración de George W. Bush no la hubo”.

Gran expectativa genera igualmente la posición del nuevo gobierno estadounidense frente a Cuba. “¿Se prolongará o se pondrá fin al embargo?”, pregunta el investigador alemán con tono retórico. “Aunque no creo que Obama vaya a hacer declaraciones espectaculares al respecto, un pronunciamiento sobre ese tema tendrá un notable valor simbólico”, indica. En la Cumbre de las Américas, que es un encuentro auspiciado por la Organización de los Estados Americanos (OEA), participan todas las naciones americanas a excepción de Cuba, que fue expulsada de ese cuerpo en 1962.

La puja por los auxilios financieros

Llegar a acuerdos para salir de la recesión lo antes posible es otro objetivo impostergable. Muchos en Latinoamérica están contando con los préstamos y créditos que proveerían el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial para contrarrestar los embates de la crisis en la región – después de todo, las medidas decretadas por el Grupo de los Veinte el pasado 2 de abril en la cumbre de Londres contemplan la duplicación de la dotación financiera del FMI a corto plazo para estabilizar a los países en desarrollo y poder apuntalar la economía global.

Pero esa esperanza se ve opacada por el temor de que los países europeos –cuyos representantes acaparan la mayoría de los puestos directivos en ambas entidades internacionales– terminen recibiendo la mayoría de los auxilios financieros con mayor prontitud. De ahí que ahora las miradas estén puestas en el BID y el aumento de capital de esta institución, un objetivo nada fácil de alcanzar.

¿Juntos pero no revueltos?

“Ese es un temor fundado. En el pasado, a Latinoamérica no siempre se le prestó la atención que merecía en el seno del FMI. Y ahora los representantes de la Unión Europea tienen como prioridad rescatar a los gobiernos tambaleantes de Europa del Este”, afirma el Dr. Hartmut Sangmeister, profesor de la Facultad de Economía y Ciencias Sociales de la Universidad de Heidelberg, y atento observador de lo que acontece al otro lado del Atlántico. “En cambio, en el BID los latinoamericanos tienen la mayoría y el volumen de los préstamos de esa institución es mayor que el de los créditos del Banco Mundial”.

El comercio y las finanzas son sólo dos de las áreas en las que a América Latina le convendría exponer sus intereses al unísono; pero, a juicio de Sangmeister, el sueño decimonónico de una verdadera unidad panhispánica luce aún más utópico en tiempos convulsos como los actuales. “Yo no percibo que haya una noción de metas comunes latinoamericanas. Y ahora que Chávez y sus aliados propician la división ideológica en el subcontinente, mucho menos”, dice el catedrático de la Universidad de Heidelberg, aludiendo al disenso crónico que tensa las relaciones en la región.

Tensiones implícitas

El presidente de Brasil, de visita en la Casa Blanca, en marzo.Imagen: picture alliance / dpa

“Los países menos influyentes confían muy poco en Brasil y Chile; eso queda demostrado en las eternas discusiones en torno a la Unión de Naciones Suramericanas. Lula se dice vocero de Latinoamérica, pero, de facto, Brasil marcha solo y defiende sus intereses nacionales aún en el marco del Mercosur. Por un lado se erige un bloque de naciones bolivarianas; por otro, un bloque de países con acceso al Pacífico… en América Latina no hay consenso”, señala Sangmeister.

Bodemer lo secunda con reservas: “Entre los países del hemisferio hay una serie de conflictos tácitos que se manifestarán de una u otra manera durante el encuentro en Trinidad y Tobago. Como muestra un botón: esta es la primera cumbre que tiene lugar en el Caribe. Y los países caribeños de habla inglesa, que se han visto marginados en los últimos quince años y no han jugado papel alguno en las últimas cumbres, van a asegurarse de que en esta oportunidad también ellos se beneficien de la solidaridad que predican los Estados Unidos y los países latinoamericanos”, dice Bodemer en cuanto a los llamados “jugadores de la tercera liga”.

Voluntad integradora

Sin embargo, el ex director del ILAS disiente de Sangmeister al asegurar que, pese a todas las diferencias, lo que saldrá a relucir en el foro es la nueva firmeza de América Latina en materia de integración: “El proyecto del ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) quedó enterrado en la cumbre pasada, pero este año se van a celebrar varias reuniones que trascenderán el tópico de los acuerdos bilaterales de libre comercio y abordarán el tema de la cooperación a escala hemisférica – ese sigue siendo un asunto importante y los países de la región procurarán hablar con una sola voz”.

El pronóstico de Bodemer podría extrañar a más de uno, considerando que en la cumbre de 2005 la capacidad para llegar a acuerdos brilló por su ausencia: “La fracción que promueve una ‘integración alternativa’ –una integración de los pueblos– seguramente tomará la palabra; pero es poco probable que esa sea la prioridad de la mayoría de los asistentes. La otra fracción, liderada por un Lula moderado, apostará porque Latinoamérica se mantenga unida pero abierta a Estados Unidos, Europa y Asia”.

¿Y el factor Chávez? “La gran coyuntura que favoreció al presidente venezolano ya pasó: Hugo Chávez está ocupado con la caída de los precios del petróleo y el peligro de perder popularidad en su país. El político que tiene –y conservará– las riendas en la mano en Latinoamérica es Lula”, concluye Bodemer.

Autor: Evan Romero

Editora: Emilia Rojas

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