"Cuando los líderes políticos más importantes del mundo se reúnen, el peligro de ataques terroristas es inmenso", así explica el ministro alemán del Interior, Wolfgang Schäuble, las últimas medidas tomadas por el gobierno de Berlín: en varios puntos del país se han practicado razzias en centros de opositores al encuentro del líderes de los 8 países más industrializados del mundo, el G-8, en Heiligendamm, del 6 al 8 de junio. "No hay que olvidar", asevera Schäuble, "que durante la cumbre del G-8 de Gleneagles sucedieron los terribles atentados en el metro de Londres". Se hará, entonces, todo lo posible para garantizar la seguridad. Hasta 14 días de prisión preventiva podrían sufrir estos supuestos radicales de la antiglobalización.

Attac opina

El movimiento Attac ha criticado duramente las pesquisas realizadas en oficinas, librerías y centros culturales de Berlín y Hamburgo. "El efecto político de esta acción es clarísimo: se trata de una medida para desacreditar la protesta democrática en contra de la Cumbre del G-8", declaraba a agencias Peter Wahl, miembro de la coordinación de Attac. Según esta organización, se trata de una medida exagerada, en la que se ha perdido toda relación con el Estado de derecho. En el afán de que impere el orden y la ley se han perdido las dimensiones. Desmedida sería también su pretensión de reintroducir los controles fronterizos en el espacio de Schengen -que vale para los países miembros de la Unión Europea excluyendo Reino Unido e Irlanda- durante el tiempo que dure la Cumbre de los países más industrializados del mundo.

Potencial de violencia

"Teniendo en cuenta la radicalización tanto de izquierda como de derechas a las que se ve enfrentado el mundo moderno, el temor a los ataques es legítimo, más aún en un encuentro de este calibre", analizaba por su parte, el presidente del Sindicato de la Policía, Konrad Freiberg, en entrevista a la emisora Deutschlandfunk. "El potencial de violencia es alto, y el tema del G-8 es fuente de inspiración para muchos a manifestarse", declaró exhortando a los jóvenes a protestar, pero sin violencia.

Derecho democrático

"Las manifestaciones y las convocatorias a participar en ellas son parte de nuestra democracia", asevera por otra parte el senador del Interior de Berlín, Ehrhart Karting. Lamentable sería, en su opinión, tildar de criminales a todos los que se manifiesten en contra de la globalización. El miedo a la globalización es comprensible, decía el senador berlinés, y "esas personas tienen el derecho a manifestar pacíficamente su protesta". Por otro lado es innegable que tales circunstancias se suelen usar para manifestaciones violentas; echarlos a todos en una misma olla sería, sin embargo, reprobable", declaró.