Cumbre UE-China: baches en la nueva Ruta de la Seda
Lara Gohr
8 de abril de 2019
Antes de la cumbre entre la UE y China en Bruselas, parecía cada vez más probable que no hubiera una declaración final conjunta, porque China no cumple lo que promete. Lara Gohr, desde Bruselas.
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Los observadores vaticinaban para la reunión de este martes en Bruselas (9.4.2019) entre los líderes de la UE y el primer ministro chino, Li Keqiang, un ambiente de distanciamiento. Distinto era el caso en la cumbre de China con los Estados africanos en septiembre de 2018, cuando la televisión estatal china hablaba de "reunión familiar", "sueños compartidos" y "amistad eterna". A pesar de los meses invertidos en los preparativos, este martes la UE no recibirá de China lo que exige: respeto a los derechos humanos, un comercio más justo y oportunidades de inversión. "Las expectativas son muy bajas", dijo Mikko Huotari, experto en Mercator Institute for China Studies (MERICS), en Berlín. "Parece que hay una gran probabilidad de que no se produzca una declaración final conjunta", explicó.
Si bien también se debatirán temas como el cambio climático, la política exterior y la seguridad cibernética, la prioridad de la 21ª cumbre bilateral es la "reciprocidad" en el comercio y la inversión. En otras palabras, si las empresas chinas se benefician del acceso abierto y transparente al mercado europeo, esto también tendría que suceder a la inversa.
China ignora las exigencias de la UE
En concreto, la UE está negociando un acuerdo de protección de inversiones con China. "Esta será una herramienta crucial para lograr las mismas reglas de juego, la igualdad de condiciones para la inversión y el trato justo a las empresas europeas activas en China. Si todo funciona y la química también, el acuerdo debería estar listo el próximo año", dijo la ministra rumana de Asuntos Europeos, Melania Gabriela Ciot, antes de la cumbre.
Además, la UE exige que China cumpla con las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y restrinja los subsidios a las industrias estatales, como el acero. Otra demanda es que las empresas extranjeras ya no se vean obligadas a divulgar información sobre su tecnología al hacer negocios en China.
China, por su parte, prometió cumplir con muchas de estas cosas, pero no las ha implementado aún. "Desde la perspectiva europea, sería un éxito si cumpliera lo prometido el año pasado", dice el experto en China Mikko Huotari. Pero, "la implementación falla, en algunas áreas incluso hay reveses", añade.
La UE y China también están en desacuerdo sobre los derechos humanos, según un diplomático de la UE. En el período previo a la cumbre, hubo un diálogo sobre derechos humanos que Mikko Huotari, del Instituto Mercator, considera una prueba para las próximas negociaciones: "En la declaración final se puede reconocer lo difícil que fue el diálogo. De hecho, se llevaron a cabo debates separados", afirma. La UE se expresó de manera muy explícita, pero ambas delegaciones ni siquiera participaron en todas las reuniones al mismo tiempo.
Parece que ambas partes están tan alejadas que no puede haber una base común para llevar a cabo una declaración conjunta del presidente de la Comisión de la UE, Jean-Claude Jucker, el presidente del Consejo, Donald Tusk, y el primer ministro de China, Li Keqiang. En cuanto a las promesas chinas, la UE parece tan desilusionada que esta vez podría terminar la cumbre sin ninguna declaración conjunta.
Nueva Ruta de la Seda china divide
Poco después de la cumbre de Bruselas, muchos jefes de Estado de la UE se reunirán nuevamente con el primer ministro chino, Li Keqiang, en Croacia, en la llamada "plataforma 16 + 1" de cooperación entre China y los países de Europa central y oriental. China tiene como objetivo ampliar las rutas comerciales y la infraestructura a través del proyecto de la nueva Ruta de la Seda.
Los críticos argumentan que China está tratando de aumentar su influencia económica y política en la región. "Si nos fijamos en cuánto tiempo estará Li Keqiang en Croacia, veremos que pasará mucho más tiempo allí que en Bruselas", dice Mikko Huotari. El experto está convencido de que los chinos continuarán expandiendo su cooperación, minando la cohesión europea.
Después de revaluar las relaciones, la UE ya no solo describió a China como un socio estratégico, sino también como un rival. Un plan de relaciones con China de diez puntos publicado por la Comisión señaló un "cambio en el equilibrio entre oportunidades y desafíos". El experto en China considera esta declaración significativa: "Es un lenguaje nuevo que no se había escuchó antes (en la UE)".
(rmr/er)
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China y Taiwán: ¿Los mejores enemigos?
El presidente de China Xi Jingping llamó a una "reunificación pacífica" con Taiwán, lo que desató toda clase de críticas desde Taipéi. ¿Qué es todo este embrollo con Taiwán? Repasemos la historia con estas imágenes.
Imagen: AFP/AFP/Getty Images
Recaptura vs. liberación
Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, el Partido Comunista liderado por Mao Zedong emprendió una dura guerra contra su archirrival Chiang Kai-shek, jefe del Kuomintang (KMT). Chiang se refugió con sus fuerzas en la isla de Taiwán. Por algún tiempo, Taiwán fue el centro de la propaganda. El Partido Comunista quería "liberar" la isla, mientras el Kuomintang buscaba "recapturar el continente".
Imagen: AFP/Getty Images
Cartas a los "compatriotas"
En los años 50, el Partido Comunista publicó cuatro "Mensajes a los compatriotas chinos" en Taiwán, que son considerados la base de la política de Pekín hacia Taiwán. En esos textos, China advierte a Taiwán de la inconveniencia de colaborar con los "imperialistas" de EE.UU. Choques militares, básicamente ataques de artillería, todavía se registraban en estos años.
Imagen: Imago/Zuma/Keystone
Pekín reemplaza a Taiwán en la ONU
En 1971, la Asamblea General de Naciones Unidas declaró que la República Popular China era la única representante legal de China. Con esta decisión, la República de China (Taiwán) fue removida de todas las instancias de la ONU. La frustración del ministro de Exteriores taiwanés, Chow Shu-kai (derecha) y su embajador, Liu Chieh, es fácil de distinguir en esta imagen.
Imagen: Imago/ZUMA/Keystone
Nueva política taiwanesa
El quinto y último "mensaje" de Pekín a Taiwán fue publicado el 1 de enero de 1979. El continente, bajo el liderazgo del reformista Deng Xiaoping, puso fin a las operaciones miliatares, anunció el desarrollo de relaciones bilaterales y prometió una reunificación pacífica. Sin embargo, el derecho de Pekín de representar a China internacionalmente no fue puesto en duda.
Imagen: picture-alliance/dpa/UPI
La política de "una sola China"
La nueva orientación de la política china hacia Taiwán tuvo lugar mientras Washington y Pekín acercaban posiciones. El 1 de enero de 1979, Estados Unidos y China retomaron sus relaciones diplomáticas, con Washington -bajo la presidencia de Jimmy Carter- reconociendo a Pekín como el único Gobierno legítimo de toda China. La embajada de Estados Unidos en Taiwán se convirtió en un instituto cultural.
Imagen: AFP/AFP/Getty Images
"Una China, dos sistemas"
Incluso antes de reunirse con Carter, Deng Xiaoping ya había introducido el principio de "un país, dos sistemas", lo que permitiría a Taiwán mantener su sistema social incluso después de una eventual reunificación. Sin embargo, el presidente taiwanés Chiang Ching-Kuo no acusó recibo. Al contrario, el 1987 formuló el principio de "el mejor sistema para una China".
Imagen: picture-alliance/Everett Collection
Movimiento independentista
En 1986 fue fundado el Partido Demócrata Progresista (DPP), el principal movimiento opositor taiwanés. En un cónclave en 1991, el DPP aprobó una cláusula para la independencia, que estipulaba que Taiwán era un país soberano y no parte de China.
Imagen: Getty Images/AFP/S. Yeh
"Consenso de 1992"
En unas conversaciones no oficiales llevadas a cabo en 1992 en Hong Kong, representantes de Taipéi y Pekín alcanzaron un acuerdo político sobre la naturaleza de sus relaciones. Ambas partes acordaron que había solo una China. Sin embargo, tenían visiones distintas de lo que significa "una China". Un año después, los jefes negociadores Wang (izquierda) y Koo se reunieron en Singapur.
Imagen: Imago/Xinhua
Relaciones bilaterales
En una entrevista con DW en 1995, el primer presidente electo democráticamente en Taiwán, el líder del KMT Lee Teng-hui, dijo que todas las relaciones más allá del Estrecho de Taiwán debían ser "definidas como relaciones entre estados; cuando mucho, como una relación especial entre estados". Esta formulación estuvo muy cerca de ser una declaración de independencia.
Imagen: Academia Historica Taiwan
"Un estado a cada lado"
El DPP ganó las elecciones presidenciales por primera vez en el año 2000, con Chen Shui-bian, un taiwanés sin conexiones con China, llamando a entender que había "un estado en cada lado". Esto significaba que Taiwán no tenía nada más que ver con China. En 2005, Pekín reaccionó con la Ley Contra la Secesión, que permite el uso de la fuerza militar en el caso de que Taiwán declare la independencia.
Imagen: picture alliance/AP Photo/Jerome Favre
"Una China, distintas interpretaciones"
Tras perder las elecciones en 2000, el KMT adoptó un cambio en la formulación del "Consenso de 1992" en los estatutos del partido, en donde se llamaba a entender que hay "una China, diferentes interpretaciones". El Consenso de 1992 sigue siendo objeto de debate en Taiwán. La razón: los negociadores de 1992 no tenían una posición oficial.
Imagen: Imago/ZumaPress
El Partido Comunista se reúne con el KMT
China adoptó el "Consenso de 1992" como la base política para su relación con Taiwán. En la primera cumbre entre ambas partes desde que los comunistas asumieron el poder en China, Hu Jintao (derecha) y Lian Zhan respaldaron el "Consenso de 1992" y el principio de "una China".
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Reynolds
"La dirección es la correcta"
Después de que Ma Ying-Jeou, del KMT, ganara las presidenciales de 2008, ambas partes siguieron acercándose. En una entrevista con DW en 2009, Ma dijo que "el Estrecho de Taiwán debería ser un lugar de paz y seguridad. Estamos acercándonos mucho a ese objetivo. Básicamente nuestra dirección es la correcta".
Imagen: GIO
Quo vadis?
Desde las elecciones de 2016, cuando la presidenta Tsai Ing-wen llegó al mando, el movimiento independentista ha ido ganando fuerza. Tsai cuestionó la existencia del Consenso de 1992 y describió que el mayor desafío para su país era "el intento de China de interferir en el desarrollo político y social de Taiwán". (dzc/few)