Brasil tiene una nueva arma para defender sus bosques: unas pequeñas cajas con software de inteligencia artificial, atadas a los troncos de los árboles de la Amazonia brasileña. Científicos y ecologistas luchan desde hace años contra la destrucción de la selva. Las cajas, llamadas "curupiras" deben su nombre a una criatura folclórica de la selva, que se alimenta cazadores furtivos.