Safe Passage UK instó a Reino Unido a que continúe ofreciendo albergue a niños refugiados, 80 años después de que los primeros 200 niños judíos llegaron de la Alemania nazi, en lo que se conoció como "Kindertransport".
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La organización benéfica Safe Passage UK pidió este domingo (02.12.2018) al Gobierno británico que refuerce su papel de ayudar a los niños refugiados en riesgo, ya que se cumplen 80 años desde que los primeros trenes del Kindertransport llegaron a Londres, los cuales trajeron a niños judíos evacuados de la Alemania nazi.
La campaña "80 años después, es nuestro turno" recordó a los legisladores el legado de Reino Unido e instó a líderes políticos a ayudar a los nuevos grupos de jóvenes que desesperadamente necesitan protección.
"Lo que enseñó el Kindertransport es que Reino Unido es capaz de realizar actos significativos de justicia humanitaria", dijo Beth Gardiner-Smith, directora ejecutiva de Safe Passage UK, a BBC Radio. Gardiner-Smith cuestionó que el programa de Kindertransport ayudara a 10.000 niños, en su mayoría judíos, pero hoy en día la posibilidad de reasentar a unos pocos cientos de niños se ha convertido en un gran problema para los políticos. "Estos niños vienen de sufrir grandes traumas, han tenido que viajar distancias increíbles y luego enfrentan dificultades muy significativas cuando llegan a Europa", agregó.
El Gobierno británico se queda corto
80 Aniversario de la Noche de los Cristales Rotos
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Del mismo modo, Safe Passage UK recordó que mientras que el Gobierno británico acordó en 2016 poner a disposición 3.000 plazas para niños vulnerables de Medio Oriente y África, el plan se redujo posteriormente a solo 480. Una solicitud de libertad de información (Freedom of Information Act) por parte de la organización benéfica sugiere que solo 240 niños refugiados no acompañados han sido ubicados en Reino Unido desde que el Gobierno hizo la promesa, informó The Independent el mes pasado.
La organización de caridad instó a las autoridades locales a prometer un total de mil plazas al año para jóvenes refugiados durante la próxima década.
Recordando las primeras llegadas
El 1 de diciembre de 1938, los primeros 200 niños judíos llegaron a la estación de Liverpool Street en Londres, un mes después del pogromo del Kristallnacht ("noche de los cristales rotos") que aterrorizó a la población judía de Alemania. Los primeros niños vinieron de Hamburgo y de un orfanato judío en Berlín destruido por los nazis. Los organizadores se aseguraron de que alguien estuviera esperando en Liverpool Street para recibir y cuidar a cada niño.
Como resultado de la presión sobre el Gobierno por parte de líderes británicos, judíos y cuáqueros, el Parlamento de Reino Unido ofreció refugio a unos 10.000 niños de Alemania, Checoslovaquia, Austria y Polonia en los meses previos a la Segunda Guerra Mundial. A menudo, los jóvenes eran los únicos miembros de sus familias que sobrevivieron al Holocausto, de los cuales muchos se establecieron en Gran Bretaña.
El último grupo salió de Alemania el 1 de septiembre de 1939, el día en que Alemania invadió Polonia y se cerraron las fronteras. Arreglos similares se hicieron en Francia, Bélgica, Holanda y Suecia, pero muchos de los jóvenes perdieron la vida cuando los nazis ocuparon esos países.
(few/rrr)
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Monumentos conmemorativos judíos en Berlín
Han pasado más de ocho décadas, pero el Holocausto no se olvida. En Berlín, monumentos de pequeña y gran escala traen a la memoria los crímenes del nacionalsocialismo contra la población judía de Alemania.
Imagen: DW/M. Gwozdz
Recordando el Holocausto
En el corazón de la capital alemana, un opresivo bosque de piedras grises concebido por el arquitecto neoyorquino Peter Eisenmann le recuerda a los visitantes que seis millones de judíos fueron asesinados sistemáticamente en Europa por los nacionalsocialistas alemanes y sus aliados. El monumento está compuesto por casi tres mil bloques de diferentes tamaños.
Imagen: picture-alliance/Schoening
Stolpersteine
“Stolpersteine” es la obra más conocida de Gunter Demnig y el monumento conmemorativo descentralizado más grande del mundo. Desde 1996, el colonés fabrica bloques de bronce de un tamaño similar al de los adoquines con que están cubiertas muchas calles alemanas. Luego los empotra en las aceras, frente a los edificios donde solían vivir judíos deportados hacia los campos de concentración.
Imagen: DW/T.Walker
La sede de la Conferencia de Wannsee
El 20 de enero de 1942, quince funcionarios de alto rango del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP) se reunieron en esta mansión para organizar el asesinato sistemático de los judíos europeos. El proyecto fue denominado “La solución final de la cuestión judía”. Hoy, el edificio sirve para recordar las dimensiones inimaginables del genocidio allí orquestado.
Imagen: picture-alliance/dpa
El andén 17
En la estación de trenes de Grunewald es usual encontrar rosas blancas en el borde del andén 17 que le rinden tributo a los más de 50.000 judíos berlineses que fueron enviados desde allí a los campos de concentración. Sus datos más importantes fueron grabados en 186 placas de acero. El primer tren partió en octubre de 1941 hacia el gueto de Lodz y el último, en enero de 1945 hacia Sachsenhausen.
Imagen: imago/IPON
El taller para ciegos de Otto Weidt
Die Hackeschen Höfe tienen alto valor turístico por su belleza arquitectónica y por su historia. En ese laberinto de edificios y patios solían vivir y trabajar muchos judíos. En su fábrica de cepillos, el empresario alemán Otto Weidt contrató a numerosos judíos ciegos y sordos, salvándolos así de ser deportados por los nazis hacia campos de concentración. Esa fábrica es hoy un museo.
Imagen: picture-alliance/Arco Images
Hausvogteiplatz
Aquí latía el corazón de la industria de la moda berlinesa. Un momumento conformado por espejos muy altos trae a la memoria el destino de los diseñadores y estilistas judíos que concebían prendas de vestir desde la Hausvogteiplatz para toda Europa. Los nacionalsocialistas los expropiaron y pusieron sus firmas en manos de “arios”. Los edificios fueron destruidos completamente durante la guerra.
Imagen: picture-alliance/dpa/J. Kalaene
“La habitación abandonada” en Koppenplatz
Unos 173.000 judíos vivían en Berlín antes del Hoocausto. Después de la guerra sólo quedaron 9.000. El monumento “La habitación abandonada” fue erigido en el vecindario de Koppenplatz para rendirle tributo a los judíos que, sin advertencia previa, fueron sacados de sus casas para nunca regresar.
Imagen: DW
El Museo Judío
El arquitecto Daniel Libeskind dotó al Museo Judío con una estructura dramática: visto desde el cielo, el edificio tiene el aspecto de una estrella de David destrozada. Esta institución –que se esmera en celebrar la cultura hebrea y trascender sus horas bajas durante la hegemonía nazi– pasa revista a la historia de Alemania y su relación con su población judía.
Imagen: AP
El cementerio judío de Weißensee
En Berlín hay ocho cementerios judíos relativamente bien conservados. El más grande de ellos está en el distrito de Weißensee. De hecho, con sus 115.000 lápidas, se trata del cementerio judío más grande de Europa. Muchos judíos se salvaron de la persecución escondiéndose allí. En 1945, tres días después de la liberación de Berlín, tuvo lugar en este cementerio la primera misa judía de postguerra.
Imagen: Renate Pelzl
La nueva sinagoga
La “nueva sinagoga” fue inaugurada por primera vez en la Oranienburger Straße en 1866. Ella era percibida como la más grande y ostentosa de Alemania. El edificio ardió durante la Segunda Guerra Mundial. En 1995, tras su restauración, fue inaugurada por segunda vez. Desde entonces, la cúpula dorada adorna la silueta de Berlín.