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Décimo aniversario del Tratado de Schengen

Mirra Banchón25 de marzo de 2005

En marzo de 1995 entró en vigor el Tratado de Schengen, haciendo realidad el sueño de un gran área sin controles fronterizos. "Schengenlandia": un club dentro del club europeo.

Entrada a SchengenImagen: dpa

En el "Princesa Marie-Astrid", un barco de pasajeros sobre el río Mosela, los representantes de cinco estados europeos –Bélgica, Francia, Alemania, Luxemburgo y Holanda- firmaron en junio de 1985 el Tratado de Schengen. El 26 de marzo de 1995, casi diez años después, entró en vigor.

Los 142 artículos que componen el Tratado estipulan, aparte del retiro de controles fronterizos, una política común de visados y de asilo, la lucha mancomunada contra la droga, refuerzo de los controles de las fronteras exteriores y un sistema electrónico común de investigación policial (SIS). Por otro lado, en situaciones especiales, los países contratantes pueden dejar sin efecto el Tratado, si los requerimientos de seguridad así lo exigieren.

Entretanto aparte de los cinco primeros, el Tratado de Schengen cobija a: Grecia (1992), Italia (1990), Austria (1995), Portugal y España (1991), Finlandia, Dinamarca, Suecia, así como Noruega e Islandia (1996), dos países no pertenecientes a la Unión Europea.

Surgió de la iniciativa de un pequeño grupo: los Países Bajos, Alemania y Francia acordaron en ese pequeñito pueblo luxemburgués abrir las fronteras con el fin de facilitar el flujo de personas y mercancías. No más filas en las fronteras para mostrar el pasaporte, y un nuevo sentido de comunidad.La unificación de Europa empezó a sentirse en concreto.

En las buenas y en las malas

La iniciativa de Schengen, sin embargo, tuvo consecuencias que rebasaron la idea original. Quien abre las fronteras, no sólo le facilita la vida a sus ciudadanos honorables sino también a los menos decentes. Por consiguiente hubo que acordar cooperación policial e intercambio de datos criminales. Una mayor libertad entre los países significó, además, mayores restricciones hacia fuera: Europa comenzó a cerrar sus fronteras externas, sobre todo en los enclaves españoles en el norte de África.

La fortaleza

Solicitud para una "Visa Schengen"Imagen: dpa

Es un hecho que desde que Schengen entró en vigor, la Unión Europea ha invertido más energía en impermeabilizar la fortaleza que en desarrollar una sensata política común en cuanto al asilo y la migración. La apertura de las fronteras internas motivó a la UE a crear un archivo europeo común de visados, pero su puesta en práctica deja todavía bastante que desear. Por ejemplo, el otorgamiento de la "Visa Schengen" –tanto de la de turista como de ciertos permisos de residencia-, permite a los ciudadanos de países no integrantes del selecto club moverse por Schengenlandia sin controles de pasaportes, y ha originado seísmos políticos por causa de irregularidades durante su expedición.

En resumen, la creación del ámbito Schengen –un club dentro del club europeo- es un éxito si tiene en cuenta la libertad de movimiento que ha ganado el ciudadano europeo y el turismo. Sin embargo, en cuanto a seguridad, sigue siendo un lugar en construcción.

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