Lo que debimos haber aprendido de la Segunda Guerra Mundial pasa inadvertido mientras los representantes de varios Estados conmemoran el septuagésimo quinto aniversario del Día D con bombos y platillos, opina Martin Muno
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¡Qué rimbombante ha sido la ceremonia conmemorativa del 75º aniversario del Día D en el Reino Unido! A la enorme cúpula erigida en Portsmouth se sumó un show multimedia y un espectáculo militar. De tanta pompa, los trescientos veteranos sobrevivientes que participaron en el desembarco de Normandía quedaron relegados a un segundo plano, a pesar de que eran precisamente las caras arrugadas de estos hombres –todos mayores de noventa años– las que mejor reflejaban la importancia de recordar los estragos del nacionalsocialismo, la Segunda Guerra Mundial y la paz que reina en Europa desde entonces. La frase "¡Nunca olvidar!” aplica, desde luego, para el régimen asesino de Adolf Hitler, quien quería eliminar todo lo que no cupiera en la estrecha noción que tenía de la alemana como raza superior y, en consecuencia, dio inicio a la Segunda Guerra Mundial.
Pero quien tenga eso en la memoria debe recordar también a millones de personas de todas partes del mundo que se unieron para ofrecerle resistencia y pagaron con sangre un precio muy alto. Los 150.000 soldados aliados que desembarcaron en las playas de Normandía hace 75 años fueron la encarnación de esa resistencia, independientemente de sus respectivas nacionalidades. O como lo dijo el expresidente francés François Hollande durante la conmemoración del 70º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial: "La victoria del 8 de mayo no fue la victoria de una nación sobre otra, sino la victoria de un ideal sobre una ideología totalitaria”.
"Una cuestión de guerra y paz”
Lo que da miedo por estos días es el hecho de vernos obligados, por necesidad, a recordar a viva voz los factores que hicieron posible la paz. Esos factores son: el reconocimiento incondicional de los derechos humanos como fundamento de todo orden civilizatorio, el Derecho Internacional, la cooperación multilateral y el rechazo de todo nacionalismo.
Es evidente que para eso hacen falta instituciones supranacionales fuertes. Eso lo destacaba una y otra vez el excanciller de Alemania Helmut Kohl, cuando decía que la unificación de Europa no era solamente un proyecto económico, sino una cuestión existencial, una cuestión de guerra y paz.
Pero esa conciencia se está perdiendo en todas partes. El anfitrión de la ceremonia aludida, Gran Bretaña, piensa que estaría mejor por su cuenta que alineado con los socios de la Unión Europea. En el Reino Unido, los radicales partidarios del "brexit” tolerarían hasta las desventajas económicas más grandes en nombre del orgullo nacional. Esta ideología se disemina por toda Europa: el nacionalismo brota no solamente en Hungría, Polonia o Italia, sino también en Alemania, donde los populistas de derecha del partido AfD celebran triunfos electorales en los Estados federados orientales.
Eso sí, la personificación de esta ideología es el presidente de Estados Unidos, Donald Trump: su programa consiste en tratar al resto de las naciones como medios para un fin –"Make America Great Again”– y soportar crisis económicas, conflictos bélicos o el fracaso de los acuerdos climáticos para conseguir su propósito.
La moraleja esencial del Día D o del 8 de mayo es: cuando los pueblos cooperan, celebran victorias; cuando el nacionalismo se impone, la guerra y la violencia no están muy lejos.
(erc/ers)
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La II Guerra Mundial en Europa
El 1º de septiembre de 1939, las fuerzas de la Wehrmacht de Hitler invadieron Polonia. Los pueblos europeos lucharon unos contra otros hasta el 8 de mayo de 1945, día de la liberación de Europa del régimen nazi.
Imagen: AP
Invasión de Polonia
El 1º de septiembre de 1939, las fuerzas de la Wehrmacht de la Alemania nazi atacaron Polonia, según Hitler, para responder a los ataques de ese país, lo cual fue una mentira para justificar la invasión. Francia y Gran Bretaña, aliados de Polonia, también le declararon la guerra a Alemania, pero no se inmiscuyeron en los combates. También Italia, aliado de Alemania, se mantuvo en espera.
Ejército soviético ocupa Polonia
Polonia apenas contaba con medios militares para contraatacar a la Alemania nazi, que venció a las tropas polacas en cinco semanas. El 17/9/1939, el Ejército soviético ocupó el este de Polonia como resultado de un acuerdo secreto al que el Imperio Alemán y la URSS llegaron una semana antes del ataque alemán a Polonia.
Imagen: AP
Ocupación de Dinamarca
La Wehrmacht invadió Dinamarca en abril de 1940, usando ese país como trampolín hacia Noruega. Desde allí llegaban materias primas necesarias para la Alemania nazi en guerra. Gran Bretaña intentó interrumpir el abastecimiento enviando soldados a Noruega, pero allí los aliados también capitularon en junio. La campaña nazi hacia Occidente ya había comenzado.
Ocupación nazi de Holanda, Bélgica y Luxemburgo
El 10 de mayo de 1940, la Wehrmacht atacó a Holanda, Luxemburgo y Bélgica, países neutrales. Los ocupó en un lapso de pocos días sorteando la fortificación militar francesa.
Imagen: picture alliance/akg-images
Los nazis ocupan París
Los alemanes atacaron por la espalda a las tropas francesas y se dirigieron a París, que fue ocupada a mitades de junio. El 22 de junio de 1940, Francia capituló y fue divida en un territorio ocupado por la Alemania nazi y en la Francia de Vichy, gobernada por un gobierno títere del régimen bajo el mando del general Pétain.
Imagen: ullstein bild/SZ Photo
Ataque nazi a Gran Bretaña
Hitler bombardeó Gran Bretaña en el verano de 1940, dejando a ciudades como Coventry convertidas en cenizas y escombros. Al mismo tiempo, aviones nazis y británicos luchaban en el espacio aéreo del Canal de La Mancha, entre el norte de Francia y el sur de Inglaterra. La Royal Air Force venció a la Fuerza Aérea Alemana, y en 1941, los ataques nazis cesaron considerablemente.
Imagen: Getty Images
Invasión del sur y este de Europa
Luego de las derrotas contra Gran Bretaña, Hitler se dirigió hacia el sur, y luego hacia el este de Europa, llegando incluso hasta el norte de África, los Balcanes y la Unión Soviética.
Invasión de Yugoslavia
El 6 de abril de 1941, fuerzas alemanas, italianas, húngaras y búlgaras invadieron Yugoslavia, acabando con la rendición del ejército yugoslavo el 17 de abril y con la creación de un estado títere en Croacia y Serbia. También el 6 de abril, Alemania invadió Grecia desde Bulgaria.
Imagen: picture-alliance/akg-images
"Operación Barbarroja"
La "Operación Barbarroja", emprendida el 22 de junio de 1941, fue el nombre en clave dado por Adolf Hitler al plan de invasión de la Unión Soviética por parte de las Fuerzas del Eje durante la Segunda Guerra Mundial. Esta operación abrió el Frente Oriental, que se convirtió en el teatro de operaciones más grande de la guerra.
Imagen: Getty Images
1942, punto de inflexión
Al principio, el Ejército Rojo de la URSS opuso apenas resistencia al ataque nazi, pero luego la Wehrmacht sufrió graves pérdidas, y se vio debilitada. Hitler dominaba casi toda Europa, parte de África del Norte y de la Unión Soviética, pero en 1942, el desarrollo de la guerra dio un giro decisivo.
Retirada de África
Italia, aliado de Alemania, entró en guerra en junio de 1940, y atacó a las tropas británicas en el norte de África. Hitler envió refuerzos en 1941. Luego de la batalla de El Alamain, en otoño de 1942, los alemanes emprendieron la retirada de África y capitularon el 13 de mayo de 1943.
Imagen: Getty Images
Campos de exterminio nazis
En el este de Europa, el régimen de Adolf Hitler erigió campos de exterminio como los de Auschwitz-Birkenau. Más de seis millones de personas fueron asesinadas por los nazis en estos campos de la manera más inhumana. En esos crímenes también participaron miles de soldados alemanes y oficiales de las SS.
Imagen: Yad Vashem Photo Archives
Los Aliados llegan a Italia
En el cuarto año de la guerra, la guerra cambió su derrotero: en el este, el Ejército Rojo se dispuso a contraatacar a los nazis, y las fuerzas occidentales aliadas llegaban a Italia, con lo cual los nazis se dieron a la retirada.
Batalla de Stalingrado
El 6 de enero de 1942, Stalin, confiado después de su victoria en Moscú, ordenó una contraofensiva general. El símbolo del giro que dio la guerra fue la capitulación de Stalingrado. Los alemanes vieron que la lucha no tenía sentido.
Imagen: picture-alliance/dpa
Invasión de Italia
Los aliados desembarcaron en Italia en septiembre de 1943, a lo que Hitler respondió invadiendo ese país.
En el este de Europa, el Ejército Rojo hacía retirarse a los nazis cada vez más. Asimismo, los aliados occidentales reforzaron su ofensiva y desembarcaron en Normandía, Francia, en la primavera de 1944.
Entrada de los Aliados
En el invierno boreal de 1944/1945 los Aliados logran romper la resistencia nazi en el oeste de Europa y se movilizan para atacar al régimen nazi.
Imagen: imago/United Archives
Capitulación del régimen nazi
El 8 de mayo de 1945, la Alemania nazi capituló sin condiciones. Hitler se había suicidado el 30 de abril de 1945. Europa se enfrentaba a los despojos y al horror que dejó la II Guerra Mundial, en la que murieron casi 50 millones de personas en Europa.