Francisco, que despertó tantas esperanzas, desconcierta hablando de “sicarios” cuando se refiere a los médicos que atienden a mujeres que abortan. Hoy, lo que se espera del Papa son otras cosas, dice Christoph Strack.
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"¿Quién soy yo para juzgarlos?", dijo Francisco en 2013, refiriéndose a la comunidad LGTBI. Lo dijo espontáneamente, sin guión. Todos lo aclamamos. ¡Un Papa que no condena! Que conmueve a la Iglesia. Tal vez. Un poquito. Un Papa que reflexiona. Que desarma su lenguaje.
Cinco años más tarde, el mismo Papa se refiere al aborto diciendo que es "como contratar a un asesino a sueldo para resolver un problema”. Espontáneamente. Aunque con libreto, se sale de él para decir lo que dijo durante la audiencia general en la Plaza de San Pedro. Quienes lo escuchaban y no entendían italiano solo comprendieron después de ver que muy pocas personas aplaudieron su habitual discurso de los miércoles. ¿Un Papa que no puede hacer otra cosa?
La iglesia no condena a la gente
"La Iglesia ama al pecador, no el pecado”. Pero es difícil sentir comprensión por una Iglesia cuyo máximo representante, el Papa, acusa a las mujeres de contratar presuntos asesinos. El aborto divide a muchas sociedades, incluida a la alemania. Sé que los hombres no deberían entrometerse. Por ello, me impresionó que tras la reunificación de Alemania fueran las parlamentarias mujeres, educadas en dos sistemas antagónicos, las que se unieran para sacar adelante las nuevas leyes del aborto, por encima de ideologías y confesiones.
Para muchos cristianos, cada aborto es uno demasiado. Una vida se acaba antes de nacer. Pero, a pesar de todo el poder de la ley, la vida no se protege en contra de la voluntad de la madre, sino con la madre. Es por eso que cada ayuda, cada oferta de consulta, cada apoyo financiero lo considero correcto. Y al mismo tiempo me sorprende la cantidad de abortos en esta rica Alemania.
Ahora, el Papa culpa a las mujeres que supuestamente contratan a un "asesino”. Esta Iglesia perdió su voz en cuestiones éticas sexuales desde la década de 1960, por muchas razones. La Iglesia asumió posturas demasiado rígidas en contra del control de la natalidad y en la condena de la homosexualidad. Y luego viene este Papa y dice: "¿Quién soy yo para juzgarlos?"
El otro Papa
Francisco se convirtió en "otro” papa. El cineasta Wim Wenders lo celebra en su gran película "Papa Francisco: un hombre de palabra". Palabras que revelan una maravillosa grandeza humana. Y ahora dice: "asesino a sueldo". ¿Es este hombre "de palabra” aún dueño de su propio lenguaje? Francisco, el gran pastor, ha cambiado en estos tiempos, justo cuando se hace evidente que la Iglesia está en la última etapa de una época. Él cambió el papado, pero el papado se venga.
El Papa habla de "sicarios” en medio de la crisis de los escándalos de abusos sexuales. En este momento, la atención debe estar puesta en las víctimas. Muchos católicos sufren en silencio con ellas. Víctimas que esperan verdad, justicia, cambios que ayuden a prevenir tales delitos en el futuro. Y esperan. Y esperan. Esperan la recuperación de la credibilidad del liderazgo de su Iglesia.
Están furiosos porque muchos sacerdotes y obispos fueron los victimarios. Muchos piden arrepentimiento. Por admirable que me parezca este papa. Francisco: ¡Calla por lo menos hasta que se esclarezcan los crímenes cometidos por presbíteros contra menores de edad! Mejor vuelve a decir: "¿Quién soy yo para juzgarlos?” Eso sería bálsamo en estos tiempos de odio, populismos, gustos y aversiones.
Christoph Strack (jov/er)
Cinco años de papado de Francisco (2018)
Desde que asumió en 2013, Jorge Mario Bergoglio ha tratado de presentar una nueva imagen de la Iglesia católica dando un ejemplo de humildad. Algunos apoyan sus esfuerzos, mientras otros lo consideran mera pose.
Imagen: picture-alliance/dpa/A. Lingria
'¡Buona sera!'
El 13 de marzo de 2013, Jorge Mario Bergoglio saludó a la multitud reunida en la Plaza de San Pedro, en el corazón de Roma, con un sencillo "buenas tardes", poco después de que el cónclave lo eligiera como nuevo papa. De esta forma, dio una señal y comenzó su mandato con el tono más cercano que ha marcado su liderazgo de la Iglesia católica.
Imagen: Reuters
Comité reformista
El nuevo pontífice de inmediato abordó temas que la Iglesia había estado discutiendo desde antes de su elección. Por ejemplo, estableció un comité de nueve personas para reformar la organización y dirección de la Iglesia. El principio guía: la Iglesia Católica Romana no es un fin en sí misma, sino que debe divulgar las enseñanzas de la Biblia y acercar el Vaticano a los fieles.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/L'Osservatore Romano
Apoyo a los débiles
Las muertes de migrantes que cruzan desde África a Europa son una "espina en el corazón", dijo Francisco en su primer viaje a Lampedusa. Al momento de su visita, en el verano de 2013, miles de inmigrantes estaban en esa isla italiana esperando recibir los permisos legales para seguir su travesía hacia el continente europeo.
Imagen: AFP/Getty Images
Símbolo de humildad
En perfecta concordancia con su mensaje de la "iglesia pobre", la imagen del papa Francisco con el treinteañero Renault 4, que recibió de regalo de un pastor en Verona, dio la vuelta al mundo. El pontífice supuestamente quería manejar él mismo el automóvil, pero no le fue permitido por razones de seguridad. El símbolo de la modestia ha perdurado.
Imagen: Reuters
Francisco, la celebridad
El estilo de Francisco rápidamente lo convirtió en un ícono para los católicos más progresistas. Incluso los no cristianos han aplaudido al papa y se frotaron los ojos con asombro ante el fuerte contraste con su antecesor, el conservador y poco carismático Benedicto XVI. Tras 10 meses en el cargo, Francisco se convirtió en el primer papa en aparecer en la portada de la revista "Rolling Stone".
Imagen: picture alliance/dpa/ROLLING STONE
Polémico constructor de puentes
Francisco se toma muy en serio su trabajo como pontífice. Ha hecho de mediador en conflictos en África Central y Colombia, y también ayudó a distender las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Con la mirada puesta en la frontera de México con EE.UU., llamó al presidente Donald Trump a construir puentes en vez de muros.
Imagen: picture-alliance/dpa/Agentur Andina/J. C. Guzmán
Unidad religiosa
Francisco también ha tratado de construir lazos con distintas confesiones y religiones. Oró en el Muro de los Lamentos en Jerusalén y se reunió con el gran muftí Mohammad Hussein. En Egipto, visitó al jefe de la iglesia copta, Tawadros II, y al gran imán Ahmed al-Tayeb. En Myanmar, habló con monjes budistas y en La Habana se reunió con el líder de la Iglesia Ortodoxa Rusa, Kyrill I (en la foto).
Imagen: Getty Images/AFP/A. Roque
Cercano al pueblo
Francisco casó espontáneamente a una pareja durante un viaje dentro de Chile, en enero de 2018. Los dos miembros de la tripulación estaban viajando con el papa entre la capital, Santiago, y la ciudad de Iquique, en el norte del país. Durante el trayecto, le contaron de sus planes de casarse por la iglesia, ocasión que Francisco aprovechó para unirlos en matrimonio.
Imagen: Reuters/Osservatore Romano
Escándalos de abuso sexual
Francisco tropezó en Chile. Allí, la Iglesia ha vivido tiempos difíciles, especialmente desde que se conocieron numerosos casos de abusos a menores. El obispo Juan Barros (a la derecha en la foto) supuestamente estaba al tanto de estos abusos, pero guardó silencio. Francisco negó las acusaciones contra el obispo y las calificó de "injurias". Luego debió disculparse, pero no ha removido a Barros.
Imagen: Getty Images/C. Reyes
Críticas internas
El curso reformista de Francisco ha sido demasiado extremo para algunos. Esta imagen en Roma acusa al papa de no mostrar misericordia dentro de la misma Iglesia. Algunos católicos piensan que su giro es demasiado secular, su humildad demasiado audaz y su despliegue, demasiado mediático. La esencia de la religiosidad -la espiritualidad-, podría perderse del todo, temen algunos.