Dame que te doy
27 de julio de 2006Faurecia es un fabricante francés de asientos, tableros y sistemas acústicos para automóviles. Durante mucho tiempo, las ventas de la empresa marcharon sobre ruedas. No puede sorprender. La fiscalía acusa a la empresa francesa de "comprar" encargos con jugosas sumas que entregaba a los encargados de adquisiciones de los grandes consorcios del automóvil. Entre otros, Volkswagen.
No hace un año todavía que otro escándalo de corrupción sacudió a Volkswagen: sobornos y excursiones a burdeles para sindicalistas a costa de la empresa les costaron sus puestos de trabajo a, entre otros altos empleados, Peter Harz, el director de Asuntos Laborales y Klaus Volkert, presidente del Consejo del Personal.
Ahora, Volkswagen, o mejor dicho, algunos empleados del consorcio, parecen estar implicados también en el caso Faurecia: de varios encargados de compras del consorcio VW y su filial Audi se sospecha que han aceptado sobornos de los franceses.
Sumas de seis dígitos
Y el escándalo no para allí. En el ínterin, también BMW, donde se investiga otro caso de corrupción desde hace un año, parece estar implicado en el tejemaneje con Faurecia. En el selecto círculo de sospechosos, además de Faurecia, se cuentan también los proveedores alemanes de autopartes M&H y Grammer und Dräxlmeier y el consorcio norteamericano Lear Corporation.
Según informó la Fiscalía de Múnich, en los últimos años fluyeron entre los implicados en las maniobras sumas "de seis dígitos".
En el caso de Faurecia, la Fiscalía lleva adelante investigaciones desde hace un año y el número de sospechosos llega ya a veinte. A Faurecia se la acusa de haber pagado, a más tardar a partir de 1998, sumas de entre 600.000 y 800.000 euros por año a encargados de adquisiciones de consorcios automovilísticos alemanes.
Dinero en efectivo
Parte de los sobornos fueron entregados aparentemente en efectivo, lo que alimenta la sospecha de que también altos directivos de la empresa sabían de los chanchullos, ya que normalmente el personal de distribución no gasta dinero en efectivo, sino que liquida gastos relacionados con ventas a través de tarjetas de créditos.
En el ínterin, el caso ha puesto en tela de juicio a todo el sector de proveedores de autopartes. "La concesión de encargos de los consorcios es una batalla campal", dice un gerente de un proveedor alemán. "Se negocia hasta por el último centavo y al final hasta se exige un plazo de pago de varios meses", agrega.
En Alemania, los proveedores de autopartes, todas empresas medianas, dependen a menudo de los grandes consorcios VW, Mercedes Benz y BMW. Si no reciben encargos, los amenaza la bancarrota. Pero también grandes proveedores, como Faurecia, están a merced de los precios que les dicten los consorcios o se hallan estrechamente ligados a éstos.
Entrega continua
Faurecia, por ejemplo, construyó junto a la nueva fábrica de BMW en Leipzig talleres para la construcción de asientos, cabinas y tableros para la serie 3 de BMW "just in time", es decir, que va entregando al ritmo que se van necesitando las partes en la fábrica contigua.
Los peores a la hora de bajar los precios están considerados los consorcios norteamericanos General Motors y Ford. En EEUU se ha registrado recientemente una ola de bancarrotas de proveedores de autopartes.
Según la asesoría de empresas Alix Partners, un cuarto de todos los proveedores de autopartes del mundo tiene problemas financieros agudos. En Europa, el 13 por ciento de los proveedores están considerados en peligro y en EEUU, incluso el 38 por ciento.
Un empleo para la novia
La presión a la baja de los precios es por lo tanto enorme, so pena de ir a la quiebra. Pero el descenso de precios pone en peligro la liquidez y el equilibrio financiero de los proveedores: un círculo vicioso. La tentación de recurrir al soborno para atraer encargos es, por lo tanto, enorme. Y algunos de los encargados de compras en los consorcios parecen no hacerle asco a las ofertas.
Fuerte es la acusación contra un empleado de Audi, que se halla actualmente en prisión preventiva. La Fiscalía lo acusa de haber aceptado sobornos por 160.000 euros. Además, el empleado exigió que se le diera empleo a su novia, de 32 años, en una filial de un proveedor de autopartes en Suiza. La Fiscalía pone énfasis además en constatar que "el sueldo de 3400 euros por mes no se corresponde con la escasa cualificación de la mujer".