De Middleton a Furtado: el precio de ser mujer en internet
12 de septiembre de 2025
La princesa Kate Middleton estrenó un nuevo tono rubio y las redes no tardaron en arder: desde acusaciones de "llevar peluca” hasta burlas sobre "rubio callejero" y especulaciones sobre canas. El hecho de que haya superado un cáncer hace apenas un año quedó relegado en medio de los comentarios.
Lo mismo le ocurrió a Annalena Baerbock. La exministra alemana de Exteriores, recién nombrada presidenta de la Asamblea General de la ONU, fue grabada en un video corto en Nueva York pidiendo un taxi en jeans, chaqueta y tacones. De inmediato, la tildaron de "copia de Carrie Bradshaw" –la protagonista de Sex and the City– o de "influencer light".
Y la cantante Nelly Furtado tampoco escapa: tras subir de peso, apareció en un vestido ajustado sobre el escenario, orgullosa de sí misma. Pero en los comentarios sobre sus conciertos no se hablaba de música, sino de su cuerpo.
Tres ejemplos que muestran una misma realidad: en política, en el pop o en la realeza, las mujeres siguen siendo juzgadas –sin piedad– por su aspecto.
"Se llama sexismo"
"Se llama sexismo", afirma sin rodeos Margreth Lünenborg, profesora de Comunicación en la Universidad Libre de Berlín, en entrevista con DW. "Las mujeres sufren en redes sociales muchas más agresiones, burlas centradas en el cuerpo y humillaciones que los hombres".
Para la investigadora Maya Götz, directora del Instituto Internacional de Televisión Infantil y Educativa, el problema empieza muy temprano: "No importa el cargo o el rol, a las mujeres se las juzga primero por su apariencia. Las niñas aprenden esto ya en el jardín de infancia, cuando se las felicita por un vestido, mientras a los niños no se les hacen comentarios sobre la ropa".
Esta cuestión responde a estructuras de poder, advierte Götz: "Genera graves problemas en niñas y mujeres jóvenes, y abre la puerta para que otros ejerzan control sobre ellas".
Medios y algoritmos como amplificadores
Los medios y las plataformas digitales refuerzan esa dinámica. "Los algoritmos priorizan ciertos cuerpos y relegan otros. Los medios intensifican lo que se considera atractivo y etiquetan lo diferente como raro o feo, para que la 'belleza' resalte aún más en contraste", explica Lünenborg.
La periodista cultural Rabea Weihser agrega que no es un fenómeno nuevo: "Durante siglos las mujeres han sido valoradas por su físico. En la Ilustración se definía a la mujer como criatura de la naturaleza y al hombre como ser del espíritu. Esos clichés siguen vivos".
La eterna juventud como mandato
La atracción sigue estando definida, en parte, de manera arcaica, explica Weihser, quien en su libro Wie wir so schön wurden (Cómo nos volvimos tan bellos) aborda la belleza desde la historia cultural, las ciencias naturales y los medios: "En el caso de las mujeres, es crucial que den una impresión joven y fértil, sin importar si aún están en edad fértil o ya pasaron los 45. Es una gran paradoja que se espere de las mujeres que hasta el fin de su vida parezcan de 25 años".
Para cumplir con ello, muchas mujeres, sean famosas o no, realizan un enorme trabajo de "belleza". Invierten dinero y tiempo en producir una apariencia socialmente aceptada. Y se miden con modelos influyentes que existen en todo el mundo: grupos o individuos cuya vida parece deseable.
"En épocas anteriores era sobre todo la nobleza", dice Weihser. "Hoy son figuras como Kim Kardashian, que con su autoimagen marca tendencias de forma regular y además comercializa los productos correspondientes, sugiriendo: 'si compras todo esto, serás tan bella como yo y tendrás la posibilidad de una vida igual de exitosa'. Pero la belleza es muchas veces una promesa falsa de felicidad", advierte Weihser.
Contra la corriente: Nelly Furtado
Frente a ese mandato de perfección, Nelly Furtado envía otra señal. A pesar de las burlas por su aspecto físico, se planta en el escenario con vestidos ajustados y orgullo.
"Esa actitud es sana y necesaria", subraya Weihser. "Necesitamos figuras que representen glamour y al mismo tiempo muestren que son personas reales. Esa impresión se pierde a veces entre tantos cuerpos artificialmente retocados".
Para Maya Götz, esa representación es crucial: "Las jóvenes creen que el problema son ellas mismas. Por eso necesitan modelos que digan con claridad: el problema no eres tú, sino quienes te atacan".
En redes sociales, influencers como Tara-Louise Wittwer (@wastarasagt) o Louisa Dellert responden cada día con ironía y firmeza a los comentarios tóxicos, dando ánimo a miles de niñas y mujeres.
Sea por un cambio de look, unos tacones en Manhattan o un cuerpo que cambia: cuando se trata de mujeres, todo se convierte en debate. La investigación es clara: no hablamos de simples chismes, sino de estructuras de poder y de imágenes que marcan la vida de niñas y mujeres en todo el mundo.
(md/dzc)